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Sobre este blog

Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.

Un estruendo mortal sobre sus cabezas

Varios familiares cargan con el cadáver de uno de los cuatro civiles muertos en un ataque de fuerzas de la OTAN en Afganistán.

Wolfgang Kaleck

A la vista de la situación actual de los derechos humanos en el mundo, muchas veces resulta difícil adoptar un enfoque racional e informado sobre sus estrategias de defensa. ¿A favor de quién y cómo debería intercederse sin subestimar la complejidad de una situación? ¿Cómo evitar ser instrumentalizado o recibir aplausos de aquellos con los que uno no quiere tener absolutamente nada que ver? El Derecho -y en particular el Derecho internacional- puede proporcionarnos una orientación. Éste define las líneas rojas que las partes involucradas no deben traspasar ni siquiera aunque aleguen ser Estados democráticos de derecho o perseguir objetivos humanitarios.

Sin embargo, a partir de 2001 los Estados occidentales -sobre todo, EEUU- han violado continuamente en diversos lugares estos preceptos jurídicos en nombre de la lucha contra el terrorismo, y nadie ha podido pararles los pies desde un punto de vista jurídico. En la era Bush se torturó y maltrató a prisioneros de forma masiva y sistemática sin que tales hechos hayan sido esclarecidos ni los afectados hayan sido -hasta la fecha- debidamente indemnizados. Hoy se critica al presidente Obama sobre todo por el continuo aumento de los asesinatos selectivos -bueno, más o menos selectivos- que se llevan a cabo mediante vehículos aéreos no tripulados.

La mayor parte de los ataques realizados mediante drones afecta a Afganistán y Pakistán, una región donde reinan los conflictos armados y el Derecho humanitario internacional se interpreta de manera muy laxa en lo que a la muerte de combatientes se refiere. Justamente éste ha sido el problema. También ahora, cuando la justicia alemana tiene que dirimir casos relacionados con ataques a través de drones. A raíz de unas investigaciones preliminares realizadas tras el asesinato de ciudadanos alemanes en Pakistán, la Fiscalía General de Karlsruhe tuvo que verificar si los ataques allí perpetrados por Estados Unidos vulneraban el Derecho penal alemán. Hasta ahora solo en un caso el fiscal general llegó a la conclusión de que no había sido así. Tanto los abogados de la familia afectada como mi organización, el European Center for Constitutional and Human Rights, hemos criticado duramente esta decisión.

Lejos de estas guerras, otros países como Yemen son también escenario de ataques de drones. Sin embargo, a diferencia de los casos de Afganistán y Pakistán, allí no es tan fácil justificarlos mediante el torticero uso del Derecho internacional.

Este es ahora el caso de la demanda que ha presentado una familia yemení ante el Tribunal Administrativo de Colonia contra la República Federal de Alemania, representada por el Ministerio Federal de Defensa. La familia vive en la región de Hadramaut, donde los ataques por medio de drones son constantes. Dos de los miembros de la familia ya han perdido la vida y otros sufren graves traumas. Sus integrantes se plantean si atreverse o no a viajar para visitar al médico de la ciudad más próxima o incluso si organizar celebraciones familiares, puesto que sigue existiendo el constante peligro de sufrir ataques aéreos. El estruendo de los drones que sobrevuelan la región es conocido y temido por todos; incluídos, por supuesto, los niños pequeños.

Como en Estados Unidos los afectados apenas tienen la posibilidad de reclamar judicialmente por tales daños, la familia -con el apoyo de la organización británica Reprieve y del European Center for Constitutional and Human Rights- acude ahora a los tribunales alemanes, dado que también se utiliza el territorio alemán para preparar y realizar los ataques; en concreto, la base militar estadounidense de Ramstein. Hasta la fecha, el gobierno federal no se ha manifestado con claridad y afirma que estas circunstancias no le son del todo conocidas. Ahora se verá obligado a explicar el caso en el juicio de Colonia. Esperemos que el tribunal obligue al gobierno a impedir los asesinatos ilegales que tienen lugar desde suelo alemán.

Hay que reflexionar sobre la lucha contra los ataques de los drones precisamente ahora, teniendo en cuenta la dramática situación de Irak y Siria. Es claro que en esta zona hay otros muchos otros actores que están vulnerando los derechos humanos. Sin embargo, de los gobiernos alemán y estadounidense se espera que acepten los estándares legales que ellos mismos han creado. Si no lo hacen, tanto estos estándares como los citados gobiernos se verán seriamente erosionados.

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Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.

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