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“Aladdin” sigue cumpliendo deseos en Broadway y arranca su segunda temporada

"Aladdin" sigue cumpliendo deseos en Broadway y arranca su segunda temporada

EFE

Nueva York —

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Después de ganar un premio Tony y convertirse en uno de los espectáculos con mejor taquilla de la temporada pasada, la versión musical de “Aladdin”, con su lámpara y su genio, sigue cumpliendo tres deseos al día en Broadway.

“Creo que el secreto del éxito de este musical es que, aunque los niños miran más a la alfombra mágica y los adultos a algunas bromas soterradas, devuelve a la infancia a personas de cualquier edad”, explica a Efe Adam Jacobs, el “Aladdin” sobre las tablas del teatro New Amsterdam de Nueva York.

Con experiencia en Disney, pues ya fue Simba en el éxito histórico de “El rey león”, y también conocido por ser Marius en “Los Miserables”, Jacobs aterrizó en la producción teatral de Disney cuando se cumplía un doble deseo: tuvo gemelos el día antes del estreno.

Compatibilizar paternidad y ocho funciones por semana le ha dado la forma física de “un corredor de maratón”, pero cada noche se sube al escenario para representar, con amplia sonrisa y “como si no requiriera esfuerzo” a ese “diamante en bruto” que pasa de “rata callejera” a príncipe Alí gracias al genio de la lámpara.

Como reza el guión, el tercer deseo lo dejó para ese genio interpretado por James Monroe Iglehart, al que en vez de premiarle con la libertad le premió con un Tony al mejor actor secundario por un personaje que siempre pensó que había sido creado para él.

“En la película de Disney acabaron dándole la voz de Robin Williams, que era una leyenda, pero originalmente fue concebido pensando en los iconos afroamericanos de Harlem en la era dorada del jazz”, asegura Iglehart a Efe.

“Aladdin”, tras el éxito comercial y crítico de la primera temporada, llega con cambios mínimos pero esfuerzos renovados a la segunda.

Muchos musicales, como los también alabados “Rocky” o “After Midnight”, se han quedado en el camino, pero la buena mano de Disney para el negocio y el hecho de que “apuestan por artistas, no por estrellas”, según Jacobs, ha hecho la combinación perfecta.

“Trabajar con Disney significa, básicamente, saber que estás trabajando al máximo y en el máximo nivel”, asegura Iglehart en referencia a las 180 personas implicadas en el espectáculo.

Todo para vencer las limitaciones que el musical tiene respecto al cine de animación.

“Evidentemente no podía hacer malabares con mi cabeza como en la película, pero la inteligencia de la puesta en escena y el esfuerzo de todos hace que la magia de las escenas crezca en el escenario”, asegura este actor formado en los monólogos de humor y que se mete al público en el bolsillo con el personaje de sus sueños.

“Hemos tenido que esperar para hacer este musical hasta que la tecnología lo hiciera posible. En 1992, cuando se estrenó la película, lo máximo que se podía hacer era 'El fantasma de la ópera'”, asegura.

Julie Taymor fue la que traspasó las barreras de lo imposible cuando concibió llevar la sabana al escenario en “El Rey León” y “Aladdin” sigue la estela y no se pone límites: un bazar, un desierto, la cueva de las maravillas o un viaje por el mundo en alfombra voladora suceden ante los atónitos ojos de los espectadores.

Prendas importadas de 9 países, más de 1.400 cristales de Swarovski y 84 efectos especiales contribuyen a ello. “Pero lo más importante es que las emociones funcionan a la perfección. Todos acabábamos llorando ya en los ensayos cuando Adam (Jacobs) cantaba a su madre'Proud of Your Boy' (orgulloso de tu chico)”, asegura este “genio”.

Tanto Jacobs como Iglehart pueden estar también orgullosos de sí mismos. Recuerdan que no hace tanto estaban “comiendo crema de cacahuete y ramen todos los días, sirviendo mesas y sirviendo copas”, dice el ahora exitoso protagonista.

“Yo me presenté ocho veces a las audiciones para ser Mufasa en 'El Rey León' y me decían que era demasiado grande para el papel”, recuerda Iglehart, quien, pese a todo, quiso recordar sus orígenes humildes al ganar el Tony y se fue a comer una hamburguesa al McDonald's.

“Fue el mejor Big Mac que me he comido en mi vida”, dice ahora.

De aquella noche, rememora también que sintió un gran alivio al oír su nombre como ganador. “Digan lo que digan, todos queremos ganar, así que estuvo bien ahorrarme la cara de que lo importante es estar nominado”, bromea.

Y aunque auguran larga vida a “Aladdin” en las tablas y no tienen intención de dar el relevo a otros actores para sus personajes, Jacobs reconoce que, si de películas de Disney se trata, le encantaría “hacer de Mowgli en una posible adaptación de 'El libro de la selva'”.

“Era mi favorito, pero ya soy muy mayor”, sentencia.

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