Álvaro Colomer: “La gente se acomoda en la idea de ser pacifista”

El escritor Álvaro Colomer fue objetor de conciencia y participó en las manifestaciones contra la guerra de Irak, pero tras investigar sobre una actuación del Ejército español en ese conflicto para escribir su último libro, ha dicho a Efe: “La gente se acomoda en la idea de ser pacifista”.

“Ahora estoy con la tropa a tope”, ha exclamado Colomer al ser preguntado sobre si el trabajo de campo para escribir “Aunque caminen por el valle de la muerte” (Random House) le ha cambiado su visión de las cosas, ya que vivió un mes en Irak, viajó a El Salvador y a Estados Unidos para hacer doscientas entrevistas, en su mayoría a militares y mercenarios, para basar la que insiste que es una “novela” sobre hechos reales.

En ningún sitió se topó con un muro para sus investigaciones, salvo en el Ministerio de Defensa español, al que califica de “opaco y anticuado, como paralizado por un miedo cerval a admitir que tropas españolas han participado en ninguna acción de guerra”.

En su entrevista con el entonces ministro de Defensa, José Bono, que “jamás” admitió que la de Najaf (Irak) hubiera sido una batalla, y se empeñó en describir el episodio como “un tiroteo”.

Un “tiroteo” en el que murieron veinte iraquíes y otros doscientos resultaron heridos, mientras que por el lado de la coalición hubo un muerto y catorce heridos, un “tiroteo” que empezó a las diez de la mañana y se extendió hasta las cuatro de la madrugada, si bien después de las ocho de la tarde la acción se redujo a desalojar de un edificio próximo a los iraquíes más contumaces.

Un “tiroteo”, en definitiva, en el que cuatro blindados BMR españoles salieron del cuartel Al-Ándalus de Najaf abriendo fuego con sus respectivas ametralladoras pesadas para rescatar a 150 personas que se habían quedado aisladas en otro cuartel, lo que Colomer califica de “acción heroica” que jamás se les ha reconocido a aquellos militares, ya que el Gobierno español no reconoció que la batalla se produjera.

Aquel 4 de abril del 2004, con España en plena transición de poderes del PP al PSOE, con manifestaciones contra la guerra y contra los atentados del 11-M, entre mil y dos mil milicianos chiítas del autoproclamado Ejército del Mahdi atacaron el cuartel español Al-Andalus con la idea de expulsar a los extranjeros de la ciudad santa de Najaf -como “un Vaticano chií”, según Colomer-.

La española Brigada Plus Ultra II compartía el campamento con salvadoreños, estadounidenses y mercenarios norteamericanos, bien protegidos tras los muros, por lo que Colomer ha calificado la acción de los milicianos, atacándolo a cuerpo descubierto, de “suicida”.

Además, ha señalado, los asaltantes no eran militares regulares, sino una milicia falta de instrucción y entrenamiento, de modo que no tuvieron opción “aunque hubieran sido mil más”.

Siguiendo instrucciones políticas, el alto mando de la brigada española -integrada por caballería mecanizada, legionarios y guardias civiles, entre otras armas- decidió no intervenir en la defensa de su propio acuartelamiento, dejando esta tarea en manos de sus aliados, cuya tropa no acababa de entender la actitud de sus compañeros de armas españoles.

“El Ejército español siguió una reglas inapropiadas para una situación como aquélla; si un americano abatía a un iraquí le daban una medalla, si lo hacía un español podía acabar en un consejo de guerra”, ha señalado Colomer, quien ha recordado: “Llegamos a un sitio en paz y nos fuimos cuando estaba en guerra”.

Colomer ha dedicado tres años de investigación para escribir “Aunque caminen por el valle de la muerte” ante el absurdo de que se haya silenciado “la batalla más importante del Ejercito español en los últimos cincuenta años”, desde la guerra del Ifni, cuyos protagonistas han sufrido “una falta de reconocimiento brutal”.

Un libro escrito con una idea: “(Ramón J.) Sender, con 'Imán', hizo más por el Ejército español que todo lo que vino después”.