Dieta sin gluten, ¿una necesidad o un capricho?

Foto: @joefoodie

Marta Chavarrías

En los últimos años, el aumento de dietas populares, basadas en la anécdota y sin base científica, ha favorecido la creencia y la idea de que una dieta sin gluten es saludable para todo el mundo, ya que les evita que se sientan pesadas o les ayuda a no tener problemas en la digestión. Afirmaciones como las que hacen personas famosas, asegurando que llevar una dieta sin gluten, aunque no sean celíacas, les ha permitido perder peso, influye también en el número de personas que eliminan el gluten de su dieta sin motivo. 

En este caso particular, lo que realmente ocurre es que se pierde peso porque se ha eliminado de la dieta un importante grupo de alimentos, como el pan, la pasta o los cereales, que se traduce en un menor aporte de calorías, pero no por eliminar el gluten de la dieta.

¿Qué pasa cuando se elimina el gluten de la dieta sin ser celíaco? No hay pruebas que demuestren que seguir una dieta sin gluten, sin necesidad, pueda ser beneficioso. Las asociaciones de celíacos insisten en que no es aconsejable abandonar el gluten sin prescripción médica y sin que haya un problema de salud que así lo requiera. 

Los beneficios del gluten

Si bien eliminar el gluten sin necesidad no es peligroso, tampoco es recomendable. Para las personas que no tienen celiaquía, debe tenerse en cuenta que el gluten puede aportarles algunos beneficios que se pierden si lo eliminan de su dieta habitual: les puede ayudar a mejorar la calidad de grasa en sangre y, por tanto, reducir los triglicéridos.

También mejora la hipertensión y reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Por tanto, si no hay justificación médica, no es necesario eliminar el gluten de la dieta; si se hace porque se notan algunas mejoras, aunque no se haya diagnosticado la enfermedad, es mejor hacerlo bajo supervisión de un profesional nutricionista que ayude a compensar las deficiencias del gluten con otros alimentos.

Como usar gafas graduadas sin tener problemas de vista

En estos casos puede ser que la persona, sin ser celíaca, mejore su sintomatología al retirar el gluten de su dieta. Pero esto es muy distinto de las personas que empiezan a seguir estas dietas porque consideran que son más sanas o les sirven para adelgazar. Para Nancy Babio, presidenta del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Cataluña (Codinucat), en declaraciones en nota de prensa, “las dietas sin gluten no deben recomendarse en personas que no tienen celiaquía” porque el gluten sólo es perjudicial para las personas con celiaquía o sensibilidad al gluten no celiaca. 

Atribuye de “innecesario e imprudente” que una persona sin problemas de este tipo adopte una dieta sin gluten, porque en la mayoría de los casos se prioriza el consumo de productos procesados sin gluten para cuya elaboración suelen modificarse algunas características. Estos productos suelen contener más azúcares añadidos y grasas, pueden tener más sodio o aportar menos fibra. Para la experta, que una persona sin celiaquía no consuma gluten es como si una persona sin problemas de vista use gafas graduadas.

Una dieta sin gluten puede ser equilibrada si, en lugar de priorizar los productos procesados sin gluten, prevalecen las legumbres, las frutas y verduras, los frutos secos, la leche, el pescado o las carnes blancas, alimentos que no contienen gluten de forma natural. Los expertos nutricionistas recomiendan que las personas celíacas sigan una dieta lo más natural posible y eviten abusar de los alimentos procesados o productos específicos.

Cuándo sí es necesario eliminar el gluten

La enfermedad celíaca, que el próximo 27 de mayo celebra su Día Nacional del Celíaco, es una dolencia en la que está implicado el sistema inmunitario y que produce una inflamación del intestino delgado cuando se ingiere gluten, una proteína presente en tres cereales muy consumidos: trigo, centeno y cebada. También se encuentra en otros cereales menos consumidos, como la espelta o el kamut.

Las principales fuentes de gluten son, por tanto, los alimentos elaborados con estos cereales: pan, pasta, cereales de desayuno, pizzas, galletas, etc., aunque también puede estar presente en otros alimentos como aditivo. Los alimentos que no contienen gluten son la carne, el pescado, los huevos, las frutas y hortalizas, las patatas, el arroz, los aceites y las legumbres.

La celiaquía puede aparecer a cualquier edad y puede presentar síntomas o no. Uno de los problemas es la dificultad por diagnosticar la enfermedad, ya que algunas personas sufren pérdida de peso y otras retraso en el crecimiento -en niños-, aunque también puede producir vómitos, anemia ferropénica o diarreas. Puede incluso que no se lleguen a desarrollar ninguno de estos síntomas, aunque el gluten esté afectando el aparato digestivo. 

El único tratamiento que existe para estas personas es eliminar el gluten de su dieta de por vida. Este componente es el responsable de la elasticidad de la masa de la harina y confiere la consistencia esponjosa de los panes y masas horneadas; además, tiene un poder espesante. Este nutriente no es imprescindible, por tanto, no consumirlo no produce ningún déficit nutricional.

Las personas celíacas pueden prescindir de él porque hacerlo les ayuda a evitar la malabsorción de otros nutrientes como el hierro o el calcio. Para los celíacos es importantísimo no consumir gluten, porque les va la salud. Deben hacerlo de manera estricta y ello les permite la reparación total de la lesión intestinal.

Según la Asociación Catalana de Celíacos, la incidencia de la enfermedad en Europa está en 1 de cada 100 personas, aunque el 85% de los casos estén por diagnosticar. Como indica la asociación, “los celíacos no se encuentran, hay que buscar”. En España, según la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), estarían afectadas unas 450.000 personas.

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