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John Banville defiende la personalidad múltiple del ser humano

John Banville defiende la personalidad múltiple del ser humano

EFE

Oviedo —

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El escritor irlandés John Banville ha defendido la personalidad múltiple de todos los seres humanos, una circunstancia que, en su caso, aprovecha para desdoblarse como autor en Benjamin Black y firmar con ese nombre la serie de novelas negras que protagoniza el forense Quirke o resucitar a Philip Marlowe.

“Todos somos dos personas distintas, el tipo que sale de la cama de su amante ya no es el mismo cuando se encuentra en la calle a su mayor enemigo”, ha afirmado durante un encuentro celebrado en el Campus de Humanidades de la Universidad de Oviedo bajo el título de “El extraño caso del Dr. Banville y Mr. Black”.

Para el autor de “El mar” sería “aburrido” que las personas fueran “unitarias” y tendría como consecuencia, ha advertido en tono irónico, que los matrimonios “durarían un día y medio en vez de los diez años que suelen durar de media”.

Tras confesarse “obsesionado” en su obra como Banville con un pasado que, a su juicio, no es real si no inventado ya que se aleja de cada persona cuando se acuesta para crear luego “algo nuevo que nunca estuvo”, ha señalado que, por el contrario, Black es un autor “que anda por una cuerda floja y que sólo mira hacia delante”.

Así, al escribir novela negra lo hace en el ordenador, de forma rápida, con voluntad de ser buen artesano y con el objetivo de que que no queden registros de cómo fue creándose la obra mientras que, como Banville, redacta con pluma “y frase a frase”.

El protagonista de las obras de Black, el forense Quirke, es, según su autor, un personaje sin pasado, que no conoce a sus padres y al que han hecho mucho daño y de ahí que, al mirar atrás, sólo vea una oscuridad que compensa con su curiosidad por saber qué se oculta detrás de la vida de otras personas.

“Estoy enganchado con ellos hasta el punto de que a veces pienso que es Quirke es el que escribe y Black el personaje inventado”, ha apuntado respecto al autor de “El secreto de Christine”.

Pese a la personalidad múltiple que Banville aprecia en cada individuo el ser humano no ha cambiado mucho, a su juicio, desde que vivía en las cavernas y sigue respondiendo a los mismos estímulos y siendo “un ser primitivo” cuyos mayores avances han sido, ha bromeado, “la odontología y el inodoro con cisterna”.

Banville ha señalado que actualmente trabaja sobre una novela ambientada en el futuro dado que le resulta “muy aburrido” narrar un presente en el que la gente se encuentra “hipnotizada por los teléfonos móviles o por internet”, avances sobre las que se podrá escribir dentro de cincuenta años cuando ya no resulten fascinantes sino cotidianos como ocurre hace décadas con la electricidad.

“Sé muy poco de la vida, no más que mi cartero o mi fontanero”, ha apuntado Banville tras apelar a la necesidad de perdonar el pasado en cuestiones como los abusos sexuales a niños ocurridos en su Irlanda natal y que parecen como un tema recurrente en las obras que firma como Benjamin Black.

A su juicio, aunque sus padres y él mismo sabían lo que ocurría en su colegio “y nadie hacía nada salvo decirse a sí mismos que eso no estaba pasando”, no se puede juzgar ahora a todo el estamento eclesiástico, un colectivo al que ha reconocido su labor para ofrecer una educación gratuita en Irlanda durante décadas.

Banville ha hecho estas afirmaciones durante un encuentro con estudiantes en el Campus de Humanidades de la Universidad de Oviedo en el que han participado cuatro profesores expertos en literatura irlandesa y una alumna de su país adscrita al programa Erasmus.

El autor ha recibido como recuerdo la reproducción de un placa con una cita suya impresa que la Universidad situará en uno de sus aularios junto a las que realizó para otros dos galardonados con el Príncipe de las Letras, Leonard Cohen y Martha Nussbaum.

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