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“Electropreste” vuelve a unir la cultura andina y la música electrónica en Bolivia

"Electropreste" vuelve a unir la cultura andina y la música electrónica en Bolivia

EFE

La Paz —

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La cultura folclórica y popular andina de la ciudad boliviana de La Paz volvió hoy a fusionarse con la música electrónica en la segunda versión de la fiesta “Electropreste”, que se celebró en un suntuoso edificio paceño conocido como “cholet”.

“El Electropreste busca sintetizar lo moderno con lo tradicional tomando en cuenta los iconos de las fiestas en Bolivia y del extranjero”, dijo a Efe Aníbal Aguilar, uno de los organizadores de la fiesta patrocinada por una marca de cerveza.

El invitado especial de la fiesta fue el disc-jockey británico Nick Warren, secundado por su colega boliviana Iva, que hicieron bailar a la gente con una mezcla de electrohouse y electrocumbia, según constató Efe.

La fiesta se realizó en un salón del “cholet” de nombre Mega Zafiro, con capacidad para 2.000 personas.

El “cholet” es un suntuoso edificio que simboliza una nueva corriente de arquitectura andina que se caracteriza por mezclar sin límite los diseños culturales tradicionales con modernos.

Los asistentes a la fiesta llegaron en una de las líneas del teleférico de La Paz y el primer espectáculo que vieron allí mismo fue el que dieron en un cuadrilátero las “cholitas” luchadoras, como se conoce a las indígenas aimaras paceñas que practican la lucha libre.

La “Yarita” y la “Poderosa”, nombres artísticos de dos de las luchadoras, subieron a un ring amarillo luciendo sus polleras de múltiples colores (faldas indígenas) para mostrar sus habilidades para el combate, lo que despertó la euforia de los asistentes al espectáculo.

Después las mismas cholitas luchadoras encabezaron una “procesión”, típica de las fiestas andinas, que se extendió por unas cuatro calles hasta llegar al salón de fiestas, que fue diseñado con colores azules como si se tratara de una nave espacial.

Cuatro mujeres con polleras andinas dieron la bienvenida a los asistentes a la fiesta arrojándoles en la cabeza mixtura y papeles de colores, colocándoles serpentinas en el cuello e invitándoles a cervezas, con un fondo lleno de “bits” de la música electrónica que hacía vibrar el salón.

“Jamás he vivido una experiencia como esta, estoy asombrada”, dijo Cecilia Ruiz, que llegó de Argentina para asistir al evento.

Los participantes, que en algunos casos vestían faldas fosforescentes o los sombreros en forma de bombín típicos de las cholitas, agarraban las matracas, instrumento local de la danza de la Morenada, y gritaban eufóricos por la música electrónica.

Mujeres pintadas de neón y con luces led en sus trajes amenizaban la fiesta que fue una mezcla de nacionalidades, música, vestimentas, mostrando, como dicen los organizadores, un “remix” cultural.

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