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Alt-J, su teclado y sus percusiones tribales llenan de magia el Primavera

Alt-J, su teclado y sus percusiones tribales llenan de magia el Primavera

EFE

Barcelona —

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La banda inglesa Alt-J ha deleitado a los asistentes al Primavera Sound de Barcelona, en un viernes excelente, que ha empezado con un José González magistral. La banda inglesa ha hecho gala de su magia con el teclado, base de su maestría, y de las espectaculares percusiones tribales.

La fiesta ha empezado a la una y media de la madrugada, el momento álgido en el Primavera, todavía con mucha noche por delante, el día antes al inicio del fin de semana, con un público mucho más dispuesto a quedarse despierto hasta altas horas.

La gran canción “Nara”, uno de los grandes éxitos del último disco, “This is all yours”, ha significado el pistoletazo de salida de un concierto que nunca debería haber terminado. Las primeras notas han dado lugar a movimientos robóticos, pero rápidamente se ha tendido al descontrol, un descontrol que ha sido precioso.

Y ya ha llegado el primer guiño al público local: “Muchas gracias, ¡salud!”, han dicho en castellano. Y ha empezado a sonar “Something Good”, del primer álbum. Ha sido rápidamente reconocida por el público, que ha llenado el descampado del escenario “Heineken”, al lado del mar Mediterráneo.

El teclado juega un papel fundamental en las canciones de Alt-J, por si la fantástica voz de Joe Newman no fuera suficiente. Este instrumento consigue convertir al grupo de Leeds en un verdadero placer a los oídos, a la vez que en una fábrica de sonidos que es imposible no bailar. Nadie, nadie, consigue resistirse a moverse.

Tras “Left hand free”, el primer single de la historia del grupo, ha llegado el turno del buque insignia de Alt-J, “Matilda”. Ha sido uno de los momentos más bonitos del festival de este año. Ha empezado muy lenta, pero el público la ha reconocido rápidamente. Ha provocado abrazos y la sonrisa de todos: “This is for Matilda”.

Mientras sonaba este precioso tema, gran parte del público ha dibujado un triángulo con sus manos. También un numeroso grupo de chicas de Barcelona se pegaba un adhesivo con esa forma en la frente. Y es que la unión de las teclas “Alt” y “J”, en un ordenador Mac, dibuja un triángulo. Por eso Alt-J se llama Alt-J.

El audiovisual que se ha proyectado detrás de los jóvenes ingleses, que solamente han publicado dos discos y ya cosechan un éxito mundial espectacular, también ha contribuido a convertir la noche en más mágica todavía, si es que era posible. Esa magia ha sido culpa de figuras de aire, colores, cenefas y muchas luces.

Pero el verdadero hechizo de Alt-J es conseguir que todo el mundo se mueva cuando ellos están estáticos. No son el típico grupo que salta y se vuelve loco. Ellos mantienen la compostura y la elegancia, pero crean una verdadera revolución, una pista de baile llena de gente moviendo la cabeza arriba y abajo con satisfacción.

Con la luna a la derecha del escenario y el mar a la izquierda, “Breezeblocks” ha cerrado un concierto precioso. “Muchas gracias, Primavera, good night”, ha dicho Joe. Pues muchas gracias, Alt-J, bona nit.

Aitor Álvarez García

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