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Eduardo Garzón: “Si se piensa en las necesidades reales de la población, sería posible el Trabajo Garantizado”

El economista Eduardo Garzón en Toledo.

Francisca Bravo Miranda

Explícanos brevemente la propuesta de Empleo Garantizado.

Es una medida económica, teorizada desde los años 60’. Consiste en garantizar el empleo a toda persona que no haya podido conseguirlo de manera tradicional en el sector público o privado. Se garantiza así un derecho recogido en la mayoría de las constituciones, el del trabajo. La economía capitalista, tal como está configurada, siempre crea bolsas de desempleo bastante importantes. El Estado financiaría la actividad, pero sería gestionado a nivel local: a través de los municipios, o en coordinación con organizaciones no gubernamentales, entre otros. Va orientado a satisfacer necesidades que no estén cubiertas, vinculando a quienes no trabajan aunque quieran hacerlo con estas carencias en la sociedad.

¿Es compatible con la propuesta de la Renta Básica Universal?

No son necesariamente incompatibles, pero en la situación actual de emergencia social, con una recesión económica grave y profunda de cambio de paradigma económico en el que no se alcanzará la bonanza como lo de los años anteriores a 2007, tenemos la obligación de elegir. No tenemos capacidad de financiación para elegir las dos medidas a la vez. Hay también un debate, que señala que si se otorga una iniciativa como la Renta Básica, muchos preferirían no trabajar. En última instancia, no son incompatibles. Yo prefiero elegir una medida que es más eficiente en cuanto a la utilización de los recursos, con el Trabajo Garantizado se da el dinero a quien lo necesita. No le das 300€ a una persona que ya está trabajando, que no necesita, sino que necesita que los servicios mejoren.

El Gobierno de Grecia ya tiene previstas políticas que van este sentido. ¿Es un avance para que Europa tome en cuenta la propuesta?

Es muy interesante. Precisamente Jacques Delors, un importante ministro francés e impulsor de la Unión Europea, que contempló actividades del sector público que iban encaminadas a mejorar la cobertura social, que iban en beneficio de la ecología y la cultura, entre otras. Ya hay un precedente de un proyecto que se inició, pero que no se materializó, por las distintas dinámicas del proyecto europeo. Hoy, sólo en lo técnico, se trataría de recuperar esta idea y fortalecerlo con lo que nos ofrecen los muchos teóricos del trabajo garantizado, que trabajan en muchos países como Australia, India o Argentina, donde el programa “Jefe y Jefa” dio cobertura a dos millones de desempleados. La Viceministra de Trabajo griega tiene una propuesta que empezó a elaborarla en 2010, y hoy están intentando ver como son capaces de implementarlo, pero vemos que el Banco Central Europeo le cierra una puerta más a Syriza.

¿Crees que el Gobierno español sería capaz de asumir una propuesta así?

El problema no es técnico, evidentemente. Se puede demostrar que el coste no es desorbitado, se gasta más en rescatar a las entidades financieras. Aquí sólo hablamos de la cuestión política, si hay voluntad a la hora de implantarlo. Un Gobierno como el actual, o de características similares, como el PP o el PSOE, pues no van a implantarlo con toda seguridad. ¿Por qué? Porque el trabajo garantizado supone también fortalecer lo público y su proyecto político es restar espacio y poderes al sector público. Vemos que se recortada cada vez más y se deja menos espacio a la actividad pública, y una propuesta de Trabajo Garantizado va en contra de los intereses políticos y económicos. Si recortas en sanidad, deterioras la sanidad pública y hay mucha gente que irá a la privada, con lo que se da negocio a esos empresarios. Es un proyecto que no le conviene al Gobierno actual, pero si se piensa en las necesidades reales de la población, entonces sí sería posible esta alternativa.

¿Cuáles son a tu juicio los principales problemas del mercado laboral actual?

El principal problema es la estructura productiva española. En una economía capitalista en la cual el trabajo se genera sólo si es rentable para el empresario, entonces hay sectores económicos potenciados, que son los de la elite empresarial española. Es diferente la de Alemania, por ejemplo: si en España no hay suficientes empresas que den puestos de trabajo a ingenieros, entonces el que acaba la carrera universitaria tendrá que irse a otro país a buscar un puesto de trabajo. No quiere decir que sobren ingenieros, no hay un espacio para los que hay. En países como Alemania, aunque tienen muchos, importan cerebros de ingenieros para potenciar habilidades con capacidades específicas, sobre todo en el ámbito de servicios.

El presidente de la Patronal en Castilla-La Mancha aseguró que la única medida para generar empleos era recortar sueldos. ¿Qué opinas al respecto?

Eso es una barbaridad. En términos económicos, no sólo sociales. Esa persona debería conocer los verdaderos problemas de las empresas en España. El Banco Central Europeo refleja en sus encuestas que el principal problema de las empresas es que no encuentran clientes, y luego que no consiguen financiación. Por lo tanto, no pueden financiar sus materias primas, hacer frente a algunos pagos, etcétera. El tercer problema es el de los costes de producción. Algunas empresas tienen que pagar más de la cuenta a los trabajadores, pero es una parte muy pequeña del peso empresarial. El 99% de las empresas españolas lo venden a nivel nacional: si bajas los sueldos, rebajas la capacidad adquisitiva de los clientes para que vayan a tus empresas. Sólo se beneficiarían aquellas empresas que venden en el extranjero, pero es sólo un 1,3% de las empresas españolas. Los comercios de barrio, relacionados con la actividad cotidiana, depende de la capacidad adquisitiva de la población, ellos son los verdaderos perjudicados.

¿Por qué los empresarios deciden atacar a los trabajadores con este tipo de medidas?

Se trata de dos factores: el ideológico. El empresario se opone al trabajador a la hora de enfrentar el conflicto distributivo de la renta, cuanto menos reciba el empleado, más recibe el empresario. Pero también hay un segundo factor que es el académico. Se enseña en las Universidades un enfoque muy particular de la teoría económica, el de la economía convencional y neoclásica que consiste que el salario es sólo un coste de producción para las empresas. Si se reduce este coste, se puede reducir el precio del producto o aumentar el margen de beneficio. Pero esto olvida todos los demás factores.

¿Qué soluciones propones para problemas como el desempleo juvenil, o el que afecta a mayores de 45 años?

Se debe mejorar la estructura productiva. Si la gente no encuentra trabajo no es porque sean vagos o ineptos, sino porque no se les concede un puesto de trabajo. Hay que volver a atender la industria, las políticas de innovación para que las empresas se desarrollen y produzcan productos de más calidad, todo se ha ido rebajando con la crisis. Esto es lo que afecta al sector privado. En el sector público, un cambio le permite romper la lógica de la rentabilidad y contratar personas aunque no sea rentable en términos económicos, pero si sociales, culturales o ecológicos. Hay muchos puestos de trabajos que crear en el sector público. Es otra forma de crear trabajo para la gente, lo que también se puede acompañar con medidas como el Trabajo Garantizado o también la posibilidad de reducir la jornada laboral. Desde Izquierda Unida se estima que el 60% de los puestos de empleos son susceptibles de ver su jornada laboral reducida.

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