Todos para uno y uno para todos

Vistalegre se anunciaba como la crónica de una muerte en un duelo en el que sólo podía quedar uno. Pero la votación y la grada actuaron como bálsamo que aquietó las aguas turbulentas y evitó que el drama se convirtiera en tragedia con un muerto en la arena. Parecía que, ganara quien ganara, iban a salir perdiendo todos, pero la plaza salvó a Podemos de darse una estocada, pidió para Iglesias la vuelta al ruedo e indultó a Errejón después de meterle un leve rejonazo.

Ganó el tendido, que cortó las dos orejas y el rabo de los toreros, a los que quiere de líderes pero con menos testosterona y menos macho alfa. En Podemos hay una extraña mezcla de culto al liderazgo y asamblearismo. Si una cosa estaba clara en el graderío de Vistalegre es que, hoy por hoy, la militancia no se imagina el partido sin Pablo Iglesias, así que el resultado es el que más conviene a la continuidad del proyecto. Una derrota del secretario general hubiera dejado al personal con una sensación de orfandad y ruptura que no habría Errejón que la suture.

La prensa mayoritaria, que se ha hecho errejonista a fuer de antipablista, se hace cruces por lo que llaman “victoria del radicalismo frente a la moderación”, pero lo cierto es que el triunfo holgado, que no aplastante, del secretario general ha calmado el río revuelto porque da la tranquilidad suficiente a Iglesias para ser magnánimo y a Errejón una cura de humildad sin humillarle.

Ahora Pablo Iglesias tiene todo el power, como decía la canción de Molotov que sonaba en los altavoces de Vistalegre. Hace falta que sea generoso, cumpla con la promesa de “humildad y unidad” con la que cerró el congreso y evite las purgas a los disidentes que anuncia la prensa visionaria, transformada en horóscopo podemita. El resultado de la votación es inclusivo, no excluyente. Es una llamada a los tres mosqueteros: todos para uno y uno para todos.

Perdón por ponerme católico, después de taurino, aunque no soy ninguna de las dos cosas, pero Podemos tiene que ser uno y trino para llegar a esa mayoría social que persigue. Tiene que tener la radicalidad de Iglesias, la transversalidad de Errejón y la base de Anticapitalistas. Si se atrinchera en la unidad de la izquierda y se convierte en una nueva Izquierda Unida o si trata de ser un nuevo PSOE para no asustar a sus mayores, se quedará a mitad de camino de todo y no conseguirá casi nada.

Por ahora sigue ganando el marianismo que, con ayuda de las peleas de la izquierda, ha conseguido que ya no se hable de los banqueros sino de los tuiteros y los titiriteros. Rajoy sigue moviendo los hilos y hace congresos que parecen un baile de marionetas. Podemos no tiene que tener miedo a que le teman los que mueven los hilos y debe convencer a los escépticos de que pueden moverse sin ellos, de que los hilos no sostienen sino que atan. No es tarea fácil.

MARTES A LAS 10H, EN WWW.CARNECRUDA.ES, PABLO IGLESIAS, URBÁN, MONEDERO, RITA MAESTRE Y MÁS PROTAGONISTAS DE VISTALEGRE 2.WWW.CARNECRUDA.ES

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