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Juan Vico novela sobre el engaño en “Los bosques imantados”

Juan Vico novela sobre el engaño en "Los bosques imantados"

EFE

Barcelona —

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El escritor y poeta Juan Vico analiza la capacidad humana de engañar y de dejarse engañar en su novela “Los bosques imantados”, donde enfrenta ciencia, arte y espiritismo: “A veces necesitamos que se rompan las costuras de lo racional, por eso el espiritismo va a existir siempre”, dice en una entrevista con Efe.

A pesar de la presencia de oráculos en las televisiones o el misticismo con el que rodeamos la alimentación hoy en día, Vico descartó situar la novela en la actualidad para centrarse en la expansión del mesmerismo en la Francia de finales del siglo XIX.

“El realismo puro y duro, típico de la literatura española, me aburre. Creo que la literatura es artificio, aunque sea realista”, afirma el escritor, que, en sus historias, apuesta por mezclar hechos reales y ficticios.

Precisamente, uno de los personajes reales que aparecen en “Los bosques imantados”, el mago francés Robert-Houdin, está en el germen del origen del relato: “Averigüé que un periodista parisino escribió sus memorias, y no él como se decía, y pensé que sería un buen eje narrativo”.

El periodista, bajo el nombre de Víctor Blum, acaba convirtiéndose en el protagonista de la novela, siendo un personaje altamente escéptico que se propone desenmascarar desde las páginas de su periódico “Le Siécle” las teorías del mesmerismo o magnetismo animal propagadas por Locusto, un autoproclamado experto.

En “Los bosques imantados” (Seix Barral) Vico explica la expansión de estas teorías, que aseguraban la existencia de un fluido magnético que se podía manipular para acabar con enfermedades -unas ideas con las que “de rebote y sin que tuviera nada que ver” se inventó la hipnosis- en un momento de la historia en que estas ideas tuvieron “un gran impacto” ya que “mucha gente dejó de creer en Dios”.

Para desenmascarar a Locusto y acabar con la reputación que ha conseguido con la publicación de unos libros de gran difusión, el periodista parisino acude al bosque de Samiel coincidiendo con un eclipse lunar que, según el “experto”, curará todos los males de los que allí se acerquen.

“Los bosques imantados” es una novela con una estructura de género de misterio y policiaca que también aborda la capacidad de los medios de convencer más allá de los hechos, a través de la manipulación que ejerce el propio Blum sobre sus lectores, a quienes sirve historias sensacionalistas.

Estas, apunta el autor, son también “las armas del escritor”, hacer pasar por creíble algo que no lo es. Por eso en el libro juega con diferentes niveles de verosimilitud y de realidad: la ciencia, el pacto con la realidad; el arte, el engaño pactado; y el fraude encarnado por la pseudociencia.

Para explicar las razones de la expansión de la pseudociencia -en cualquier momento de la historia- Vico señala que “puedes racionalizarlo todo, aunque sea de una forma peregrina, y aunque se caiga al primer análisis serio, de entrada el discurso, si es verosímil, convence a más o menos gente”.

“Los bosques imantados” (Seix Barral) es la tercera obra narrativa de Juan Vico, que antes de escribir “Hobo” y “El teatro de la luz” -sus otras novelas, se dedicaba a la poesía, algo que, paradójicamente, asegura, le concede “sobriedad” a su escritura.

“Hay autores que se están poniendo en todo momento en primer plano, por delante de los personajes, y eso me resulta molesto. Como el lenguaje en la poesía tiene una presencia más evidente, este es un defecto que pueden tener los novelistas que no han escrito poesía pero tienen ganas de ser poéticos”.

Además, Vico cuenta que no le gusta que le identifiquen como poeta cuando escribe narrativa: “Cuando se identifica tu obra como novela de poeta, eso suele tener mala baba. He necesitado varios libros de narrativa para que no digan: 'El poeta ha escrito una novela'”.

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