José Luis Cuerda afirma que vivimos una nueva Transición, pero “para dar un paso atrás”

El director de cine José Luis Cuerda cree vivimos una nueva Transición, pero “para dar un paso hacia atrás”, mientras el humorista gráfico Antonio Fraguas “Forges” sostiene que ese período no ha acabado y el pintor Antonio López recuerda la lejanía de los pintores realistas respecto a la vida política de entonces.

Estas tres figuras de las artes españolas han recordado hoy en el curso de verano “La Transición a través de la cultura y las artes”, que se celebra la Universidad Complutense en San Lorenzo de El Escorial, su trayectoria profesional en ese período histórico así como anécdotas relacionadas con sus respectivas obras.

Para Cuerda, en la actualidad se está produciendo una nueva Transición “inducida desde el poder” para dar un paso atrás, una época en la que, ha dicho, “ser antisistema es una cuestión de honradez”.

Antisistema es también su película “Amanece que no es poco”, de 1989, una cinta que es “realismo puro”, según ha dicho Cuerda, que ha señalado que durante la Transición hizo un cine “que es el que menos fue a ver la gente”.

Por eso dice que tampoco hace cine sobre la actualidad: “no quiero hacer una película en la que un sinvergüenza puede llegar a caer simpático”, asegura el director y productor que considera que se está rodando “cine excelente” en Andalucía y Cataluña.

En un recorrido del humor gráfico desde la censura del franquismo hasta la actualidad, Forges ha recordado las dificultades para el cambio “desde el eufemismo a la libertad”, desde una situación en la que había que ir “con pies de plomo y aplicando neuronas por todos los lados” hasta que con la democracia el humor inundó progresivamente todos los medios de comunicación.

Los humoristas gráficos, ha explicado, fueron durante mucho tiempo “los transmisores de las cosas que no se podían decir” mientras que, durante la Transición, se constituyeron en un sistema como el actual de las redes sociales.

“La libertad fue colocando al humor en el sitio que le correspondía”, ha indicado Forges, para quien la Transición “no ha acabado: hay muchas cosas que es inconcebible que no estén hechas. Por ejemplo, ¿para qué vale el Senado?”, se ha preguntado este artista que considera que los políticos creen que los humoristas gráficos tienen mucho peligro.

Lo contrario de lo que ocurrió con la pintura, según ha sostenido Antonio López, que ha explicado que “el régimen franquista sabía lo que era peligroso. Y la pintura no lo era”.

Así, mientras que en el cine o la literatura hubo censura política, para los pintores no la hubo, ha recordado López, que señala que “la censura puede venir de donde menos te lo esperas”.

En la Transición fue “curioso” lo apartado que quedó de la vida política el grupo de pintores realistas de Madrid: “lo que nos interesaba era la vida de Madrid y no una circunstancia”, ha señalado el pintor, que ha recalcado no obstante que su trabajo de esa época tiene una “cosa oscura aunque no esté representado con el lenguaje de la denuncia política de forma explícita”.

Antonio López ha rememorado que durante su carrera tuvo años “muy malos” pero ahora está a gusto con lo que hace y se ha acostumbrado a “aceptar su trabajo”. Es un pintor “poco destructivo”, ha asegurado y solo ha roto un cuadro en su vida, en 1952.