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Dos jóvenes de Albacete crean una plataforma de solidaridad con Kenia y Tanzania

Foto: Kipekee

Alicia Avilés Pozo

Lorena Sajardo y Rubén Alcantud, estudiantes de Medicina de Albacete acudieron en 2014 a Tanzania y a Kenia como cooperantes. Allí trabajaron con una red de misioneros que centra sus actividades en varios centros de salud de ambos países africanos, y decidieron que esa labor podía perpetuarse en el tiempo dado sus magníficos resultados. Nació entonces la Asociación Kipekee, creada con la intención de concienciar a la población de las necesidades e injusticias que sufren otras personas a diario en otros lugares del mundo. Para ese objetivo contaron además con el apoyo de sus compañeros y profesores de la Facultad de Medicina de Albacete.

Lejos de otras ambiciosas y más complicadas acciones, Lorena y Rubén trabajan y desarrollan proyectos concretos y al alcance de todos para disminuir la desigualdad que existe “tan solo por haber nacido en un lugar diferente”. Se centran así en la cooperación internacional, la educación, la sanidad y la promoción de la salud.

La intención de Kipekee, cuentan, es realizar pequeñas acciones en las áreas más necesidades de Kenia y Tanzania que consigan cubrir las necesidades básicas de cualquier persona. Construcciones de centros de salud, desarrollo e implantación de vacunas como la de la malaria, intercambio de cartas entre escolares de diferentes países o festivales benéficos son algunos de los proyectos que ya han llevado a cabo en su primer año de vida.

Todo el trabajo que realizan los voluntarios de la asociación va dirigido a desarrollar proyectos en ambos países. Para ello realizan actividades y campañas solidarias durante todo el año, principalmente en Albacete, con las que consiguen financiación económica y el material necesario para completar las acciones. Todo el dinero y material obtenido de esas donaciones se destina íntegramente a los proyectos del colectivo. De hecho, ninguno de los voluntarios recibe retribución alguna y aquellos que deciden viajar como cooperantes deben afrontar los gastos que ello conlleva.

Desde Kipekee animan a cualquier persona que quiera “trabajar y ayudar” a unirse al proyecto, a cualquiera “que no le importe mancharse la ropa de tierra, ni agacharse a mover cajas llenas de donaciones”. Necesitan voluntarios “con la maleta cargada de ilusión” y afirman que los socios pueden elegir hasta dónde quieren implicarse: hacer donaciones, ayudar a realizar campañas o incluso desplazarse a ambos países como cooperantes.

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