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¿Qué hacéis ahí, compañeros?

Cacerolada ante la Delegación del Gobierno en Cataluña por el "caso Bárcenas"

Antonio Baños

Barcelona —

Concentraciones ante la sede del PP en Barcelona. Que se vaya la mafia... ¿De dónde? ¿Del reino borbónico? ¿De la monarquía española? ¿No habíamos quedado que el Régimen y la Mafia eran la misma cosa? ¿No habíamos dicho que España era irreformable y que por tanto se nos hacía imprescindible proclamar la República Catalana? ¿Qué hacéis, entonces, pidiendo ante un partido de obediencia borbónica unas medidas reformistas? Que se vaya la mafia. Madre de diós, santa inocencia.

Yo puedo comprender que, como internacionalistas que somos, vamos a protestar por la corrupción del Reino como lo hacemos por la represión de Erdogan en el consulado turco, o constantemente ante las sedes israelíes. Si se trata de un acto de solidaridad con los pueblos de España, un acto de solidaridad internacional, lo encuentro bien.

Pero no entiendo que se pueda ver como un acto político. Yo protestaría ante la presidenta del Parlament Núria de Gispert, que va diciendo que no tenemos prisa y que quizás hagamos la consulta en 2015. Gritaría al conseller Mas-Collell, que habla de hacer un frente común con otras comunidades para negociar la financiación -las migas- con la Metrópoli. Iría a presionar al president para ver si ya ha pasado a limpio la carta que le tenía que llevar a Rajoy. Protestaría por el apocalipsis zombi de la Puta y la Ramoneta que no acaban nunca de reposar en sus tumbas.

Y si se trata de echar la mafia, así de forma genérica, ya sabemos que en Cataluña no se nos acaba el trabajo: Bagó, Todó, ACS, ATLL... ¿Qué hacéis, compañeros, pidiendo reformas en el reino borbónico? ¿Que sois por azar votantes del PP sorprendidos porque los partidos del 78 y el Estado español han actuado de forma feudal? ¿No teníamos noticia que el Estado español nunca dejó de ser despótico y corrupto? Entonces, ¿a qué viene esta sorpresa y escándalo por el caso Bárcenas? ¡Oh! ¡Ah! ¡Uh! La Mafia gobierna España. Vamos a quejarnos al partido que, según las encuestas, todavía ganaría las elecciones. El partido de la mayoría más absoluta de la historia. Al partido de Llanos de Luna que nos niega no sólo la libertad sino la existencia.

Según dicen las crónicas, en la protesta se gritó aquello (en castellano para que lo entiendo todo el mundo) de “el pueblo unido jamás será vencido”. ¿Qué “pueblo”? ¿El pueblo autonómico de las entrañables provincias catalanas? ¿El pueblo federal que espera la III República Española? ¿O el pueblo catalán libre y republicano? Porque precisamente lo que estamos haciendo es una transformación, un cambio radical en el demos, en el sujeto político. Así que “el pueblo”, entendido como “el conjunto de todos los españoles, donde reside la soberanía”, que dice lo de la constitución, no sería mi pueblo. Hermano y amigo siempre, pero políticamente diferente.

Ya no estamos en el 11-M, hermanos.

No os comprendo, compañeros y amigos. No es malo pasar una noche protestando ante quien sea. Como acto recreativo lo encontraré siempre entretenido y digno. Lo que no capto es el mensaje político. Según tengo entendido, el pasado 23 de enero el pueblo catalán, a través de su Parlamento y obedeciendo una elemental realidad política y popular, se proclamó soberano. Y entonces? “Que se vaya la mafia”... de Madrid? Encuentro extraño que el pueblo catalán, en pleno proceso de liberación, se encuentre preocupado por las contradicciones del adversario. Porque recuerde: El Estado español es el adversario. El PP es el adversario. Y así? Alguien se imagina los patriotas argelinos preocupados por las crisis de gobierno francés durante la guerra de independencia? ¿Qué hicieron los pueblos bálticos cuando el golpe de Estado del 91. Salieron a defender Gorbachov y el statu quo soviético o aprovecharon la debilidad de Moscú para hacer vía?

Tal y como yo lo veo, el caso Barcenas a mí no me indigna, me justifica aún más. Demuestra pero no sorprende. Acelera y carga de razones y no debilita. Barcenas no me hace ir quejoso en la sede del PP. Al contrario, hacen ganas de reservar mesa en La Camarga para celebrarlo. El PP corrupto? Oh! Ah! Tocamos a somatén, que vuelva la indignación!

Estoy absolutamente seguro de que estoy equivocado y por eso sólo pido si alguien tiene la bondad de explicarme qué hacéis frente a la sede del adversario quejándose os porque es mas débil que nunca.

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