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Dolores Redondo asegura que “me ha dolido escribir de la violencia contra los niños”

Dolores Redondo asegura que "me ha dolido escribir de la violencia contra los niños"

EFE

Madrid —

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Dolores Redondo dice que no puede tolerar la violencia contra los más pequeños, sobre todo cuando viene de quienes deben protegerlos, y por eso le ha dolido mucho la última entrega de su “Trilogía del Baztán”, en la que mitología y una investigación sobre la muerte súbita de bebés van de la mano.

“La violencia contra los menores es algo que me rompe el corazón”, asegura en una entrevista con Efe Dolores Redondo (San Sebastián, 1969), cuyo esperado tercer volumen de esta trilogía de novela negra, “Ofrenda a la tormenta”, publicada por Destino, sale hoy a la venta.

Son tres entregas de una misma novela, recalca la autora, que dice que, mientras la primera parte fue “la más trascendente” y la segunda “la más oscura”, esta última es “la más emocional” y, por eso, la que más le ha costado escribir.

Protagonizada por la inspectora jefe de Homicidios de la Policía Foral de Navarra Amaia Salazar, la trilogía dibuja hasta dónde puede llegar el mal en un entorno que la escritora considera único, el valle del Baztán y el pueblo navarro de Elizondo, con un paisaje que “atrapa” y donde cada vida está “marcada” por el bosque.

En “El guardián invisible” la trama se centraba en el ser mitológico Basajaun, un homínido de grandes proporciones que habita en los bosques y que actúa como protector, y en “Legado en los huesos” era Tarttalo, un cíclope de la mitología vasco-navarra que aparece como un violento criminal y escoge como víctimas a las mujeres de esas tierras.

En esta ocasión, es Inguma el perverso demonio que salpica las páginas de la novela.

“En la historia de Baztán está escrito que en una ocasión Inguma se despertó y se llevó a cientos de niños. Los médicos decían que era la tos ferina, pero era Inguma, que venía a robarles el aliento mientras dormían”, se recuerda en la novela, en la que los casos de muerte súbita de bebés “aparecen oscuramente enredados con un tenebroso ser” de la mitología.

Por eso, Dolores Redondo, que recuerda que de niña donde más miedo pasaba era en la cama, cree que se debería tener miedo “de lo que no vemos”.

Las “víctimas perfectas” en esta última parte de la trilogía son los niños, algo que la propia autora considera “terrorífico”, especialmente si la violencia procede “de quien debe protegerles”.

La inspectora, que arrastra una infancia reprimida por una “madre perversa”, es una víctima más, y por eso, explica su creadora, su compromiso con todas las víctimas es especialmente fuerte con los más desprotegidos, con los niños.

Un personaje que es frágil y fuerte al mismo tiempo, “un reflejo de la mujer auténtica”, señala Dolores Redondo, que indica que en esta última entrega, “además del mal, hay una presencia constante de la transgresión”, como la que vive la inspectora en su faceta más personal.

A través del papel como madre de su protagonista, la autora ha querido también reivindicar “la maternidad desprovista del ideal que aparece en las revistas de bebés”, ya que, señala, tenía una deuda consigo misma al respecto.

“La maternidad es algo maravilloso, pero hay momentos en los que te sientes una auténtica miseria personal”, destaca Redondo, que afirma que esto ocurre “hasta que descubres que lo perfecto es que no sea perfecto”.

A pesar de que con “Ofrenda a la tormenta” finaliza la trilogía, Dolores Redondo garantiza que no se despide de Amaia Salazar: “Han pasado dos años para el lector, pero para mí ha sido mucho más tiempo”, recalca la autora, que dice que se siente “muy cómoda” con su protagonista.

Por eso, aunque lo próximo que escriba no será sobre la inspectora, no descarta un futuro reencuentro. Por lo pronto, se prepara muy ilusionada para la adaptación de la primera entrega, “El guardián invisible”, al cine, que se rodará en el valle del Baztán.

En su próxima aventura literaria, también en la novela negra, cambia “de paisaje, de personajes, de todo... No tiene nada que ver”, avanza la escritora, que confiesa que es un proyecto que ya tenía en mente cuando comenzó la trilogía “y que ahora está llamando a la puerta y le toca salir”.

Un proyecto en el que, como en el anterior, no se limitará a la novela policiaca sino que, al ser el género que permite “más fusiones”, tendrá algo de “mestizo” y hablará de otras cosas, más allá del crimen.

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