Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

La Fundación Catalunya Europa (FCE) es una fundación privada sin ánimo de lucro que tiene como objetivo hacer presente Catalunya en Europa y Europa en Cataluña a través del debate y la generación de conocimiento en economía, gobernanza, democracia, sociedad y cultura.

Llegir Catalunya Europa en català aquí.

Plan Juncker: entre la esperanza y el realismo

Ernest Maragall y Jordi Angusto - Eurodiputado/Economista. Ambos son miembros de la junta directiva de Moviment d’Esquerres

0

Este artículo ha sido publicado en el blog Agenda Europea, de la Fundació Catalunya Europa.Agenda Europea

El Plan de Juncker, técnicamente denominado “Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas”, tiene el gran mérito de haber cambiado el debate de los recortes por el de las inversiones. Y esto en sí mismo no es poca cosa. A parte de los hechos y las finalidades para desencadenarlos, la economía se mueve en función de expectativas. Y cambiarlas en sentido positivo era el objetivo primero, sino el único, que perseguía Juncker.

Ver en los diarios las listas de proyectos que uno y otro país ponen sobre la mesa; escuchar las discusiones sobre si son o no pertinentes y en qué medida; tener al Parlamento ocupado en la definición de criterios; e incluso oír las críticas por la falta de dotación pública y la ingeniería financiera que implica el apalancamiento privado esperado, son todas ellas cosas que, presumiblemente, contribuyen a este cambio de clima y de expectativas.

También es cierto que su plan lleva implícito el reconocer que la doctrina de la austeridad nos ha conducido hasta un callejón sin salida y que los tímidos avances de los indicadores en España e Irlanda se han alcanzado con un coste social enorme e injustificado.

Ha quedado claro, en cualquier caso, que no hay suficiente con recortar los gastos para superar la crisis y generar ocupación, más bien lo contrario. Un reconocimiento que obviamente no hacen público ni mucho menos delante de Tsiripas, a quién no obstante le han aceptado partir entre tres las exigencias de superávit primario –esto es, antes de pagar intereses–, igual que han aceptado dar más tiempo a Francia e Italia para cumplir con los objetivos de déficit, y como también han tenido que aceptar que Draghi practique una expansión monetaria colosal y nada convencional.

Nunca nadie pedirá perdón por los errores que han hecho pagar a terceros, pero en cualquier caso ahora las políticas económicas han dado un vuelco hasta el punto de hacer temer que, de no ponerse en marcha la economía, se infle una nueva burbuja. Sea como sea, conceptos como el crecimiento sostenible y la lucha contra el cambio climático parecen pasados de moda ante el mantra del “growth and jobs” que precede hoy a cualquier comunicado e iniciativa legislativa comunitaria.

Incluso la política de cohesión europea ha pasado a priorizar el crecimiento y la ocupación en detrimento del objetivo de reducción de las disparidades regionales, que ahora se ha convertido en un objetivo más, no el único ni el primero. Por no hablar del comisario de Clima y Energía, el inefable Cañete, prestado a empujar a Europa en la carrera por el fracking con la excusa, añadida a la de la competitividad, de la necesidad de reducir la dependencia energética de Rusia.

Que Europa hace tiempo que ha perdido los valores para anteponer los intereses no es nuevo; que satisfacer éstos a costa de aquellos suponga caminar en pro de una “mejor” Europa todavía está por ver. También cabrá ver que una política monetaria expansiva sin una fiscal complementaria llegue a funcionar y que un plan de inversiones pensado para proyectos públicos pero con financiación privada no pueda llegar a agravar la situación si al final no impulsa sino una retahíla de proyectos “Castor”, un proyecto precisamente financiado con project bonds del Banco Europeo de Inversiones (BEI) muy similares a los que utilizará el plan Juncker.

Por este motivo es importante bajar a los detalles, porque una vez más el péndulo no se nos lleve y pasemos de la recesión a la burbuja sin resolver los verdaderos retos europeos actuales: las desigualdades sociales, las disparidades regionales, el paro y la pobreza, la falta de oportunidades para los jóvenes, la contaminación y, con ella, la aceleración de un cambio climático que amenaza a toda la humanidad.

Bajar a los detalles y examinarlos en el Parlamento Europeo, la verdadera cámara de representación ciudadana, dónde la propuesta de la Comisión ha de superar las exigencias parlamentarias por lo que respecta a la procedencia de los fondos públicos, los criterios de selección de proyectos y la gobernanza y el rendimiento de cuentas de la ejecución del Plan.

En relación a la procedencia de los fondos, que provendrán mayoritariamente del programa Connecting Europe y del programa de R+D Horizon 2020, la cuestión es si su impacto en el plan de Juncker será mayor de lo que lo sería sin la dificultad de encontrar otro origen –quizás más inofensivo– que no tuviera lobbies detrás que se puedan poner en pie de guerra, como ya han hecho los de R+D.

En cuanto a los criterios de selección, la cuestión es cómo evitar los malos proyectos, tipo “Castor” y representativos de un modelo productivo no sostenible, por un lado, y, por el otro, cómo fomentar buenos proyectos, aquellos que verdaderamente pueden dar respuesta a los retos comentados anteriormente.

Por lo que refiere a la gobernanza, cómo hacer que el traspaso de fondos no sea una especie de cheque en blanco para el BEI y la Comisión, cómo garantizar que el Parlamento tendrá una capacidad de control si más no similar a la que ahora tiene sobre el presupuesto comunitario.

Más allá de las expectativas, el éxito del Plan dependerá de estos detalles. En Europa y también en Catalunya, dónde el gobierno ha de decidir se implica en el Plan como socio inversor público a través del Instituto Catalán de Finanzas (ICF). Como también deberá escoger qué tipo de proyectos presenta y si éstos ayudarán al tantas veces mencionado cambio de modelo productivo y social, o si, por contra, perseguirán el simple mantenimiento del actual o incluso aumento de la oligopolitización imperante.

Sobre este blog

La Fundación Catalunya Europa (FCE) es una fundación privada sin ánimo de lucro que tiene como objetivo hacer presente Catalunya en Europa y Europa en Cataluña a través del debate y la generación de conocimiento en economía, gobernanza, democracia, sociedad y cultura.

Llegir Catalunya Europa en català aquí.

Etiquetas
stats