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Christian Carion dedica a su madre “Mayo 1940”, el éxodo francés de preguerra

Christian Carion dedica a su madre "Mayo 1940", el éxodo francés de preguerra

EFE

Madrid —

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El cine francés tenía una pequeña deuda pendiente con la Segunda Guerra Mundial: contar las pequeñas historias de los pueblos franceses que convivieron con los nazis “sin ser colaboracionistas, para nada, pero conscientes de que si se movían un milímetro de las órdenes fascistas, podrían morir”.

Quien así lo afirma es cineasta francés Christian Carion, que, con sólo cuatro largometrajes en su filmografía, ha dedicado dos de ellos a las Grandes Guerras, “Feliz navidad” (2005) a la primera, y ésta segunda, “Mayo de 1940”, a este periodo especial de la Segunda, si bien, su éxito más sonado lo logró con una de espías, “El caso Farewell” (2009)

Basada en hechos reales, la película cuenta la historia de un padre alemán que busca a su hijo en los primeros días de la ocupación nazi de Francia, cuando muchas personas dejaron sus casas para dirigirse a regiones que todavía no habían sido invadidas por el ejército fascista.

Carion, que ha visitado Madrid durante la muestra “III Cita con el cine francés”, ha comentado a Efe que la película no sólo está dedicada a su madre, sino que está contada desde “los ojos optimistas” de ella.

“Fue mi madre quien contó cómo fue aquel éxodo desde su humanismo y ella está en todos los personajes; la he salpicado entre ellos, porque no he podido traspasarla a uno solo, pero la institutriz se llama Suzanne, como ella”, sonríe.

Aún así, entre todos, su personaje preferido es el alcalde, un hombre “calcado” a su abuelo, o mejor dicho, a lo que su madre le contó de su abuelo.

“Me gusta cómo él intenta preservar la república cuando todo se está desmoronando; es como una isla en medio de la invasión nazi”, señala.

Es una historia narrada desde el optimismo, a pesar de la situación, con un final un tanto increíble por cuanto salen las cosas “demasiado bien”, pero Carion niega la mayor.

“El final no es optimista, son tres personas que se quedan con unos puntos suspensivos, caminando hacia el futuro. Queda claro que la vida siempre triunfa, en la guerra y cuando no hay guerra”, protesta el francés.

La historia, opina el director, “gana peso” gracias a la credibilidad de los actores, August Diehl y Olivier Gourmet, en los papeles principales, y también es destacable la banda sonora compuesta por Ennio Morricone.

“Hubo cincuenta millones de muertos en la II Guerra Mundial y eso ya no tiene marcha atrás, pero hemos recomenzado. Y ojo -advierte el director de ”La chica de París“-, eso no garantiza que no pueda volver a pasar”.

Desde su punto de vista como cineasta, afirma que no le resulta fácil pensar en una película que cuente una presunta tercera guerra mundial, “sobre todo -reflexiona el cineasta- porque creo que ya estamos en guerra, la tercera guerra es la del fundamentalismo”.

“Yo lo veo así: bajo un discurso religioso se esconden otras cosas (...) es mucho más que una guerra de religión, es un poco como el imperio romano, las provincias periféricas se comieron al imperio. Es una guerra de cobardes”, resume, aunque asegura que el guion que tiene guardado en el cajón habla de una guerra sin arreglo, “la guerra del agua”.

El director, decidido defensor de la República, -de hecho, “siente mucho” que España sea una monarquía-, cree que la mayor desigualdad vendrá de la mano de la escasez de agua: “Sin petróleo se puede vivir, la energía siempre tiene alternativas, pero el agua no y cuanto menos agua, más refugiados, más desigualdad”, aduce.

Aún así, dice, “yo, como mi madre, creo en la energía de la gente, es una forma de resistencia, si eres demasiado pesimista o derrotista, nunca va a funcionar; creo que siempre habrá gente que tirará para adelante y volveremos a empezar”.

Por Alicia G.Arribas.

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