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La gran banca deja de lado al president que le abría todas las puertas

Artur Mas junto al presidente de Caixabank, Isidre Fainé

Oriol Solé Altimira

Quien fuera hace solo 4 años el garante de un gobierno “business friendly” y alumno aventajado de las políticas de austeridad económica de la Troika ha visto este viernes cómo las principales asociaciones del gran capital le dan la espalda. Las dos principales patronales de la banca, AEB y CECA, han representado con un duro comunicado el rechazo al proyecto independentista catalán y el fin de su apoyo a Artur Mas, una situación inédita para una Convergència que durante décadas fue el gran anfitrión de las empresas en Catalunya. 

El proyecto independentista de Artur Mas y CDC tiene desconcertados desde hace meses a los prohombres de la burguesía catalana tradicional. ¿Cómo es posible que el hijo político de Pujol, un hombre liberal, se haya embarcado en un proyecto independentista de la mano de ERC y de la CUP? Hasta este viernes, cuando se les preguntaba sobre la independencia de Catalunya, los grandes banqueros y hombres de negocios se mostraban convencidos de que el conflicto entre el Estado y la Generalitat se encauzaría con el diálogo entre políticos, que llevaría a un gran acuerdo para que Catalunya encontrara su encaje en España. Hasta ahora. Este viernes las patronales AEB y CECA han amenazado con abandonar Catalunya si se declara la independencia de forma unilateral.

El entendimiento entre Mas y el gran empresariado catalán no era sólo una cuestión de afinidad de clase. También de ayuda mutua. Sin contar los préstamos que distintas entidades financieras han concedido a CDC y a la extinta CiU, en la última legislatura Caixabank echó un cable a la Generalitat dando un crédito a los farmacéuticos, asfixiados por los contínuos retrasos del Govern en el pago de los medicamentos. También el Govern ha acudido al rescate de la entidad presidida por Isidre Fainé poniéndose al frente del macrocomplejo de ocio BCN World tras el abandono de Veremonte. Caixabank, propietaria de los terrenos donde se instalarán los casinos, pretende hacer negocio con ellos.

¿Por qué los grandes bancos abandonarían Catalunya, un territorio que representa el 19% del PIB español y en el que están situadas miles de pymes ávidas de financiación? Según el comunicado, por los “riesgos” que conllevaría la “exclusión” de Catalunya de la Unión Europea y del euro como consecuencia de una independencia unilateral. “Estas dificultades obligarían a las entidades a reconsiderar su estrategia de implantación, con el consiguiente riesgo de la oferta bancaria y, con ello, de exclusión financiera y encarecimiento y escasez del crédito”, reza el comunicado. En otras palabras: si hay DUI (declaración unilateral de independencia), pueden marcharse de Catalunya.

Fin de las evasivas

El inusual comunicado de la Asociación Española de Banca (AEB) y la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), esta última presidida por el máximo responsable de Caixabank, Isidre Fainé, eleva el tono mostrado por el empresariado hasta ahora. Ni las grandes empresas ni la gran banca habían apostado nunca por la independencia, pero o bien declinaban comentar el asunto o recurrían al socorrido argumento del “diálogo”. Pero a medida que se acercaba el 27-S, han ido subiendo el tono.

A principios de mes, la patronal Foment del Treball, integrada en la CEOE, advirtió que la cita del 27-S generaba “tensión y máxima preocupación desde la perspectiva económica y empresarial”. El pasado miércoles, el Círculo de Economía propuso una consulta legal y acordada si los independentistas ganaban el 27-S, pero rechazó “decisiones unilaterales” que pusieran en riesgo la legalidad y la pertinencia a la UE. Por su lado, este mismo viernes el Círculo de Empresarios ha advertido de las deslocalizaciones y la caída de inversiones si Catalunya sale de la UE.

Mas había respondido a las críticas de la gran patronal hacia el plan independentista apoyándose en el pequeño empresariado. Las patronales Pimec y Cecot, tradicionalmente en la órbita de CiU, además de las cámaras de comercio, firmaron a principios de mes un manifiesto en el que declaraban su “apoyo incondicional” al proceso iniciado desde el Parlament y se comprometían a respetar “sea cual sea” el resultado de las elecciones del día 27-S.

Mas apela al pueblo catalán

El president de la Generalitat ha rebatido este viernes el comunicado de los banqueros apelando al pueblo catalán. “Que tomen nota que esto depende de nosotros y solo de nosotros. No lo pueden parar. El 27-S tenemos que demostrar que la fuerza democrática de Catalunya pasa por encima de todos los poderes” que se oponen al proceso soberanista, ha dicho Mas en un acto de Junts pel Sí en Manresa. Por su parte, el conseller de Economía del Govern, Andreu Mas-Colell, ha culpado al Gobierno de ejercer una “enorme presión” sobre los actores económicos.

El resto de partidos no ha querido quedar al margen del pronunciamiento de la gran banca, que marcará de forma clara lo que queda de campaña electoral. El secretario de política de Podemos, Íñigo Errejón, ha afirmado que los bancos son “libres” de irse “si quieren”, pero les ha advertido que tendrán que dejar en Catalunya “el dinero del rescate”.

Más allá ha ido Antonio Baños, de la CUP, que ha considerado una “fantástica idea” que la gran banca reconsidere su implantación en Catalunya. Desde el PSC, Miquel Iceta ha exigido “rigor” a Mas y a Raül Romeva (cabeza de lista de Junts pel Sí), y que den explicaciones al respecto. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ha acusado al independentismo de “poner en riesgo y en jaque” los ahorros de los catalanes.

El pronunciamiento de la gran banca redobla la presión sobre Junts pel Sí, que lleva toda la campaña emitiendo un discurso positivo para contrarrestar las voces de miembros del Gobierno, el PP, el PSOE y Ciudadanos, que proyectan una Catalunya independiente aislada internacionalmente y con innumerables problemas financieros. La candidatura se había centrado, en especial, en destacar la viabilidad de las pensiones en una Catalunya soberana para atraer a los jubilados, uno de los electorados más contrarios a la independencia. Ahora Junts pel Sí tiene otro frente abierto, de calado, y sólo una semana para apuntalarlo.

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