La Academia se rinde ante “el oficio” de Juan Diego y Aitana Sánchez-Gijón

Hace años que el teatro y la televisión se han convertido en los refugios profesionales de Aitana Sánchez Gijón y Juan Diego, los dos actores que hoy han recogido la Medalla de Oro 2015 de la Academia de Cine, con cierta nostalgia hacia otros tiempos en que el cine español era más “rico y comprometido”.

En un acto presentado con cierta celeridad y ninguna pompa por Antonio Resines, presidente de la Academia, el tres veces ganador del Goya y otras seis nominado Juan Diego, ha reconocido que si ha habido un personaje que le ha marcado ha sido el señorito Iván de “Los Santos Inocentes”, de Mario Camus, uno de los mejores títulos del cine español.

“Esa película supuso empezar otro tipo de carrera, pero no llegó a resurgir un cine rico y comprometido”, ha señalado el actor sevillano, de 72 años, que también ha destacado series de la época como “La Regenta” -protagonizada por Aitana- o “Los gozos y las sombras”.

“Vivimos una edad de oro antes de que el mercantilismo se instalara en la sociedad”, ha añadido el actor, que en febrero volverá a rodar, “por amor al cine”, una película con un presupuesto de solo 300.000 euros, “No sé decir adiós”, en la que compartirá protagonismo con Nathalie Poza y Najwa Nimri.

En el caso de Aitana Sánchez Gijón, la añoranza ha ido dirigida a Bigas Luna, con quien rodó “Volaverunt” y “La camarera del Titanic”, aunque también ha mencionado a Gonzalo Suárez, Carlos Saura o Manuel Gutiérrez Aragón.

“De Bigas echo de menos su manera de ver la vida y disfrutarla, y ese mundo tan singular que reflejaba en sus películas”, ha señalado la actriz, que este año en las tablas ha sido la “Medea” de Andrés Lima.

“Los personajes que me está dando el teatro son más grandes que la vida. Siento que me cuesta tener algo parecido en cine”, ha subrayado la protagonista de “Un paseo por las nubes”, que ha aprovechado la ocasión para reclamar más papeles para mujeres mayores.

“Faltan historias con personajes femeninos más maduros, del tipo que hacen Juliette Binoche o Isabelle Huppert en Francia. En España las mujeres pasamos de ser objeto de deseo entre los 18 y los 35, a madres de objetos de deseo, sin transición”.

“Pero hay una franja en que las mujeres seguimos teniendo cualidades y aristas interesantes, que no están reflejadas en el cine”, ha dicho.

La actriz, que nunca ha estado nominada a los Goya, aunque fue presidenta de la Academia de Cine entre 1999 y 2000, también ha confesado que cuando recibió la llamada para comunicarle la concesión de la Medalla de Oro, pensó que se trataba de un error.

“Después de pensarlo un rato decidí dejarme querer. No hay que rechazar las demostraciones de amor, y precisamente porque estoy apartada del cine, este abrazo es más reconfortante”, ha asegurado.

Los dos galardonados han recordado la ocasión en que se conocieron, a mediados de los ochenta, rodando la serie “Segunda Enseñanza”, cuando Sánchez Gijón tenía solo 16 años.

“A Juan lo considero mi mentor, mi pigmalión en los primeros años, me daba consejos y me regalaba libros de Stanislavski”, ha rememorado la actriz. “El mejor consejo que me dio fue un día que, al decir yo que en esta profesión hay que ser humilde, él me contestó: no, la humildad no sirve para nada. Me quitó esta cosa de ir pidiendo perdón por estar aquí”.

Pese a ese consejo que sirvió para afianzar la seguridad de una entonces jovencísima Aitana, Juan Diego ha dado hoy sobradas muestras de humildad durante la rueda de prensa.

“Si no te fijas en los que vienen, ¿de donde vas a aprender?”, se ha preguntado tras destacar el talento de aquella generación de jóvenes actores que salió de la serie dirigida por Pilar Miró, entre ellos Maribel Verdú, Javier Bardem, Gabino Diego o Amparo Larrañaga.

Sánchez Gijón también ha destacado de Juan Diego, aparte de su compromiso como actor -“se mata por cada plano que hace”-, el hecho de que “se batió el cobre por sus compañeros en los años más difíciles de la dictadura”, en la defensa de los derechos laborales de los actores.