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Creando Oportunidades

En el trabajo no soy así…

Foto: anieto2k | Flickr

Rafael López

Me atrevería a decir que las quejas más comunes en los departamentos de recursos humanos tienen que ver con algunas de estas situaciones:

- “Es que… (no sé por qué pero la mayoría empiezan por ”es que…“) los que ficháis ahora vienen cobrando más que los que estamos aquí desde hace años haciendo lo mismo”

- “Yo llevo más tiempo que él y este puesto debería ser mío”

- “Trabajo de sol a sol, me merezco este aumento”

- “Es que los becarios deberían tener los mismos derechos que el resto de la plantilla”

- “Es que en mi anterior empresa se hacía de otra manera”

Existen situaciones parecidas en el ámbito personal y familiar:

- Ser el hermano mayor en una familia conlleva muchas veces unos privilegios y unas obligaciones extras.

- Los regalos de Reyes o de Papá Noel llegan si los niños se portan bien.

- Al organizar una fiesta, si descartas a algunos de tus amigos o de tus familiares, les puede parecer mal.

- El último en llegar suele tener menos “autoridad” para opinar.

Es muy probable que estas situaciones os resuenen en mayor o menor medida, y esto tiene una explicación sistémica. Son leyes que se aplican a los sistemas en los que interviene el ser humano, como la familia, la pandilla de amigos, el instituto, las empresas, los partidos políticos. ¿Quién se comporta de manera exactamente igual con sus padres, con sus hijos, en el trabajo, con el grupo de amigos, con los amigos del trabajo, en un campo de fútbol, con la familia política, en el gimnasio, en el colegio etc..? El contexto en el que evolucionamos e interactuamos con otras personas influye en nuestro comportamiento, el role que asumimos es distinto, con lo cual nos comportamos de manera distinta. Quien quiera leer más acerca de la teoría sistémica le invito a consultar las investigaciones de Bert Hellinger y de Gunthard Weber, hoy me limitaré a nombrarlas para comentar el impacto que tienen en nuestras vidas, y tenerlas presentes nos puede evitar algún que otro problema o disgusto.

De las seis leyes sistémicas que existen, las tres primeras se aplican a todos los sistemas, las otras tres solo se aplican en las organizaciones, con lo cual es importante tenerlas en cuenta al crear un negocio y a medida que va creciendo y se va incrementando la plantilla.

  1. Ley de Pertenencia: todo el mundo tiene derecho a pertenecer al sistema y nadie lo puede excluir. De ahí que los despidos sean tan difíciles de digerir más allá del impacto económico que suponen.
  2. Ley de Antigüedad: Quien ha llegado antes tiene derecho sobre el que llega después. En algunos países estos derechos se traducen jurídicamente en la herencia por ejemplo. En las empresas, la antigüedad suele conllevar unos derechos añadidos. Y aunque estos derechos no estén reconocido legalmente, el más antiguo suele tener más poder (en igualdad de jerarquía) que el recién llegado.
  3. Ley de Equilibrio: Se busca el equilibrio entre dar y recibir, recibir sin dar nada a cambio o dar sin recibir nada a cambio suele acabar rompiendo el sistema.

Las siguientes leyes solo se aplican en las organizaciones:

  1. Ley de Jerarquía: En las Organizaciones no todos son iguales, hay derechos y obligaciones distintas en función del nivel en el que se está.
  2. Ley de Reconocimiento: Tiene en cuenta el rendimiento y la aportación, estos departamentos que más valor generan a la Organización suelen llevarse más reconocimiento (la red comercial frente a los servicios de apoyo, por ejemplo).
  3. Ley de Aceptación: El sistema es como es, y ese es su punto de partida. Si no se acepta tendremos problemas de adaptación y de integración. Esto no significa que sea imposible cambiar un sistema, pero el sistema debe aceptar el cambio.

Una vez resumida esta gran teoría, tratad de reconocer en los primeros ejemplos que planteo al inicio del artículo qué Ley se está quebrantando en estos casos. Os invito a reflexionar sobre los distintos sistemas en los que entráis y salís a menudo, a los que pertenecéis y en los que interactuáis constantemente.

En concreto, para el mundo del emprendimiento podemos aplicar estas leyes a la relación con los clientes, y tratar de utilizarlas a nuestro favor, como por ejemplo:

  1. Ley de Pertenencia: ¿cómo puede influir en mis relaciones con mis clientes el compartir pertenencia en otros sistemas (Clubes deportivos, Asociaciones profesionales, Asociaciones de Antiguos alumnos, etc..)? .
  2. Ley de Antigüedad: ¿qué tratamiento diferenciador puedo ofrecer a mis clientes más antiguos? ¿Y a mis colaboradores?
  3. Ley de Equilibrio: ¿qué espero a cambio de mis servicios? ¿Qué considero como una contraprestación justa?
  4. Ley de Jerarquía: ¿cómo quieres que se perciba esta ley en tu empresa? ¿Qué significa para ti ser emprendedor?
  5. Ley de Reconocimiento: ¿cómo puedes conseguir el equilibrio para que los que más aportan se sientan más valorados y los demás no se sientan discriminados?
  6. Ley de Aceptación: ¿qué puedes hacer para aceptar a tus clientes tal y como son?.

Vivimos constantemente en estas leyes, cualquiera de nuestras acciones individuales tiene repercusiones en algunos de los sistemas en los que nos movemos, algunas veces para bien, otras para mal, pero siempre hay una consecuencia. Muchos de los problemas de interrelación que vivimos en el día a día tienen su origen en una acción que quebrantó una de estas leyes. ¿Qué podéis hacer de manera distinta para solucionar el problema y para que no vuelva a ocurrir?

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