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Sobre este blog

Este blog se dedicará a hablar de uno de los fenómenos más incipientes de la actualidad: el mundo seriéfilo. Recomendará, analizará y traerá curiosidades de series de televisión estadounidenses, británicas, europeas y de otros países del mundo.

 

‘Baron Noir’: entre caciques políticos anda el juego

Foto: canal-plus.com

Mario Cerdeño

Esta semana voy a escribir sobre una serie que supera -o al menos iguala- a la realidad de nuestro panorama político actual en dos claves: corrupción y lucha encarnizada por el poder dentro de un partido político. Lo más parecido se puede encontrar en España a esta ficción francesa es ‘Crematorio’, creada por Jorge Sánchez-Cabezudo, aunque más focalizada en el ámbito de la corrupción: blanqueo de capitales o prevaricación, entre otras cosas. Por eso, al ver ‘Baron Noir, echo de menos que en España no se ahonde más en esta temática en nuestros productos seriéfilos, ya que material hay en exceso.

‘Baron Noir’ está creada por Eric Benzekri y Jean-Baptiste Delafon para Canal+ Francia que se emitió a principio de 2016. La primera temporada está compuesta por ocho episodios y una segunda que se estrenará durante este 2017. Está protagonizada por excelentes actores: Kad Merad y Niels Arestrup. Un interesante thriller político que hará las delicias de los amantes de las conspiraciones políticas.

El punto de partida de la historia se sitúa al término de la primera vuelta de las Presidenciales de Francia, donde Francis Laugier (Niels Arestrup), candidato del Partido Socialista, se enfrenta en segunda vuelta a Auzanet, presidente saliente del partido UMP. Mientras, Phillippe Rickwaert, pupilo predilecto de Laugier y alcalde de Dunkerque, una ciudad industrial del norte de Francia, recibe un soplo sobre una inspección de la policía en la sede del partido por posible financiación ilegal de la campaña de Francis; ante esto, el equipo de más confianza de Rickwaert se desprenderá de todas las pruebas que los incriminen.

Todo se enturbia cuando uno de sus allegados, Joel, tesorero de su oficina, se suicida al sentir la presión que le impone Rickwaert al pedirle que asuma la responsabilidad. Laugier, ante este hecho, da un paso atrás traicionando la confianza de Phillipe. Esto provoca el comienzo de una guerra interna donde estos dos políticos lucharán por el poder de su partido, a la vez, que van dejando múltiples víctimas por el camino y la máquina judicial les cerca.

Si algo engancha en ‘Baron Noir’ es el retrato hiperrealista que hace de la actualidad política que se enlaza con el desencanto general. En España tenemos dos ejemplos muy claros: PSOE y en estos últimos meses Podemos. La izquierda española está sumida, como pasa en la serie con el Partido Socialista, en una lucha encarnizada por el poder; donde importan 'eso y menos' no solo los propios militantes, sino también, el pueblo que es usado como arma arrojadiza tanto por unos como por otros.

Philippe Rickwaert es un personaje magnético y embriagado por la erótica del poder; de hecho, estoy seguro que el mismo Frank Underwood de ‘House of Cards’ estaría orgulloso de él. Esta frase recitada por Underwood se podría poner en la boca de Rickwaert en cualquier capítulo de ‘Baron Noir’: “Qué desperdicio de talento. Él eligió el dinero en vez del poder, un error que casi todos cometen. Dinero es la gran mansión en Sarasota que empieza a caerse a pedazos después de diez años. Poder es el viejo edificio de roca que resiste por siglos. No puedo respetar a alguien que no entienda la diferencia”. Él luchará por estar en lo más alto de la escala evolutiva política sin importar lo más mínimo quien se lleva por delante. Es fácil detectar en un par de capítulos que el motivo económico es prácticamente secundario, a pesar de venir de unos orígenes bastante humildes. Las implicaciones emocionales son una pequeña piedra en el camino que no le hacen distraerse de su verdadero objetivo: el poder.

La serie recorre las cañerías más oscuras de la política: traiciones, manipulación, compra de votos, venganzas, corrupción, blanqueo de capitales, prevaricación, amaños o chantajes, entre otras cosas. Detrás de todo ello se instala una lucha encarnizada por destronar a Francis Laugier, el rey. Las tácticas y métodos, en la mayoría de los casos, dejan la legalidad a un lado. En esta guerra sin cuartel por el poder se deja a un lado la ideología para centrarse en la derrota del poder; solo se concede el armisticio cuando hay un factor común, hasta entonces, las puñaladas se sirven en plato de lujo.

No solo las corruptelas y tejemanejes son el fiel reflejo del sentir social hacia la clase política en ‘Baron Noir’, sino también, el desdén de los políticos por el pueblo. La verdad se esconde detrás de una política asociada a la conveniencia, ejemplo: Rickwaert juega prácticamente con la ley educativa y su posterior huelga para lograr conseguir sus objetivos o usa de la clase obrera para sus propios fines. Esto da pie a manipulaciones, puñaladas, falseado de datos, etc. También existe una política instalada en la cultura del aprovechamiento y, de ahí, delitos como: blanqueo de capitales, prevaricación o financiación ilegal, entre otros. De hecho, el último delito perseguirá a ambos protagonistas durante la primera temporada. La vinculación con asociaciones delictivas es algo evidente cuando estás jugando fuera de la ley. Por último, aquellos que se oponen a este tipo de burdas tácticas son pisoteados sin sentimiento alguno. Un juego de caciques donde pierdes o ganas.

El personaje femenino de Amélie Dorendeu, interpretado por Anna Mouglalis, se irá haciendo poco a poco más importante en la historia para acabar siendo un pilar fundamental en la venidera segunda temporada. Ella mantendrá un relación en secreto con Rickwaert a la vez que va ganando importancia en el PS. Lo difícil para ella será mantener el equilibrio entre que es lo mejor para el partido y la incipiente presión por los ataques de su amante a los cimientos del propio partido.

El desarrollo de la historia está muy bien conjugado y, sobre todo, deja grandes confrontaciones entre Philippe Rickwaert y Francis Laugier. Unos clímax muy efectivos y elaborados que llegan a una recta final muy interesante y adictiva. La tensión y el ritmo van creciendo a medida que la trama se vuelve más turbia por la presión pública, de la oposición y de la justicia van atrapando a los dos protagonistas, con lo que conlleva la aparición de más agentes para hacerse con el ansiado poder.

En España con los guionistas tan talentos que hay y la gran materia primera que existe, no debería tardar mucho en aparecer un “Baron Rouge” (Barón Rojo) o un “Baron Pourpre” (Barón Púrpura). Desde luego, animo a todos periodistas políticos a echar un vistazo a ‘Baron Noir’ porque la van a disfrutar.

En conclusión, ‘Baron Noir’ hará las delicias a los amantes de la política pero que, sin duda, también gustará al público generalista porque, en definitiva, es un buen thriller. Todavía no ha llegado a nuestro país pero se encuentra en internet en V.O.S.E.

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