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Ada Colau aprueba unas cuentas de 2018 que aumentan el gasto en transporte público y la inversión en barrios

Ada Colau cierra las cuentas de 2017 con una reducción drástica del superávit

Pau Rodríguez

Barcelona tiene desde este sábado sus ansiados presupuestos para 2018. Se han aprobado automáticamente después de que venciera el plazo de la cuestión de confianza, a la que se sometió la alcaldesa Ada Colau, por segundo año seguido, tras no alcanzar una mayoría suficiente en el pleno para sacar adelante las cuentas.

“El transatlántico se ha movido hacia la inversión social”, ha manifestado el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, satisfecho al constatar que el Ayuntamiento dispone ya de unos presupuestos que alcanzan los 2.210,4 millones de euros en gasto corriente, 62 millones más que el año anterior, lo que supone una subida del 2,7%. Si se compara con el año en que llegó Colau, el aumento es de 269 millones.

Desde entonces hasta 2018, el gasto en servicios sociales y promoción social ha aumentado un 27%, algo de lo que presumen en Barcelona en Comú. Sin embargo, el incremento se dio sobre todo al inicio de la legislatura. Respecto a 2017, esta partida sube un 4,3%, mientras que otras, como educación, medio ambiente o cultura, quedan prácticamente congeladas en comparación con el año pasado.

La partida más beneficiada en 2018 será la del transporte público, que aumenta un 14% sobre la de las cuentas anteriores hasta los 174,7 millones. La idea de Colau es mejorar la red pública, sobre todo la de los autobuses en los barrios más alejados del centro, aunque el principal foco esté ahora sobre la conexión del tranvía por la Diagonal y el primer aumento de tarifas en tres años.

Los presupuestos permitirán también abrir el grifo del Plan de Barrios, medida “estrella” según Pisarello, que empieza en 2018 su fase de inversión después de pasar por el diagnóstico. Así, destinarán 50 millones sobre todo a los distritos más desfavorecidos, como Besòs o Ciutat Vella. El plan consiste en una serie de pequeñas inversiones sociales y urbanísticas que pueden ir desde subvenciones a entidades educativas o culturales hasta obras de accesibilidad en la vía pública.

El horizonte electoral, cada vez más cerca

La forma con la que Colau ha conseguido sus presupuestos evidencian la situación actual de su Gobierno. Tuvo que recurrir a la cuestión de confianza porque está lejos de una mayoría estable en el pleno (aunque para las cuentas logró la abstención de ERC y PDeCAT), pero a su vez la oposición es incapaz de conformar una alternativa. Los partidos contaron con 30 días para hacerlo tras la activación de la cuestión de confianza, pero ni siquiera se lo llegaron a plantear, como el año pasado.

Dicho de otro modo, el horizonte electoral que apremia a Colau a aprobar unos presupuestos que le permiten ampliar el gasto en un año clave es el mismo que lleva a los demás grupos a marcar perfil propio en todas las negociaciones.

Pisarello ha sido especialmente duro con los socialistas, hasta hace unos meses sus socios de Gobierno, de quienes esperaban conseguir una decisiva abstención en los presupuestos pero que acabaron votando en contra. “Lamentablemente el PSC a última hora no quiso sumarse por cálculos electorales que no compartimos”, ha lanzado el teniente de alcalde.

También ha remarcado Pisarello que se mantendrán las contrapartidas acordadas con PDeCAT y ERC para lograr su abstención. Con los primeros pactaron un fondo de 1,5 millones para rebajar la tarifación social en las guarderías, mientras que con los segundos, un servicio funerario público al margen de los tanatorios. “Vamos a cumplir con estos compromisos”, ha certificado el teniente de alcalde.

Colau reduce el superávit a 1,3 millones

Además de felicitarse por las nuevas cuentas, Pisarello también ha querido recalcar que Barcelona cierra 2017 con un buen balance financiero. La liquidación de los presupuestos del año pasado dejan un superávit de 1,3 millones de euros (el año pasado fueron 98 millones), el pago a proveedores por debajo de los 30 días y una deuda de 835 millones. Esta última corresponde al 32% de los ingresos, un porcentaje sensiblemente inferior al de muchas grandes ciudades.

Con ello, Pisarello ha querido lanzar un mensaje claro al PP y al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, a los que acusa de querer “ahogar al municipalismo” por haber ordenado ajustes como el del Ayuntamiento de Madrid a cuenta de la regla de gasto. “Le hemos demostrado que somos los que mejor gestionamos, reduciendo el endeudamiento y aumentando el gasto social”, ha afirmado, para luego insistir que Montoro querría “en un cajón” el dinero que destinan a políticas sociales.

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