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Anne-Sophie Mutter: el mundo necesita embajadores de la música no técnicos

Anne-Sophie Mutter: el mundo necesita embajadores de la música no técnicos

EFE

Madrid —

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La violinista Anne-Sophie Mutter cree que el mundo necesita “embajadores de la música y no técnicos” y esa filosofía la ha llevado a su Fundación para la promoción de jóvenes músicos, por la que ha sido galardonada con el Premio Yehudi Menuhin a la Integración de las Artes y la Educación.

Considerada como la más grande violinista de nuestro tiempo, Mutter recibirá el premio Yehudi Menuhin esta tarde de manos de la Reina Doña Sofía en la clausura del curso de la Escuela Superior de Música Reina Sofía.

Mutter, en un encuentro con la prensa, ha señalado que en los últimos meses desde que los refugiados están entrando en Europa, y sobre todo en Alemania, ha “oído muchos comentarios entre el público y entre los jóvenes estudiantes que sienten la necesidad de la música más que nunca, porque es una plataforma de encontrarse, de entrar”.

Con el galardón que recibirá Mutter esta tarde, se ha querido reconocer la gran calidad como intérprete de la violinista y su excelente labor en fomento de la educación a través de la Fundación Anne-Sophie Mutter, según Paloma O'Shea, presidenta de la Escuela Superior de Música Reina Sofía que instituyó este galardón en 1998 en homenaje al maestro Menuhin.

La presidenta de la Escuela y de la Fundación Albeniz ha considerado que Mutter es “la más grande violinista de nuestro tiempo”, resaltó su faceta “importantísima” de ayuda a los jóvenes músicos y destacó “su atención al talento que le rodea. Pocos virtuosos de su categoría, por no decir ninguno, han dedicado tanta atención a la música contemporánea”.

Nacida en 1963 en Alemania, para Anne-Sophie Mutter este premio es particularmente importante. “Yehudi Menuhin estuvo siempre para la música, y como si esta no fuera suficiente, también para los jóvenes”, ha señalado.

La violinista ha elogiado la labor de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, donde le ha encantado ver “como es de profundo el amor y respeto para los jóvenes músicos y comprobar como se transmite el mensaje de Yehudi Menuhin entre estos jóvenes, que necesitan ese tipo de educación”.

En su opinión, no solo es importante las habilidades de un músico sino también su conexión personal con los compositores “y eso solo se consigue con los mejores profesores, que deben centrarse en una pequeña cantidad de estudiantes pudiéndoles dar así una atención más personalizada”.

Mutter cree que “el mundo necesita embajadores de la música no técnicos, y en la Escuela Reina Sofía esta filosofía se nutre y se cuida mucho, consiguiendo transmitir este mensaje a todo el mundo”.

La galardonada ha bromeado con el hecho de que quizá cuando se celebre el segundo centenario de Yehudi Menuhin (Nueva York, 1916-Berlín, 1999) “sea merecedora de este maravilloso premio, pero como probablemente no estaré, mejor recibirlo ahora”.

La música, ha afirmado, “supone un vínculo muy importante entre las diferentes culturas” pero lamentablemente en Alemania, “y creo que no es una excepción”, los niños reciben una educación que se centra en asignaturas que puedan llevarles a ganar más dinero y a que tengan más éxito en la vida.

“Pero no prestan suficiente atención a que todos tenemos un alma. Cuando yo hago música hablo a través de mi alma”, entablando un dialogo con los otros músicos, ya que solo a través de un dialogo “podemos encontrarnos entre nosotros y vivir en conjunto”.

Por ello, “los políticos tendrían que recordar eso y los padres ser más fuertes y determinantes y demandar una educación más relacionada con la música”, ha considerado.

Sobre la importancia de ser solista o integrante de una orquesta, Mutter ha comparado la música con un gran jardín en el que hay rosas y plantas de diferentes tipos.

“Distintos tipos de repertorio requieren distintas maneras de enfocar la música no tiene que ver con ser mejor. Si decides formar parte de una orquesta, no es ser menos músico o no ser tan bueno como un solista”.

Lo importante es lo que puedas aportar al repertorio. “Me gustaría que nosotros también como profesores trabajáramos en conjunto desde el principio enseñando esa filosofía a los niños”.

Anne-Sophie Mutter ha animado a la sociedad civil, “a la gente rica”, a formar parte del esfuerzo global y lograr nuevas maneras de que la música llegue a las nuevas generaciones.

“Existe una generación que claramente carece de una educación musical”, en un momento en que el Estado “se está retrayendo de ese tipo de responsabilidad”.

Y eso es lo que ella hace, por ejemplo, en la nueva sala de conciertos de Munich y en el pub que hay junto a ella y donde alrededor de 300 personas disfrutan de conciertos más intimistas.

“Es un club mucho más relajado por las normas de comportamiento, es mas casual. Tiene un nivel distinto de cercanía con los artistas, que es muy atractivo. En Alemania tenemos decenas de miles de estudiantes de música, pero no les veo en los conciertos”, ha asegurado.

Mutter ha recordado que hace unos días interpretó un concierto benéfico para los refugiados “y tenían que ver la audiencia, era un ambiente distinto en el que se trataba de pasar un buen rato con la música. Es genial trabajar así con la música”.

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