Córdoba, la Babel internacional de las flores

“Las flores aman a la gente, del mismo modo que la gente ama a las flores”, decía Tomas de Bruyne mientras montaba en Córdoba 'Paraíso, delirio y deseo', una instalación que ha ganado el segundo premio de Flora, Festival Internacional de las Flores, que comenzó ayer tras días de intensidad y nervios.

Nervios porque esta semana ha sido algo atípica en el habitual clima seco cordobés y las tormentas del martes y la amenaza constante de lluvia han añadido algo más de tensión al montaje de todas las instalaciones, un total de ocho repartidas por patios públicos de toda la ciudad.

El que ha ocupado el diseñador Tomas de Bruyne es el de la sede de la Empresa Municipal de Vivienda, Vimcorsa, convertido desde este viernes en un colorido edén de flores y filigrana cordobesa, tal y como indica a Efe, un lugar que sólo unas horas antes era algo parecido a un lienzo en blanco en el que trabajaba una veintena de personas bajo la atenta dirección de este artista floral belga.

Antes de que ayer se hiciera con el segundo premio, dotado en 40.000 euros, por “la integración de Córdoba en su diseño y el uso del color en consonancia del edificio”, De Bruyne había viajado a la ciudad en agosto y había caído hechizado por los patios y por la filigrana, una delicada pieza de joyería artesanal formada por finos hilos metálicos y que data de la época omeya.

“Lo primero que me inspiró fue la propia Córdoba”, señala el artista belga, que recuerda que descubrió la filigrana en una tienda yendo de un patio a otro y la convirtió en “el punto de partida”.

Del flechazo se pasó al boceto, del boceto a la producción, y de la producción a la instalación terminada, una obra efímera que se podrá ver, como el resto, hasta el 29 de octubre, y con la que el artista ha buscado en todo momento que los visitantes vivan una experiencia y entablen un diálogo.

Para el artista, la flor es “un lenguaje universal” en el que todo el mundo puede participar. “La máxima es que todo el mundo ama las flores, desde el bebé más pequeño hasta nuestro gran amigo Donald Trump; incluso él huele las flores”, bromea De Bruyne, que en su instalación ha usado crisantemos o azaleas, así como materiales a prueba de agua.

“La gente se detiene porque lo primero que ven es el color y saben que algo ocurre ahí. Todos somos un producto de la naturaleza. ¿Quién puede decir que las flores no son bonitas? Nunca he conocido a nadie que diga que odie las flores”, remarca el artista, que sostiene que cualquiera puede comunicarse con ellas sin necesidad de palabras.

Una idea que también sostiene el director de Flora, Emilio Ruiz, que resalta que, al contrario que otras disciplinas artísticas, en la instalación floral “cuesta poco entrar” debido a la relación tan cotidiana que une al hombre y las flores.

Sin embargo, aunque el lenguaje sea universal, el mensaje es particular en función de donde se mire a la flor, sostiene Ruiz.

“Hay dos miradas completamente distintas: por un lado está Oriente, con una visión divinizada de las flores, con un punto reverencial hacia la naturaleza; y luego está Occidente, donde se fijan más en la relación de la persona con la flor, algo que se puede ver en los patios o en el hecho de que aquí incluso las regalemos”, especifica el director del festival, una cita que, al contrario que el resto de festivales, no es “nada patriota”.

De hecho, sólo uno de los ocho artistas que compiten en esta primera edición es española, Isabel Marías. El resto son Alfie Lin (China), Flores Cosmos (México), In Water Flowers (Reino Unido), Loose Leaf (Australia), Patrick Nadeau (Francia), Tomas de Bruyne y los ganadores, Natasha Lisitsa & Daniel Schultz (Estados Unidos).

Ruiz insiste en que, por encima del cuidado aspecto estético, la selección de artistas ha buscado instalaciones que cumplan un papel comunicativo, y el resultado es que Córdoba será, durante los próximos 9 días, la Babel del mundo de las flores.