Kobro y Strzeminski, ejes de la vanguardias europeas, en el Reina Sofía

Alrededor de 160 obras entre dibujos, pinturas, carteles, collages, esculturas y diseños de los artistas rusos Kobro y Strzeminski, figuras clave de la vanguardia centroeuropea, han sido reunidas en una muestra en el Museo Reina Sofía que repasa páginas “poco conocidas” del arte moderno.

Bajo el título “Kobro y Strzeminski. Prototipos vanguardistas”, coorganizada por el Reina Sofía junto al Muzeum Sztuki de Lodz, la muestra, que se abre al público mañana, también pretende cuestionar algunas de las ideas mas extendidas de la modernidad, según los organizadores.

Katarzyna Kobro (Moscú, 1918-Lodz, 1951) y Wladyslaw Strzeminski (Minsk, 1893-Lodz, 1952) son dos creadores que formaron el eje central de las vanguardias y dos creadores “de conceptos artísticos que radicalizaron y transgredieron los presupuestos de la modernidad”.

El trabajo de ambos se puede ver en esta muestra, pequeña pero muy simbólica situada en dos salas del museo. Una de ellas, la “sala Neoplástica” está inspirada en una de sus teorías, los principios del funcionalismo unista. Diseñada en 1947, en ella el visitante siente como si hubiera trasladado a un museo con ecos de la Bauhaus y a una sala dedicada a la pintura y escultura del constructivismo ruso.

Con una superficie de color y las formas geométricas cubriendo la pared y el suelo, la sala parece que tiene un orden matemático lleno de rayas negras y cubos azules, rojos y amarillos.

La obra de los dos artistas está integrada por diversas disciplinas como la pintura, la escultura, la arquitectura y el diseño industrial y gráfico, y presenta a modo de anuncio nuevas tendencias que después serían desarrolladas por generaciones posteriores, como el minimalismo, el movimiento Zero o el arte reduccionista.

El trabajo de Kobro fue destruido en buena parte tras la Segunda Guerra Mundial y lo que quedó se quedó en la colección del Muzeum Sztulki, las de Strzeminski sobrevivieron más, pero en esta muestra solo están las esenciales, pertenecientes a al Sztulki y también a colecciones privadas y públicas de Polonia, Alemania, Holanda, Rusia, Suiza e Israel.

La trayectoria de ambos artistas se inició en Moscú en 1918 en plena revolución, ambos se conocieron en los círculos artísticos de izquierdas y participaron activamente en los intentos de experimentación que llevaría a introducir cambios radicales en el arte y convertirlo también en una herramienta de transformación social.

Colaboraron con Vladimir Tatlin o Malevich, cuyo suprematismo se convirtió en un punto de partida para ambos. En 1921 y 1922, cuando la Unión Soviética se fue convirtiendo en menos favorable para el arte moderno se trasladaron ilegalmente a Polonia, donde ya se convirtieron en figuras destacadas del movimiento de vanguardia.

Constructivistas ambos luego fueron creando diferentes conceptos como se aprecia en la exposición, como el Unismo.

Strzeminski decía que todo el arte anterior estaba dominado por el dualismo formal, que rompe la cohesión de la obra, y plantea como objetivo la creación de un arte tan orgánico como la propia naturaleza y esto sería el Unismo, teoría que se desarrolló a mediados de los años 20, según la cual “todo aquello no pertenezca a la esencia de la obra debe ser rechazado”.

La exposición de estos “dos artistas modernos” se acompaña de un catálogo con ensayos críticos de diferentes autores, la representación de obras de la exposición y algunos de los escritos más teóricos y emblemáticos de Kobro y Strzeminski, la mayoría traducidos por primera vez al castellano.