A los europeos

Me resulta difícil entender lo que ha ocurrido en Grecia, pero la única conclusión a la que llego es que eso que pomposamente llaman “el proyecto europeo” es algo peligroso, antidemocrático, que avasalla a los débiles y protege los intereses de los poderosos, que es capaz de humillar a un país y de someterlo por la fuerza. En otras palabras: la Unión Europea es el enemigo.

Surgió de la necesidad del capitalismo europeo de crear un mercado único y no tiene otra finalidad que la defensa de los intereses de los poderosos. El poder real siempre ha estado en manos de quienes tienen los recursos productivos, pero hasta hace poco el poder políltico pertenecía a instituciones democráticas, elegidas por sufragio directo y libre. La Unión Europea trabaja para crear nuevas instituciones no democráticas, con el resultado que a la vista está: cada vez se pone más poder político en manos de personas que no han sido elegidas.

¿Qué es el Eurogrupo? La web de nuestro ministerio admite no es más que una “reunión informal de los Ministros de Finanzas de los países que forman parte del Euro”. ¿Una reunión informal de ministros, es decir, de tipos designados y no elegidos es la que toma decisiones? Formidable. Más sorpresas: si se reunen para discutir sobre Grecia, los muy informales ministros reunidos pueden expulsar al ministro griego y también convocar otra reuníón sin permitirle asistir. ¿Es esto legal? Parece que sí porque, total, no es más que una “reunión informal”. Como es natural, Varufakis se preguntaba en su blog: ¿Pueden coexistir la unión monetaria y la democracia?

Creo que lo que ha sucedido (y sigue sucediendo) responde a la pregunta de Varufakis.

¿Quién vota a los miembros del Eurogrupo? ¿Quién vota al FMI? ¿Quién vota al Consejo o a la Comisión europeas? Nadie, por supuesto. Poder político en manos de personas no elegidas democráticamente, de eso se trata.

El poder económico es, como se decía antes, un “poder fáctico”. Para contrapesarlo, para oponerse a él, para luchar por la igualdad, es necesario crear instituciones políticas democráticas. En Europa en cambio se está haciendo todo lo contrario: cada vez hay menos democracia y más poder en manos de instituciones (o grupos informales) a quienes nadie ha votado. Como es obvio, todo el entramado institucional de la UE no está al servicio de los europeos, sino de quienes tienen el poder real. En lugar de limitarlo o imponer medidas igualitarias, las instituciones formales e informales europeas lo que hacen es darle voz política al capital y aumentar su impunidad, su rapacidad, su soberbia y su desvergüenza. Así aumenta nuestra sumisión, la pérdida de soberanía y la desigualdad.

¿Cómo no aplaudir cuando Tsipras acusó al FMI de tener una “responsabilidad criminal”? Creo que no es el único, creo que la Unión Europea, el Eurogrupo, los ministros de Economía y Finanzas, son cómplices con la misma responsabilidad criminal.

Mi pregunta a los europeos es sencilla: ¿no nos da vergüenza seguir en la UE y ser cómplices? ¿Podemos intentar ser ciudadanos europeos y no súbditos de las instituciones del capital europeo?

En los bares a los que voy se apoya a Tsipras, al que llaman El Chiripas; y se considera una pandilla de salteadores de caminos al Eurogrupo.

Por mi parte, le deseo al Chiripas mucha chiripa. La va a necesitar. Y deseo que los partidos democráticos europeos al menos discutan en serio el déficit de democracia de la UE, su cerrada defensa de los intereses de especuladores, bancos y poderosos en general, su desprecio a los europeos de a pie y la necesidad de, o bien abandonar la Unión Europea, o bien darle la vuelta de arriba a abajo a esas instituciones al servicio del poder y sin mandato democrático.

De lo contrario, nos rendiremos al gran enemigo de Europa: la Unión Europea.