Alice Rohwacher propone una crítica mirada al mundo rural en “La meraviglie”

La realizadora Alice Rohwacher propone una crítica mirada sobre el mundo rural en “La meraviglie” (“El país de las maravillas”), una curiosa fábula donde la diva Monica Belluchi representa lo peor de una sociedad que “puede meterse en una caja”, dice la directora, con su dedo acusador señalando a la tele.

“Mi idea de la película es muy sencilla, siento que la gente que me pregunta espera respuestas más complicadas, pero yo solo quería contar la historia de una familia de la que no sabes si son buenos, o malos, pero sí que son verdaderos. Y te aseguro que existen”, afirma la directora en una entrevista con Efe.

Esta “simple” historia cuenta unos días en la vida de una familia de apicultores que decide participar en un concurso de la televisión que premia con un crucero de lujo a quienes demuestren que son los que mejor guardan las tradiciones.

“El país de las maravillas” no solo tiene una estética muy especial, jugando con imágenes que podrían pertenecer a un documental sobre la vida en el campo toscano, sino que sus propios protagonistas son una declaración de intenciones; Rohwacher asegura, entre risas, que es autobiográfica en “un 37 o un 37,5 por ciento”, cansada de que le recuerden que es una niña de pueblo.

Muestra de esa originalidad es sin duda el cartel promocional con una abeja que sale de la boca de su protagonista, la debutante María Alexandra Lungo, que impacta, porque es real.

No admite Rohwacher que esta familia de apicultores forme parte de una sociedad utópica, ni que sean gente poco corriente: un padre egoísta y rudo y una esposa que delega todas sus funciones en una hija adolescente, incluida la educación de sus hijas más pequeñas.

“Hoy, la sorpresa es encontrar familias con los roles definidos”, afirma Rohwacher.

Junto a novatas como Lungu, Rohwacher cuenta con su famosa hermana Alba (varias veces premio David de Donatello, y “estrella emergente” en el festival de Berlín de 2009), para el papel de la madre, y nada menos que con Monica Belluchi, estupenda en su papel de presentadora-diva de la televisión.

La realizadora ha lamentado que los lugares naturales donde ella pasó su juventud “hayan sido destruidos” para luego intentar hacer “un museo de las buenas costumbres agrícolas”.

“Para mí lo que han hecho en Italia y en otros sitios me da horror; es como el que vende a su propia madre”, considera dice esta joven toscana que se apresta a puntualizar que estudió en un colegio en la ciudad.

Opina que es “normal” que las niñas que protagonizan la película se vean atraídas por el mundo que simboliza Belluchi, aún cuando forman parte de un núcleo familiar muy complejo, casi una secta, “un clan” dice Rohwacher.

“Construyo un mundo verdadero y luego demuestro que no se puede poner en una caja (televisor); lo que intento es que duden de la autenticidad de todo lo que nos enseñan por la tele, lo que nos venden dentro de este contenedor de comunicación”, resume.

Dice que “La meraviglie” tiene influencias de “Wall-E”, de “Pipi calzaslargas” o de Fellini“, y de todo el cine que ha ido incorporando a su memoria.

Y que se enamoró del cine en el Festival de Torino, porque le fascinó la oscuridad de las salas de cine, la intimidad de ver una película junto con “un montón de personas que no conoces”, no el glamour del celuloide.

Por eso, no concibe que los políticos dirijan sus esfuerzos a defender los derechos de autor cuando “lo que deberían hacer es defender las salas”.

“Para mí lo más importante es defender el ritual público, más que los derechos de autor; el modo de ver una película en pantalla grande, en la oscuridad, en colectivo”, apunta.

“El país de las maravillas” es su segundo largometraje tras “Corpo Celeste” y se estrena este viernes en cines de toda España.