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¿Son compatibles, aquí hoy y ahora, las dos almas de la CUP?

Rosa Cañadell

Asistí con mucho interés en la ANECUP del pasado 27 Diciembre. Y me sorprendió gratamente el grado de organización, participación, tranquilidad y democracia que se respiró durante todo el día, con mucha gente joven, y otra no tanto, que conversaba y argumentaba, sin descalificaciones ni agresividad.

Dicho esto, y después de pensar en todo lo que había pasado, y en lo que ya conocía, me ha venido una pregunta en la cabeza: ¿es posible que lo que pasó fuera precisamente lo único que podía pasar, voto arriba, voto abajo? ¿No será que, aquí, hoy y ahora, las dos almas de la CUP no son compatibles a la vez?

Me explico: la CUP se autodefine como independentista y como anticapitalista. Y la pregunta va en el sentido de si es posible, en las circunstancias actuales, ser fiel a los dos principios.

Si se prima la independencia, es evidente que para avanzar hacia ella es imprescindible una mayoría de la población, y ésta, hoy y ahora, no está alineada con el anticapitalismo, por tanto hay que buscar alianzas dentro de un amplio espectro ideológico y de clase. La independencia, en estos momentos, sólo se puede lograr con un pacto interclasista, con un pacto entre la derecha independentista (hegemónica) y la izquierda (en aumento, pero no hegemónica); un pacto entre las clases populares y las clases medias y medias altas que se declaran independentistas. A partir de aquí, la única posición coherente es invertir Mas y pactar con Junts pel Sí, tal y como votó el 50% de la Asamblea.

Pero esto significa dejar de lado la otra alma, la anticapitalista. En estos momentos, ni la mayoría de la ciudadanía, ni la mayoría política se siente identificada con el radicalismo anticapitalista que defiende la CUP (y con el que yo estoy plenamente de acuerdo). Por lo tanto, si se quiere conservar esta alma, no se puede, de ninguna manera, ni invertir Mas, ni pactar con Junts pel Sí, ni, por supuesto, aceptar un plan de choque que, no solamente no es anticapitalista, sino que no llega ni a socialdemócrata y que no es más que una continuación de los ataques a los derechos sociales, laborales y democráticos que hemos sufrido en los últimos años, de la mano, precisamente, de CiU y ERC. A partir de aquí, pues, es del todo lógico y coherente votar un NO rotundo a la investidura de Mas y su Plan de choque, tal y como hizo el otro 50% de la Asamblea.

De hecho, la Asamblea, fue como una metáfora de lo que es la organización, un corazón partido por la mitad. Y, para poner un poco de humor, como decía el cantante: “no se puedo querer dos mujeres a la vez ... y no estar loco”.

La dura realidad se ha impuesto y todo apunta a que es imposible sacar adelante las dos almas juntas y, seguramente, lo que habrá será elegir. Creo que, tanto si se quiere como si no, se tendrá que escoger, se deberá priorizar. O se sigue siendo anticapitalista y, por tanto, las alianzas no pueden ser con la derecha, sino con los partidos y movimientos sociales que se mueven en el ámbito de la izquierda (sean más o menos independentistas), o se prima la independencia y se alían con quien haga falta, aunque ello implique renunciar a seguir defendiendo una política social.

Algunos me dirán, y con ello coinciden con mucha gente de Junts pel Sí, que sin Proceso y sin independencia no hay posibilidad de avanzar hacia políticas más sociales. Pero mi pregunta es: ¿y con un estado propio, aunque esté liderado por los de siempre, sí que podremos avanzar hacia unas políticas más sociales?No es eso un acto de fe más que un argumento? Europa está llena de estados independientes que no pueden, dentro del marco de la UE, del Euro, de la Troika y de los propios gobernantes, avanzar lo más mínimo, sino todo lo contrario, a favor de los derechos de la mayoría.

Y por otro lado, ¿un Proceso liderado por Mas y por todo lo que representa Junts pel Sí, hay alguna garantía que nos llevará hacia la independencia? Todavía no hay una mayoría clara de la ciudadanía que haya votado independencia y, con un gobierno central en contra y pocos apoyos de la UE, ¿alguien puede asegurar que Mas y compañía serán capaces de enfrentarse y correr grandes riesgos? Una desconexión unilateral implica tener una gran fuerza, tanto en el Parlament como en la calle, implica una amplia mayoría de la ciudadanía dispuesta al enfrentamiento y a muchas complicaciones legales y económicas, y de momento, no creo que eso exista.

¿No sería mejor, pues, puestos a tener que priorizar, apostar por fortalecer y ampliar un espacio de izquierdas (partidos, movimientos, colectivos, etc.), que trabajara en las instituciones, y sobre todo en la calle, para imponer unas políticas sociales que dieran solución a los graves problemas de la población, mientras se continúa presionando para avanzar un Proceso desde la izquierda, antes de sacar adelante un Proceso con unos aliados contra-naturaleza y con pocas posibilidades de éxito?

Por otra parte, ¿por qué que todos señala a la CUP? ¿Dónde está ERC? ¿Por qué no dice nada? ¿Dónde está el cabeza de lista de Junts pel Sí ? ¿Dónde está Lluis Llach y el resto de independientes? ¿Por qué están todos mudos? ¿Por qué no intentan poner sobre la mesa otro nombre que pueda ser de más consenso? ¿Por qué nadie les pide responsabilidades?

Por último, sea cual sea la decisión que se tome el próximo día 3, es muy importante tener mucho cuidado, intentar no decepcionar a una parte de la CUP y, sobre todo, hacer lo posible para que no se desmenuce una organización que nos ha aportado muchas cosas positivas y nos sigue siendo imprescindible.

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