Lo pequeño es hermoso

Para cambiar la realidad de las violencias machistas es fundamental, sin duda, grandes transformaciones. Pero, para que esos cambios tengan lugar, los pequeños gestos tienen una importancia mayúscula. De nada sirve, que se aprueben leyes, políticas, decretos, si luego son papel mojado y la gente no hace suyos lo que se defiende en los parlamentos. Esos ejemplos de los que hablo, los podemos ver todos los días. Están en nuestra vida cotidiana y valen su peso en oro. Porque, cuando se hacen son capaces de armar movimientos que cuando conquistan derechos, luego son inexpugnables, porque la gente los defiende con todas sus fuerzas.

Muchas de esas victorias empezaron con pequeños gestos o como ya nos señalara la gran filósofa María Zambrano “hay acciones minúsculas destinadas a un incalculable porvenir”. Como cuando una niña sonríe porque sus padres la han apuntado a clases de fútbol; unos estudiantes que salen de clases comentado quienes fueron las mujeres destacadas en la historia de la ciencia; un niño aliviado tras hablar con su abuela y poder llorar y decir cómo se siente; una adolescente que puede viajar sola en transporte público; un hombre que ama sin miedo a ser juzgado de débil; una mujer con libertad económica para poder divorciarse; una migrante que puede ascender en su empresa; un médico que tiene tiempo para escuchar “cómo van las cosas por casa” para saber por qué ella está tan nerviosa; un padre que reprende a su hijo cuando se intentar burlar de un compañero por jugar con las niñas; un vecino que llama a una puerta para decirle a ella un no estás sola; un padre que dice a su hija diviértete y aprovecha la juventud; una abuela que siempre dice “que guapa estás” a su nieta; un profesor que enseña a sus alumnos a trabajar en equipo y no competir; un padre hablando de sexualidad con su hija o que le enseña a su hijo cuál es el significado de “No es no”; una mujer que decide dar un paso adelante en política porque sabe que cuenta con un equipo; una profesora que enseña a sus estudiantes la aportación del feminismo a la sociedad o una empresa que apuesta por primar el talento de las personas sin que sexo o raza supongan ninguna barrera.

El cambio está en vosotras y en vosotros, en las formas en las que vivimos la vida y nos enfrentamos a las formas de poderes que nos niegan la dignidad, la emancipación y la igualdad. Por eso, ante la cultura patriarcal, lo pequeño es hermoso, porque lo pequeño, gota a gota es capaz de crear las grietas por la que lo viejo se marchita y se puede ver una nueva sociedad. Una sociedad sin violencias machistas, en la que nuestras amigas, hermanas, madres, vecinas, compañeras no las quieran matar por el hecho de ser mujeres. Nos queremos vivas, libres e iguales.