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Las revoluciones que se hicieron preparando la Semana Santa

Hoja informativa de la parroquia de Sant Joan Bautista de Santa Coloma de Gramenet. De 1969.

Jordi Mir Garcia

Barcelona —

En marzo de 1969 desde la Parroquia de Sant Joan Bautista del barrio de El Fondo en Santa Coloma de Gramenet se distribuye una hoja informativa mecanografiada. Es uno de tantos barrios humildes, con necesidades, surgidos de la migraciones internas de los años cincuenta y sesenta. La hoja lleva por título “Porque no hay bendición de ramos en nuestra parroquia”. Se informa de que no se celebrará la festividad. Se destaca como razón más importante que la bendición ha perdido su carácter religioso para convertirse en una simple fiesta; en muchos casos es un acontecimiento de lujo y gasto. No quieren que la Iglesia transmita esa imagen, tiene que ser más evangélica. Entienden que Cristo la quiere sencilla y pobre. La gente tiene que verla como un lugar en el que encontrar apoyo en los momentos de sufrimiento o lucha. No es un lugar al que se va en ocasiones de grandes solemnidades. Reconocen que les duele el cambio. Lamentan que esta decisión puede entristecer sobre todo a las madres que tanta ilusión ponen en las cosas de sus hijos. Pero mucho más importante es lo que se puede ganar. La decisión no pretende ser exclusiva de esta parroquia, forma parte del trabajo conjunto de las parroquias de Santa Coloma. En la misma hoja informativa salida de la parroquia se explica como se ha realizado el proceso de deliberación. El domingo 9 de de Marzo, como en cada festividad, se celebraron dos misas y en ellas una votación. El domingo anterior se había enunciado su convocatoria. Fue una votación secreta, seguramente en el doble sentido de la palabra, que dio como resultado 132 votos a favor de la supresión y 33 en contra.

Este episodio, no aislado, es una muestra clara de la transformación que desde las parroquias se intentaba operar en el seno de la propia Iglesia y en el conjunto de la comunidad. Hay que valorar la relevancia de este cambio y lo que implica. Esta voluntad no se detuvo en 1969, cuatro años después un boletín informativo se hacia llegar a todas las familias de Santa Coloma. 1973 se anuncia como el año de nuevos pasos para la reforma. Desde el 1 de enero de 1973 regirían cambios significativos respecto de bautizos, comuniones, bodas y entierros. Los cambios se habían acordado en la asamblea de sacerdotes, religiosos y cristianos de la población. Veamos como se exponían las modificaciones. Bautizos: La espera de 1 mes se prolonga a 6 meses, se aumenta el plazo para la reflexión de los padres. Comuniones: Se ayudará a los padres a que ellos mismos preparen a sus hijos, sobre todo con el ejemplo, y pasarán a celebrarse durante todo el año, no exclusivamente en mayo y junio; habían visto que mayoritariamente las razones por las que las familias querían celebrar la primera comunión no eran de fe, era de tradición, de apariencia, del qué dirán... Bodas: Los contrayentes acudirán al Juzgado Municipal independientemente de a la parroquia. Para los que quieran casarse en la iglesia se les ayudará a ver que su decisión debe responder a una exigencia de la fe y no de la costumbre. Finalmente, Entierros: Se suprime la presencia del cadáver en la iglesia. En el caso que los creyentes lo deseen la plegaria se realizará en el propio domicilio. Todos estos cambios se presentan como necesarios para poder ser una Iglesia más libre y más verdadera. Se trabaja, también, para una mayor libertad y responsabilidad de las personas. La Iglesia que se quiere tiene que estar más cercana a la verdad de los evangelios.

La formulación, entre 1969 y 1973, de los cambios que afectan a la bendición de ramos, a las primeras comuniones, a las bodas, a los bautizos o a los entierros, son una manifestación concreta del proceso de reforma en el seno de la Iglesia que determinados sectores estaban realizando. Otras manifestaciones se encontraban en el quehacer diario de los curas, en su implicación en el movimiento obrero, en el movimiento vecinal... Todo debía contribuir, aunque seguramente era más fácil plantearlo de una manera que de otra. Estos curas jóvenes se manifiestan públicamente en contra de una Iglesia que como estructura tiende al inmovilismo nacional, que participa de los excesos de autoritarismo, y a la que sus riquezas inmovilizan y alejan de ser la Iglesia de los pobres.

Fueron años de grandes expectativas para estos jóvenes que del seminario habían pasado a ejercer en los barrios en expansión y con mayores necesidades. La reforma no avanzaría con su ímpetu y el abandono de la Iglesia fue común. Este movimiento para la reforma encuentra su sentido en el evangelio, Es una oposición a la institucionalización de la Iglesia que ha olvidado los orígenes. Algunos recuerdan cuando el obispo desautorizó las actuaciones públicas de los sacerdotes a raíz la manifestación que un grupo de ellos protagonizaron en mayo de 1966. Se habían concentrado en el Palacio Arzobispal y finalmente se dirigieron a la Jefatura Superior de Policía en Vía Layetana para protestar por el maltrato infligido a uno de los delegados del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona, Joaquín Boix Lluch. Esa era una parte de la Iglesia con la que no querían tener nada que ver.

En 1979 el mismo boletín que el diciembre del 72 servía para anunciar los cambios en las celebraciones comunicaba que Lluís Hernández, uno de los rectores de las parroquias, se presentaba como cabeza de lista para las elecciones municipales. Se presenta por el PSUC, y no seria el único. El boletín es una carta de los sacerdotes de Santa Coloma a su compañero. No todos comparten su decisión. No obstante comparten la opción tomada en favor de los pobres, de una sociedad más solidaria, de la clase obrera. Se expresan en estos términos. Algunos tienen dudas sobre la elección del partido. No tienen claro que eso se pueda conseguir mejor desde esa opción. Todos están por la ligazón necesaria entre la Iglesia y la clase obrera. Una ligazón que la Iglesia ha roto en demasiadas ocasiones por estar hipotecada con la clase poderosa. Declaran que son muchos los que no quieren esa hipoteca y trabajan para deshacerla. Coinciden en que el gesto de Hernández les ayuda de una manera decisiva. Finalmente resultó elegido.

Hoy han pasado 45 años de la hoja difundida desde la Parroquia de Sant Joan Bautista del barrio de El Fondo en Santa Coloma de Gramenet. Hoy, como en los últimas décadas, cuando al hablar de los protagonistas de la Transición no se sale de los mismos nombres propios, convendría tener una concepción más amplia de lo que pasó en este país. Pensar, recordar, intentar conocer, los proyectos y aquellas personas que los impulsaron para intentar hacer imposible la permanencia del franquismo y lograr avanzar hacia la sociedad por la que se luchaba. También desde las iglesias, también preparando la Semana Santa.

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