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Cervezas, guitarras e ironía en la muestra de Ragnar Kjartansson en Londres

Cervezas, guitarras e ironía en la muestra de Ragnar Kjartansson en Londres

EFE

Londres —

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Una mujer enfadada que escupe a su hijo y diez trovadores que se pasean por el Barbican Centre mientras tocan la guitarra y beben cerveza son solo una selección de las piezas que conforman una retrospectiva del islandés Ragnar Kjartansson, que hoy se presentó en Londres.

Esta es la primera revisión que tiene lugar en el Reino Unido sobre este artista de 40 años que, por medio de instalaciones y vídeos, explora los límites entre realidad y ficción e ironiza sobre el papel del artista como héroe cultural.

Del 14 de julio al 4 de septiembre, la galería de arte recoge el trabajo que presentó a la Bienal de Venecia, además de su faceta menos conocida como pintor.

Una decena de hombres descalzos, rodeados de lámparas, sentados en butacas y tumbados en la cama tocan la guitarra durante ocho horas cada día para dar la bienvenida al público en esta muestra.

Esta representación forma parte de la pieza “Take me here by the Dishwasher: Memorial for a Marriage” (2014), en la que los músicos deambulan por la sala en calzoncillos y pijama en un ejercicio de canto, que solo interrumpen para acercarse a una nevera y coger un botellín de cerveza.

Vestido con un traje gris a rayas, el artista explicó hoy a los medios que se siente “emocionado” al ver su obra en el Barbican, donde acudió varias veces cuando era niño, y afirmó que Islandia “es un buen país para los artistas, pero no para los banqueros”.

La comisaria de la muestra, Leila Hasham, calificó esta instalación como su favorita en una charla con Efe: “la energía y la literatura que desprende es algo mágica porque los músicos actúan frente a la proyección de una película, que protagonizan los padres de Ragnar, y cantan un diálogo de una de las escenas”.

“Kjartansson es un balance. No es puramente melancólico ni es todo humor, sino que va de un lado a otro como un péndulo”, explicó sobre el artista nórdico.

“Le gusta jugar con las emociones del público y destripar de su trabajo toda narrativa, por lo que el espectador tiene que descifrar su significado”, aclaró la comisaria.

Entre las influencias del islandés se encuentra la serbia Marina Abramovic y su pasión por ejecutar durante horas una pieza de arte, aunque para Hasham hay diferencias entre ambos.

“La producción de Abramovic tiene algo psicológico que te puede hacer llorar y Ragar coge el material para jugar y divertirse con él”, matizó.

En el Barbican Centre el público encontrará “Me and My Mother” (2000-2015), cuatro piezas de vídeo en las que su madre, la actriz de cine y teatro Gudrun Asmundsdottir, se reunía con su hijo cada cinco años para escupirle con rabia en la cara durante varios minutos.

La intención del artista consiste en provocar al espectador mediante humor absurdo y explorar tanto en las relaciones familiares como en la confrontación de madre e hijos a nivel artístico.

Las paredes de este centro se ven colapsadas por las 144 pinturas que conforman “The End” (2009), una serie de óleos sobre lienzo con los que Kjartansson se convirtió en el creador más joven en representar a su país en la Bienal de Venecia.

En ellos retrata a hombres ataviados tan solo con un bañador negro, rodeados de botellas de cerveza y cigarrillos, y armados también con una guitarra; un patrón que con el paso de los años saltó de las telas a la realidad por medio de los diez trovadores.

La imagen de Ragnar desnudo en la bañera mientras entona “una vez más caigo en mis ademanes femeninos” reina en una sala oscura, en las que se repiten eternamente los nueve clips que conforman “The Visitors” (2012) y que permiten al espectador colarse en las habitaciones de diferentes músicos.

Para la retrospectiva, el autor nórdico ha compuesto “Second Movement” (2016), una escena simétrica en la que dos mujeres de la época eduardiana se dan un beso dentro de un bote en el lago del Barbican Centre.

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