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Colau sale a la calle como futura alcaldesa en un homenaje al 15-M

Colau, al fondo, en su primer acto ante la ciutadania tras el 24-M / JORDI MOLINA

Jordi Molina

La última vez que un alcalde había visitado el barrio del Poble-sec de Barcelona sufrió un escrache. Era el mes de marzo y Xavier Trias se fugaba en coche oficial, tras inaugurar el nuevo Paralelo a escondidas, un proyecto que, a juicio de algunos sectores del barrio, no respondía a las necesidades básicas del vecindario. Ayer, tres meses después, cerca de 300 personas recibieron la virtual alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y su equipo, entre aplausos en la plaza de las Navas de este popular barrio de la ciudad.

El acto de ayer fue una declaración de intenciones en el fondo, pero sobre todo en la forma. Una inmensa asamblea ciudadana rodeaba el equipo electo y asentía o rechazaba las propuestas con el lenguaje que internacionalizó el 15-M: manos al aire y en movimiento. “Me siento con la fortaleza de siempre, pero además ahora tengo la autoridad para exigir responsabilidades”, decía Colau. La líder de Barcelona en Comú compartió el protagonismo de su primer acto ante la ciudadanía tras el 24-M con los asistentes, que tomaron la palabra de forma activa, repitiendo el esquema asambleario que hace unos años tomó las plazas. “Nos decían que nos presentásemos a las elecciones, pues aquí nos tienen”.

“Se trata de que la gente se implique, que la gente reflexione, tome la palabra y nos exija que damos respuesta a sus necesidades”, decía al final de la asamblea uno de los miembros del equipo de Colau. “La política ha tratado de ignorantes demasiadas veces a la gente y ahora hay que devolverles la palabra”, le replicaba una voluntaria. Antes y durante la asamblea, un aviso para navegantes de parte de uno de los activistas del Ateneu La Base, uno de los núcleos más beligerantes con el anterior consistorio: “no nos gustaría tener que repetir el escrache contigo, Ada, escúchanos, no nos deis la espalda como hizo el gobierno de Trias”.

Cuestiones como los desahucios, los CIEs de la Zona Franca, la precariedad laboral, los Servicios Sociales o la creciente gentrificación en el barrio que acogía el acto, fueron algunos de los temas que los vecinos pusieron sobre la mesa. “Queremos saber qué pasará con la saturación de bares de la calle Blai, con la turistificación del Paralelo y si podremos o no salvar el teatro Arnau”, pedían algunos vecinos de la zona, marcando la agenda de los temas más calientes que deberá resolver el próximo concejal de Sants-Montjuïc, cuyo nombre aún es incierto.

Gala Pin, que previsiblemente será la concejala de Ciutat Vella, asumió el reto de responder. “Recuperaremos Arnau no sólo como teatro sino también como símbolo del Paralelo más popular”. Pin se comprometió a evitar “la política de despacho” y a seguir el ejemplo de iniciativas como Fem plaça, para dotar de contenido las placitas que la reforma del Paralelo ha dejado para el uso público, siempre que la proliferación desenfrenada de terrazas en la zona lo permita.

Agradecimiento a PSC y ERC para dar la espalda a Trias

Agradecimiento a PSC y ERC para dar la espalda a TriasColau aprovechó el acto para hacer algunas pinceladas en clave estrictamente política. Primero envió un mensaje a PSC, ERC y la CUP, con quien está negociando su investidura, y les advirtió que sería “imperdonable” que se pusieran “por delante los intereses partidistas” dejando de lado los de ciudad. Sobre todo, “teniendo en cuenta que hay coincidencias claras en los programas” de los partidos. En un tono más conciliador dio las gracias a republicanos y socialistas por haber dado la espalda a la posibilidad de que CiU mantuviera a Trias en la alcaldía.

En la cuestión nacional, insistió en que estará “al lado” del proceso soberanista. En respuesta a Alfred Bosch, que le había puesto días antes como condición que se sumara a la hoja de ruta, reiteró su compromiso con el derecho a decidir “y a iniciar un proceso constituyente para decidir todo”, pero fuera del guión sellado con CiU, un partido “plagado de corrupción” y que “no será nunca” su aliado.

Al final del acto, como al inicio, se volvieron a corear gritos “de alcaldesa alcaldesa” y muchas personas se dirigieron hacia el equipo electo y, en especial, a Colau, para seguir haciendo sus propuestas y peticiones. Colau emplazó a los asistentes a ir a la plaza de Sant Jaume el próximo 13 de junio para celebrar su investidura.

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