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Javier Sánchez (UP-IU): “Debemos ser capaces de mirar más allá de siglas y pensar en colectivo”

El candidato de IU-UP al Congreso por Albacete, Javier Sánchez

Alicia Avilés Pozo

Lleva buena parte de su vida colaborando, como simpatizante, con Izquierda Unida. Afiliado al Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza (STE) y miembro de la Marea Verde y de la Asamblea por la Defensa de la Educación Pública de Albacete, Javier Sánchez, además de profesor de secundaria, es un amante de las libertades y un defensor de los derechos sociales. Ha participado en la mayoría de las movilizaciones realizadas en contra de los recortes del Gobierno del PP, y considera que Unidad Popular, las siglas bajo las que concurre la federación de izquierdas, es la única plataforma de convergencia que funciona de forma plenamente participativa, asamblearia y horizontal. Por ello ha decidido encabezar la lista de este partido al Congreso por Albacete, confiando en que el fin del bipartidismo sea posible.

¿Cuáles son los puntos del programa de UP-IU en los que más ha incidido durante la campaña electoral?

En general, son tres ejes fundamentales. El primero gira en torno a un Plan de Trabajo Garantizado que daría empleo a un millón de personas por un presupuesto de 15.000 millones de euros y que está presupuestado provincia por provincia. Luego, desde el punto de vista social, un Plan de Emergencia Social que, además de lo anterior, incluye medidas contra la pobreza energética, un plan de formación para 600.000 trabajadores y la necesidad de convertir el 'banco malo' para ponerlo a disposición de las familias en procesos de ejecución hipotecaria. Y por último, la necesidad de llevar a cabo un proceso constituyente abierto a toda la sociedad. Concretando en Albacete, siempre defendemos lo pequeño y mediano frente a lo ‘macro’: estamos en contra del 'fracking', de que Albacete esté sitiado por hipermercados y grandes centros comerciales que asfixian el comercio interno, y en contra de la fábrica de helicópteros de guerra. Nuestra apuesta es la pequeña y mediana empresa, la economía sostenible y las cooperativas rurales para productos ecológicos. Los grandes proyectos a veces se quedan en nada, como se ha visto con Gibacars en Almansa, que ha creado tanta expectativa como frustración.

Es usted defensor a ultranza de la enseñanza pública, ¿cree que las movilizaciones sociales durante la legislatura tendrán su reflejo a las urnas?

Deberían tenerlo. Han sido cuatro años de lucha en todos los aspectos, por la defensa también de los servicios sociales y de la sanidad pública. En todas ha habido una gran heterogeneidad social y política. Hemos estado en la calle junto con Podemos, el PSOE y otros movimientos sociales. Lo que estamos viendo, lo que nos dice la gente, es que está resultando frustrante el que, por un motivo o por otro, no hayamos sido capaces de formar una plataforma política común que fuese el reflejo real de las movilizaciones sociales en la calle. La gente nos pregunta mucho por eso, y yo lo comprendo también.

Ha incidido también mucho en la defensa de la clase trabajadora, pero ¿cómo llevar a cabo esas medidas del programa sin una mayoría parlamentaria suficiente para ejecutarlas?

La financiación se basa en una reforma fiscal progresiva y en luchar contra el fraude. En el terreno político y en cuanto a la mayoría parlamentaria suficiente, está todo por ver. Las encuestas son todas muy dispares y con discrepancias enormes. Lo que está claro es que Alberto Garzón está muy bien valorado, no solo porque lo digan ciertos sondeos, sino porque nos lo dicen en la calle. Para defender sus principios no tiene que cantar ni bailar ni jugar al billar ni dar vueltas al aire. Es un hombre serio, formado y respetuoso. Todos sus actos son desbordantes en número de asistentes, entusiasmo y energía. Nos da la impresión de que hay algo ahí que no coincide entre los hechos que vemos y lo que luego indican las encuestas.

En lo que sí coinciden todas las encuestas es en que UP-IU no obtendrá representación en el Congreso por Castilla-La Mancha.

En lo que se refiere a la ciudad de Albacete, cuando se presentó la coalición electoral de Ganemos, las encuestas nos daban entre un concejal y dos, y al final salieron cinco. Está todo muy en el aire. Yo estoy encontrando muchas muestras de apoyo, tanto personalmente como al proyecto. Las encuestas no han reflejado una especie de calor que encontramos en la gente. Hay muchas personas cabreadas e indignadas, y sinceramente, respecto a las cuatro fuerzas que están siendo presentadas en sociedad por los medios de comunicación, como todas están luchando por ocupar la centralidad política, mucha gente percibe que con esa posición conservadora no se puede producir el cambio estructural que responda a su indignación.

Podemos y su “centralidad”

De hecho, usted afirmó que en UP estaban “solos” en estas elecciones representando a la izquierda.

Es que es cierto. Hemos escuchado a líderes nacionales y locales de Podemos un discurso de centralidad. En la primera entrevista que hicieron en Albacete dijeron que Podemos es una fuerza transversal que aspira a ocupar la centralidad en el tablero, y que funciona de arriba a abajo, literalmente. Han sufrido un desplazamiento al centro que si se mantiene, no va a ser muy fácil aproximarnos en el futuro. Y nos duele, porque hasta ahora ha habido una coincidencia programática que justificaba esta cercanía.

Entonces, ¿no hay percepción en IU de que les haya pasado factura la no confluencia?

Bueno, está claro que nos ha hecho perder energía e insisto en que la gente está enfadada. Es una pregunta constante. Pero la estrategia de Podemos ha sido equivocada: intentar extraer de nuestras filas a Alberto Garzón para presentarlo como un trofeo y que traicionase a su partido, eso no es un modelo de confluencia razonable ni respetuoso con otras formaciones. Lo hubiera censurado igual si en el caso de IU-UP se hubiera hecho al revés con Podemos. Lo criticaría con la misma claridad. Yo soy independiente y eso me da la distancia suficiente para ser objetivo.  

Lo cierto que en elecciones generales es tradicional que el voto en Castilla-La Mancha se divida entre PP y PSOE, ¿habrá un cambio de tendencia?

La cuestión es que en 1977 se diseñó una Ley electoral para fortalecer el bipartidismo a imagen y semejanza del siglo XIX. Antes se hacía con la técnica del ‘pucherazo’ y como eso quedaba feo, lo hicieron con una ley que rompe la norma fundamental democrática de ‘un ciudadano, un voto’. Es difícil luchar contra eso y se vio en las últimas elecciones autonómicas. Posiblemente el bipartidismo en Castilla-La Mancha se mantenga, y a lo mejor entra Ciudadanos como versión 2.0 de la derecha de toda la vida. Y probablemente cuando pase el día 20, nos juntaremos con la gente de Podemos, porque todos somos amigos y hemos estado en la calle, y empezaremos a hablar para el futuro. No por nosotros, sino porque pensamos que en España hay muchas tareas pendientes y aisladamente no las vamos a poder hacer. Tenemos que buscar compañeros de viaje, pero compañeros leales, honestos y respetuosos. Mirarnos a la cara y no hacernos jugadas. Tenemos que ser capaces de mirar más allá de nuestras siglas y organizaciones, y pensar en términos colectivos y de futuro. Eso nos obliga a volver a sentarnos.

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