De seguir así, la Gran Vía de les Corts Catalanes tendrá que cambiar de nombre y llamarse Gran Vía de los Hoteles Catalanes, al menos en el tramo que va desde el Paseo de Gracia hasta la Plaza Tetuán. En pocos años, y gracias a la manga ancha del Ayuntamiento de Barcelona a la hora de conceder permisos para atraer todavía más turismo a una ciudad ya saturada, estas cinco manzanas del Eixample derecho se han convertido en un anhelado espacio para los hoteles de tres estrellas y más por su proximidad con Ciutat Vella y con la Sagrada Familia.
Al solitario e histórico hotel Ritz –rebautizado como Palace- se le añadió hace unos cuantos años el Gran Hotel Havana. Sin embargo, desde el año 2011 el goteo de nuevos establecimientos hoteleros ha sido constante: Hotel Atrium, Hotel Índigo, Grupotel Gran Vía…Ahora, entre las calles Bruc y Roger de Llúria lado mar, la constructora catalana Luís Parés trabaja en la rehabilitación de un edificio con dos sótanos, planta baja, seis plantas y una terraza con el objetivo de hacer un hotel de tres estrellas. Los trabajos comenzaron hace dos años y el cliente es Jamalda S.L., una empresa propietaria del Hotel Caledonian situado cerca de la plaza Universidad.
La joya de la corona es el edificio de la Agrupación Mutua. En el marco de un largo proceso de saneamiento económico de la entidad, la mutua se ha vendido su sede de la Gran Vía y se ha trasladado al Vallés para desconsuelo de sus trabajadores. El edificio lo ha comprado la compañía KKH Capital & Property propiedad de la familia Farré y con sede en Luxemburgo para hacer un hotel de cinco estrellas de unos 7.000 metros cuadrados. Esta empresa, que se dedica a construir hoteles para después alquilarlos a cadenas, invertirá unos 50 millones de euros en la reconversión de la destartalada sede de Agrupación Mutua y del edificio de al lado en un hotel de lujo. El arquitecto Carlos Ferrater, con obras como el Palau de Congressos de Catalunya y el Hotel Rey Juan Carlos I, será el responsable del proyecto.
Que el Eixample se ha convertido en el objetivo de las operaciones especulativas de constructoras e inmobiliarias nacionales y extranjeras debido a la saturación de Ciutat Vella lo demuestra el hecho que la compañía de los Farré está invirtiendo mucho dinero en Barcelona en la compra de edificios para transformarlos en hoteles. En la calle Ausiàs March construye un hotel de cuatro estrellas y 75 habitaciones, y en las calles Balmes y Provença está haciendo lo mismo con dos inmuebles que se convertirán en hoteles lowcost.
En medio de esta carrera desenfrenada por vaciar de vecinos el Eixample y quedarse con el patrimonio inmobiliario de la ciudad para que lo disfruten los turistas, el único despistado parece ser Núñez y Navarro. En lugar de apostar per un hotel como negocio seguro, la empresa del expresidente del Barça ha construido un edificio nuevo dedicado a oficinas en Gran Vía, entre Bruc y Roger de Llúria, lado montaña. Crisis, what crisis?
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