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Felip Puig llamó al Palau para interesarse por los convenios irregulares con la fundación de CDC

Felip Puig en una imagen de archivo en el Parlament

Oriol Solé Altimira

Nueva sorpresa en el juicio del caso Palau. El exdirector general del Palau de la Música, Joan Llinares, ha explicado este martes que recibió una llamada de Felip Puig cuando el auditorio negociaba con la fundación de Convergència, la Trias Fargas, la devolución de los 630.655 euros que el Palau había donado a la fundación convergente sin la autorización de su junta directiva.

El relato de Llinares sobre la llamada “un tanto curiosa” de Puig ha tenido tintes cinematográficos, como todo el caso Palau. Ha explicado que oyó que sonaba “un teléfono en un cajón” de su despacho, que antes de que estallara el escándalo había ocupado Jordi Montull, la mano derecha de Fèlix Millet. Cuando descolgó el teléfono, que no era ni su fijo ni su móvil, Llinares se encontró con que era el exconseller Felip Puig quien llamaba. “Me preguntó si lo de los convenios estaba claro y si había más cosas”, ha indicado Llinares que le dijo el exconseller. El teléfono era una línea directa con el despacho de Montull, pues la llamada no pasaba por la centralita del Palau.

Llinares dirigió el Palau entre julio de 2009 y diciembre de 2010, tras la entrada y registro de los Mossos al auditorio y la destitución de Fèlix Millet. Fue el encargado de llevar a cabo una auditoría sobre el estado de la institución cultural tras el saqueo perpetrado por Millet y Montull. Actualmente Llinares es el gerente de recursos y respnsable de transparencia del Ayuntamiento de Barcelona.

El exdirector del Palau, en su declaración como testigo, también ha contradicho la versión que dieron los responsables de Convergència sobre la devolución del dinero de los convenios entre el Palau y la Trias Fargas. Llinares ha explicado que encargó a los abogados del Palau acordar con la fundación cómo y cuándo se devolverían los fondos, mientras que la Trias Fargas siempre ha sostenido que retornó los más de 600.000 euros voluntariamente.

El fiscal Emilio Sánchez Ulled cree que los más de 600.000 que el Palau donó a la fundación convergente fueron una de las vías para disimular las comisiones que Ferrovial habría pagado al partido a cambio de obra pública. Los otros dos caminos serían las entregas de dinero en efectivo al extesorero Daniel Osàcar y la confección de facturas falsas por parte del Palau a servicios que empresas prestaron en realidad a CDC.

En el momento en que Llinares recibió su llamada, Puig era el número dos de CDC y diputado en el Parlament. El exconseller nunca ha declarado en ninguna fase de la causa, y Convergència, que se sienta en el banquillo como responsable civil a título lucrativo, renunció a que fuera testigo en el juicio.

Los documentos del Palau

Llinares ha explicado cómo encontró en los ordenadores del Palau los documentos que, según el fiscal, prueban la financiación ilegal de Convergència. En concreto, el cuadro en que aparece la columna “pagos a Daniel”, identificado por Millet y los Montull como Daniel Osàcar, extesorero de CDC para quien el fiscal pide 7 años y medio de cárcel. Llinares ha indicado que los cálculos de su auditoría revelaron que las cifras que aparecen como facturas en la columna “pagos a Daniel” coinciden con las cantidades de las facturas falsas que, según el fiscal, empresas giraron al Palau por servicios prestados a CDC.

“Que apareciera 'Ferrovial' en una columna y 'pagos a Daniel' en la otra –ha explicado Llinares– generó la sensación de una interrelación entre unos ingresos del Palau y unos pagos que se habían ido produciendo de forma directamente relacionada con los ingresos”.

Asimismo, Llinares ha explicado que lamentó que el presidente interino del Orfeó, Josep Maria Busquets, rechazara respaldar la tesis de la Fiscalía de que el Palau fue la tapadera de la financiación ilegal de CDC. “El Palau pasó de ser víctima a ser encubridor”, ha valorado Llinares. El Consorcio debatirá volvera a acusar a CDC a instancias del Ayuntamiento de Barcelona.

La marcha atrás de Montull

Por otro lado, Llinares ha dado cuenta de cómo vivió en primera persona los intentos de Millet y Montull para dejar sin efecto uno de sus últimos tejemanejes. Así, ha explicado que el 30 de julio, en su primer día como director general, se encontró a Jordi Montull en su despacho. Montull quería que la presidenta del Orfeó, Mariona Carulla, le acompañara a una notaría para deshacer una operación inmobiliaria por la que el Orfeó –cuyo presupuesto anual no alcanzaba el millón de euros– compró a una sociedad participada por Millet y Montull un local al lado del Palau por tres millones de euros. Finalmente la operación se deshizo.

También ha relatado las “reticencias” que encontró por parte las exdirectivas del Palau, Gemma Montull y Rosa Garicano –ambas acusadas en la causa–, para colaborar con la nueva dirección del Palau. Por ejemplo, en el caso de Montull, Llinares ha dicho que tardó “muchísimo” en comunicar a los bancos el bloqueo de las cuentas del Palau. “Afortunadamente el Palau cerraba en agosto y todos se fueron de vacaciones”, ha añadido.

Millet, de adulado a apestado

En la sesión de este martes también ha declarado como testigo el secretario y asesor fiscal del Palau (y personal de Millet) hasta 2005, Joan Segura. “Ni por un momento sospeché que faltaba dinero”, ha afirmado Segura, que también ha cargado (sin dar nombres) contra los políticos que pasaron de adular a Millet a considerarlo un apestado tras el estallido del caso en 2009.

“La gente se peleaba por estar con Millet: presidentes, alcaldes, ministros, todos querían estar en la foto. Luego Millet pasó a ser un denostado y decían que no le conocían”, ha aseverado. Asimismo, ha indicado que los directivos de Ferrovial recibían “muchos agasajos” cuando acudían al Palau de la Música.

Por su lado, el exdirector musical del coro del Orfeó Català y del coro de cámara del Palau, Josep Vila, ha reconocido ser el autor de una carta de 2003 en la que instaba a Fèlix Millet a regularizar los pagos de hoteles y dietas de los cantantes del coro que se hacían en negro.

Al final de la sesión de este martes, el tribunal no ha permitido a Millet y a Montull ausentarse del resto de sesiones del juicio oral, tal y como habían pedido ambos acusados alegando motivos de salud y de edad avanzada. El pronunciamiento de las partes sobre la petición de los dos saqueadores del Palau ha puesto de manifiesto el enfado de la defensa de Convergència y de Osàcar por las confesiones de Millet y Montull. “Sus confesiones son como los principios de Groucho Marx, si no gustan estos tengo otros”, ha dicho el abogado de CDC, Xavier Melero, para oponerse a la dispensa.

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