Atalaya vuelve con un “Así que pasen cinco años” más tenebroso que el de 1986

“Coño, por fin entiendo este texto tan difícil de Federico”, dijo Luis Alberti tras ver el primer montaje de la compañía sevillana Atalaya de “Así que pasen cinco años”. Tres décadas después y de la mano del Centro Dramático Nacional lo llevan de nuevo a escena, “más tenebroso” y con el poso de la experiencia.

Del 1 de abril al 15 de mayo, el Teatro Valle-Inclán de Madrid acogerá la representación de la que quizá sea la obra más conocida del teatro imposible de Lorca junto con “El público”, pieza que Atalaya representó en 2002 y que supuso un punto de inflexión en una trayectoria jalonada de premios, entre ellos el Nacional de Teatro en 2008.

“Lluis Pasqual dijo que 'El público' transformó su modo de hacer teatro. También a nosotros”, ha dicho hoy Ricardo Iniesta, a cargo de la dirección y dramaturgia de “Así que pasen cinco años”, que fue la primera obra de teatro de texto para su compañía y que retoma, 30 años después, con una puesta en escena “más tenebrosa, que casi roza el terror”.

“La estrenamos en 1986 (en el Círculo de Bellas Artes de Madrid), en una españa más naïve, más ilusionada, que entraba en la UE... Hoy es más tenebrosa, siniestra, inquietante y perturbadora. Esto influye en el modo de ver el espectáculo. Y nosotros tenemos más experiencia. Carmen Gallardo fue actriz revelación por su papel del Niño muerto; hoy no necesita polvos de talco en el pelo”, añade.

Un montaje “que no tiene nada que ver” con el primero, en la que el elenco ha crecido en número -de seis a nueve actores de cuatro generaciones- y en formación gracias a los talleres recibidos del centro internacional de investigación escénica TNT que Atalaya creó en Sevilla en 2008 y “al poso de la experiencia” de múltiples representaciones y giras por 37 países con obras como “Marat/Sade”, “Madre Coraje”, “La Celestina” o “Ricardo III”.

En esta trayectoria, Lorca se ha convertido en “una de las cuatro columnas en las que se sustenta Atalaya”, autor que Iniesta ha reivindicado como “quien podía haber sido uno de los grandes dramaturgos de la historia mundial si no nos lo hubieran arrebatado; para la literatura español y mundial es un tragedia lo que le hicieron en Víznar (Granada)”.

Sobre “Así que pasen cinco años” ha apuntado que se trata “de la obra con más magia y calidad poética-onírica de todo el teatro español y universal” y ha subrayado que fue “premonitoria”, ya que terminó de escribirla el 19 de agosto de 1931 y fue fusilado exactamente un lustro después.

Un texto “con un poder hipnótico sobrenatural”, “cargado de imágenes” que Atalaya interpreta con su sello de teatro poético, coral, muy basado en el movimiento físico y con diversidad de ambientes.