Javier Urra: “La esperanza es una obligación ética”

“La esperanza es una obligación ética”, afirma el psicólogo y exdefensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Javier Urra, quien considera que hay que pensar, sentir y hacer para dejar la vida un punto mejor de cómo la hemos encontrado.

En una entrevista con Efe, Urra aporta sugerencias, ideas y experiencias para el viaje de la vida, con motivo de la publicación de su libro “Celebra y comparte la vida” (JdeJ Editores), que reproduce una conversación con la periodista Merche Carneiro.

El autor señala que el último día de nuestra vida no vamos a preguntarnos si hemos sido felices, sino que vamos a cuestionarnos si ha merecido la pena y responder para qué y para quién hemos vivido.

“Desde bien niño uno capta que la existencia es un reto para crecer, para aventurarse, para hacer amigos, para conocer ambientes y lugares que nos son desconocidos, para ser aceptado, para ganar en autonomía, para responsabilizarse, para transmitir y para ser querido”, explica.

Lo primero es ser agradecidos, a los que nos han antecedido, a los que nos acompañan y a los que nos continuarán. “Soy parte de mis padres, de mis abuelos, pero también de mi descendencia y de quien se encuentra conmigo en el día a día”, precisa.

También aconseja valorar la humildad y la sencillez, ya que, en su opinión, la gente soberbia es inaccesible, mira por encima del hombro, nadie les dice la verdad y pierden el contacto con la realidad.

Anima a no ir por la vida mostrando la faceta de serio, algo que califica de “patético” porque puede parecer que esa gente “está haciendo grandes cosas, pero luego te la encuentras en la playa en bañador y pierde mucho”.

Resalta que “es muy bonito el contacto con la naturaleza y tener sensibilidad ante la belleza de lo hecho por los seres humanos o de lo hecho por Dios o por la naturaleza, según se quiera creer”.

Para Urra, la vida es como el juego del “cu-cú, tras-tras”, donde “el niño te mira, se ilusiona y está expectante”, en interacción con el otro, aprendiendo a mostrarse y ocultarse.

“El entusiasmo, en general, atrae y propicia más entusiasmo”, subraya el psicólogo, quien indica que “la actitud, con 'c', es fundamental en la vida”, aunque admite que “en parte depende de las vivencias, de la red social que nos acompaña y de nuestros encuentros y expectativas”.

Reivindica el lenguaje universal de la sonrisa, puesto que, en sus palabras, “el humor abre puertas, cura heridas, restablece relaciones y diluye muchos problemas. Es una tarjeta de presentación en cualquier país y en cualquier idioma”.

Agrega que “a la vida no se le puede pedir más de lo que puede dar. Yo voy a cumplir 59 años en agosto. No le puedo pedir a la vida lo mismo que un chico de 18 años en Pamplona en Sanfermines. Hay que ser flexible y adaptable”.

Reconoce que “vivimos de manera acelerada, quizás porque queremos estar en todo, viajar a muchos sitios o llamar a mucha gente”, pero recalca que el ser humano, igual que precisa comunicarse, tiene que distanciare, recluirse y reflexionar.

Cada día, apunta, puede haber “unos breves instantes”, en la ducha, en el ascensor, en el coche durante un atasco o en un aeropuerto, para poner música, relajarse y pensar con el fin de evaluar lo esencial, lo que hay que mejorar y a quién hay que pedirle disculpas.

Recuerda que hay momentos de viajes largos, de soledades y de miradas en el horizonte que nos permiten hablar de verdad con nosotros mismos, aunque no es menos importante escuchar lo que con toda sinceridad tienen que decirnos los verdaderos amigos.