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El Partit Demòcrata Català empieza a caminar

Mas y Puigdemont en el Congreso fundacional.

Blanca Blay

El nacimiento de Partit Demòcrata Català empieza los primeros pasos para culminar la refundación de la vieja Convergència Democràtica de Catalunya, asociada en los últimos años al caso Pujol y con una imagen dañada por los años más cruentos de recortes públicos. Después de tres días intensos de Congreso refundacional -que empezó con mal pie por el enfrentamiento por el nombre de la nueva formación- con una jornada de sábado que se prolongó hasta la madrugada, este domingo los asistentes han aplaudido el nacimiento del nuevo espacio político.

Un nuevo espacio político claramente independentista, que se aleja del soberanismo, y rompe la incógnita sobre el modelo de estado independiente que persigue: una república. Ahora bien, se mantiene en un “carril central amplio” que huye de la radicalidad ideológica y abraza de manera transversal diferentes sensibilidades. Todo ello para dar nuevos aires a la vieja Convergència, que se fija ya en una Catalunya independiente que el Partit Demòcrata Català aspirará a gobernar. “Yo tengo el encargo de los ciudadanos de encaminar Catalunya hacia la independencia, con unos valores, unas reglas del juego, voluntad de integración y transversalidad y unos compromisos insobornables. Agradezco al PDC que se ponga a disposición para hacer la mejor política que contribuya a este objetivo”, aseguraba este domingo el presidente de la Generalitat Carles Puigdemont en el discurso de clausura del Congreso.

Fórmulas para aprobar los aspectos más espinosos

Los cambios decididos el fin de semana pero no son sólo de imagen, también se han definido aspectos de organización del partido, como la limitación de los mandatos de cargos orgánicos e institucionales a 8 años, salvo en algunos casos que podría alargarse hasta 12. Por el contrario, no tendrían limitación los alcaldes.

Uno de los aspectos más espinosos a votar ha sido por un lado la incompatibilidad de cargos -que se movió para ser uno de los últimos punto del orden del día sábado- y por otro la propia estructura del partido. Sobre el régimen de incompatibilidad de cargos, se ha aprobado gracias a una enmienda de la Joventut Nacionalista de Catalunya (JNC) que los miembros de la ejecutiva no puedan ejercer altos cargos institucionales y sólo puedan combinar los de menor rango con la función dentro del partido siempre que la dedicación a este sea prioritaria. Es decir, que teóricamente no podrían ocupar un cargo en la dirección de PDC figuras como el presidente de la Generalitat, personas que ya ocupen una conselleria o una dirección general o sean delegados. En cambio sí podrían optar diputados.

Ahora bien, la aparente incompatibilidad se ha flexibilizado con el establecimiento de excepciones si hay circunstancias que hagan conveniente la compatibilización de cargos. Este último punto permitiría, por ejemplo, que Neus Munté, actual consellera, opte a la vicepresidencia haciendo ticket con Artur Mas como presidente.

La propuesta de presidencia bicéfala cuaja

De hecho, otro aspecto que ya forzó que el Congreso comenzara con cierta tensión fue la propuesta de una presidencia bicéfala que Mas presentó la semana pasada. Finalmente, la comisión organizativa aprobó de madrugada dotarse de un tándem presidencial, como proponía Mas, y un comité ejecutivo de 12 miembros, incluido un coordinador general. El propio Mas pero defendió a última hora que sea un tándem no ejecutivo. Es decir, que tenga funciones institucionales y de coordinación pero que la ejecución recaiga sobre los 12 miembros del comité. De esta manera se refuerzan también las vías para que Munté pueda optar a la vicepresidencia. Aspectos como los nombres propios que estarán al frente de los principales órganos de dirección no se decidirán hasta el primer congreso de la nueva formación, que tendrá lugar el próximo 23 de julio.

Así, el nacimiento del PDC no ha tenido un parto fácil pero la refundación era prioritaria para Convergencia. Habrá que esperar para ver si el PDC será la nueva Convergencia o la Convergencia de siempre y de ello dependerá, en parte, el peso que tengan los jóvenes que este fin de semana se han hecho oír. “Me exalta lo nuevo y me enamora lo viejo, esa es la tradición del catalanismo”, decía este domingo Carles Puigdemont parafraseando al poeta Josep Vicenç Foix.

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