Exposición “Léxico familiar” recorre 60 años de la trayectoria de Paula Rego

Una amplia retrospectiva titulada “Léxico familiar”, igual que la novela homónima de Natalia Ginzburg, recorre desde hoy en La Virreina seis décadas de la obra de la artista portuguesa Paula Rego, desde sus dibujos de los años 50 hasta algunos de sus proyectos más recientes.

El director artístico de La Virreina y comisario de la muestra, Valentín Roma, ha explicado hoy en la presentación que “la obra de Paula Rego puede leerse como una gran fábula sobre la conducta humana, que la acerca a aquellos artistas con grandes narrativas, como Shakespeare, Goya, William Hogarth o la propia Natalia Ginzburg”.

La evolución artística de Rego es, a decir de Roma, un “crisol de disparidades y reformulaciones” en los que plantea “una revisión crítica, incluso una disputa, con los imaginarios culturales de la historia del arte, especialmente aquellos en los que la tradición heteropatriarcal es más evidente”.

Sus primeras piezas participan de un lenguaje abstracto cercano a Vieira da Silva y a Dubuffet, mientras que su producción posterior, próxima a la llamada Escuela de Londres, con nombres como Francis Bacon, Lucien Freud o Auerbach, se sitúa en la estela del expresionismo de Goya, el sarcasmo de Hogarth o la obra de Gutiérrez Solana.

Rego pone, sin embargo, el acento en “aquellas imágenes en las que las mujeres han expresado su disidencia”.

Desde la última y única gran exposición de Rego en España, en 2007 en el Museo Reina Sofía, la obra de la artista portuguesa ha incorporado “una gramática diferente, y la obra gráfica ha adquirido un mayor protagonismo”, ha destacado Roma.

En las primeras salas se muestran obras en las que se produce un transformismo entre humanos y animales con mujeres-pájaro, mujeres-perro, la propia artista autorretratada como simio que pinta, cuervos y conejos dialogando, cerdos arrullados por adolescentes.

Los cuentos infantiles tradicionales tienen también su particular versión en la obra de Rego: Blancanieves, Peter Pan y Caperucita Roja, de los cuales la artista presenta un giro narrativo inesperado con una dimensión violenta y trágica, como se puede observar en “Blancanieves y su madrastra” (1995) o en “La venganza de la madre” (2003), totalmente despojados de las moralejas moralizantes.

El abuso de poder y la tiranía, así como sus consecuencias, ocupan un lugar muy significativo en la gramática pictórica de Rego, que se traduce en particulares trípticos que aluden a esa represión religiosa como “Oratorio” (2008-09), “La prueba” (1990), “Olga” (2003) o “Nuestra señora de los Dolores” (2013).

En la exposición también se incluyen los trabajos de ilustración que Rego hizo para obras literarias como “El primo Basilio”, de Eça de Queirós; “La Celestina”, de Fernando de Rojas; “El hombre almohada”, de Martin McDonagh; “Misericordia”, de Benito Pérez Galdós; y de manera especial, “Jane Eyre”, de Charlotte Brontë.

Según Roman, en la serie “Jane Eyre”, “Rego sortea el costumbrismo y rescata la tensión política del texto original, con escenas que parecen planos cinematográficos y unos rostros que parecen extraídos de las pinturas negras de Goya”.

De 1998 es su serie crítica dedicada al aborto clandestino en Portugal, con obras en las que las mujeres yacen en sillones o camas o en el suelo, en posiciones fetales de dolor e indefensión, e incluso junto a los utensilios que fueron utilizados como palanganas nada higiénicas, fórceps sucios y toallas usadas.

Aunque afincada en Londres desde los años 50, Rego ha recreado en muchas de sus obras la historia política de Portugal, en las que ha ridiculizado la dictadura de Salazar y se ha opuesto a la guerra colonial portuguesa en Angola, Guinea-Bissau y Mozambique.

Manuel II, el último monarca luso, protagoniza la pieza “El último rey de Portugal: Urraca” (2014), mientras que “La vieja república” (2005) es una versión irónica del retrato oficial de Jorge Sampaio, presidente portugués entre 1996 y 2006, que también fue realizado por la artista.