Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Noticia de agencia

Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

Esta información es un teletipo de la Agencia EFE y se publica en nuestra web de manera automática como parte del servicio que nos ofrece esta agencia de noticias. No ha sido editado ni titulado por un periodista de eldiario.es.

Juan Diego Flórez: Estoy muy satisfecho con cómo canto

Juan Diego Flórez: Estoy muy satisfecho con cómo canto

EFE

Madrid —

0

Cuando la voz del peruano Juan Diego Flórez (1973) cambió “un poco” después de años siendo el único capaz de cantar como marca la partitura a Rossini, se sintió “un poco perdido” y pasó “una pequeña crisis”, pero encontró “el camino” y ahora está “muy satisfecho” con cómo canta. “Me divierto”, asegura.

El tenor acaba de publicar su primer disco dedicado al “mágico” Mozart y adelanta en una entrevista con EFE que ya está “en conversaciones” para hacer “La Clemenza di Tito”, “Idomeneo” y “La flauta mágica”, lo que supondrá su debut de una pieza operística del austríaco.

“Para mí, Mozart ha sido un compositor cercano desde que empecé con 17 años en el conservatorio. A los 18 formé parte del coro de 'La flauta mágica', aunque la idea inicial era que hiciera un rol secundario, pero decidieron no arriesgar”, recuerda riéndose.

Ha cantado “constantemente” las arias de su disco, “Mozart” (Sony), en recitales pero le sigue “faltando escenario”, porque siempre le han llamado para el bel canto: “Mozart es para mí un compositor mágico, aunque no tenga para el tenor esas piezas de virtuosismo extremo que tienen otros como Rossini”, resume.

“Cuando era más joven, cantaba todo de Rossini y podía hacer exactamente lo que estaba escrito en la partitura. Eso me llevó a la fama porque muy pocos podían hacerlo. Todo estaba bien, pero, cuando mi voz cambió un poco, me encontré un poco perdido, una pequeña crisis. Sin embargo, encontré el camino y ahora estoy muy satisfecho con cómo canto”, revela.

Técnicamente, asegura, puede hacer todo lo que se imagina en su cabeza porque su formación es “muy sólida”, aunque nunca acabe de estar completamente y absolutamente satisfecho, “porque siempre hay un ideal”.

“Si la técnica no está bien, si no puedes hacer todo lo que está en la partitura, no puedes comunicar, y el público nota que estás incómodo. Me divierto, y eso solo pasa cuando puedes dar tu arte como quieres”, recalca.

Su voz y su preparación le permiten hacer “cosas muy diferentes”, pasar de un “Barbero de Sevilla” a un “Werther” o empezar un concierto con Mozart y seguir con Rossini, “algo muy raro”, y todo ello “sin estar fuera de estilo”, dice.

Le gusta mucho jugar al fútbol y, cuando da buenos pases, siente una satisfacción parecida a la que nota cuando da un buen recital: “Cuando haces las cosas bien, sabes que el público va a reaccionar, y la emoción se nota en el aire”.

Se ha programado la vida para dar un concierto a la semana y viajar moderadamente, para no estar lejos de sus hijos, de 6 y 3 años.

Aun así, además de sus recitales, lo próximo que le espera es en enero “Los cuentos de Hoffmann”, en febrero el “Orfeo” de Gluck en La Scala, en abril “Lucia di Lammermoor” en Munich, en mayo “Rigoletto” en Viena, donde vive; “Ricciardo e Zoraide” en Pésaro y en noviembre “La Traviata” en Nueva York.

“Es un repertorio que ya estaba afrontando y que me da muchas satisfacciones, sin dejar el bel canto, porque haré también el 'Barbero de Sevilla” y seguiré en el festival rossiniano de Pésaro“, indica.

A pesar de su agenda, sigue arañando tiempo para dedicar a su programa social Sinfonía por el Perú, que proporciona educación musical a miles de niños desfavorecidos, aunque, precisa, “no se trata de crear músicos sino buenas personas”.

“Tenemos varias metas. Ahora hemos formado una orquesta central, que financia una fundación internacional. Queremos unas becas mínimas y nuestro sueño es crear una academia grande, en la que quienes tienen más disposición para la música puedan dedicarse a ella”.

Ya tienen, avanza, un sitio para instalar su academia, una antigua fábrica de cerveza, la Pacus, a orillas del Rímac, “un elefante de fuertes paredes y grandes que dará, si todo sale bien, su espacio a los niños”.

El próximo año hará una gira por Latinoamérica que, de momento, abarca Chile, Argentina y, “seguramente”, Colombia.

Antes, el 9 de noviembre, entre su actuación en Berlín el 6 y la de París, el 12, ofrecerá el concierto que tuvo que suspender el pasado 18 de octubre en beneficio de los damnificados por el terremoto de México: “No me encontraba bien, sabía que no iba a rendir y quiero hacer las cosas como ellos se merecen”.

Y eso que “lo más pesadito” para él, afirma, son los aeropuertos: “Los aviones son lo peor para un cantante. Y no, no tengo jet, los tenores no llegamos a tanto”, se ríe de nuevo.

Etiquetas
stats