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Kureishi enseña las bambalinas de la creación literaria en “La última palabra”

Kureishi enseña las bambalinas de la creación literaria en "La última palabra"

EFE

Barcelona —

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El escritor anglopaquistaní Hanif Kureishi muestra las bambalinas de la creación literaria en su nueva novela, “La última palabra”, donde narra la historia de una vieja gloria de la escritura, Mamoon Azam, un autor crepuscular cuyas ventas decrecen y que debe enfrentarse a su biografía.

Acompañado por el editor de Anagrama, Jorge Herralde, Kureishi, conocido también por los guiones de filmes como “Mi hermosa lavandería” o “Sammie y Rose se lo montan”, ha presentado hoy en Barcelona su nuevo título, en el que muestra el “enfrentamiento” entre un escritor consagrado y un joven, Harry, que se convertirá en su biógrafo.

Ha señalado que, más que apuntar a los lectores “cómo se escribe”, ha querido dar a conocer el “negocio” en el que se ha convertido la literatura, lo que le ha brindado, asimismo, la oportunidad de tratar sobre “amor, sexo, mujeres, deporte o política”.

En este relato, que se puede leer en castellano y catalán, perfila al personaje de Mamoon Azam, un autor de origen indio enfundado casi permanentemente en un chándal, al que para relanzar su carrera, su mujer, la impetuosa Liana, una italiana con mucho carácter, decide que hay que buscar a alguien, Harry, para que escriba sobre su vida, aunque ésta contenga capítulos oscuros.

“El personaje de Harry es un joven parecido a lo que yo fui antaño y, cuando va a residir a casa de Mamoon, descubre a una persona normal, que es lo que ocurre casi siempre cuando se elabora una biografía, y es que hay un proceso de desmitificación”.

Además, argumenta, en este conocimiento que se tiene del otro ocurre un poco lo mismo que con la magia. “Lo que hacemos los escritores es un poco como lo que hacen los magos; cuando se descubren los trucos, dejamos de ser interesantes”.

Aunque hay quien ha visto en el dibujo de Mamoon un cierto parecido con el premio nobel V.S Naipaul, Kureishi lo ha desmentido y ha asegurado que nunca tuvo intención de “dibujar a un escritor concreto, sino a un personaje monstruoso que dice siempre todo lo que piensa”.

“Una vez -ha continuado- tenía la idea del escritor joven frente al mayor, el resto fue dar rienda suelta a mi imaginación”.

Por otra parte, tal como ha planteado la novela, con un escritor de origen indio y una mujer italiana -mucho más joven- como los representantes de la clase alta, ha bromeado que podría verse la obra como “una versión asiática de la serie 'Dowton Abbey'”.

En cuanto al hecho de que aparezcan algunas mujeres neuróticas, Kureishi ha sostenido que los caracteres femeninos no son “más locos” que los masculinos que ha creado, aunque, de toda manera, “no hay peor patología que ser una persona normal”, ha remachado.

Con un estilo muy cinematográfico, ha reconocido que, cuando escribe, sí piensa en el celuloide, porque le ayuda a “ver la historia”, pero ha dejado claro que la experiencia es muy distinta a escribir un guión, puesto que en la novela se centra mucho en el lenguaje, en las páginas, en los párrafos.

Ha desvelado que tiene un guión a medio escribir sobre este texto, aunque no cuenta ni con productor ni con director, pero sí ha pensado que Ben Kinglsey sería un buen Mamoon Azam, porque “interpreta muy bien a los personajes psicóticos”.

En cuanto a si ha llegado a donde quería cuando empezó, ahora que ha cumplido sesenta años, Hanif Kureishi ha dicho que lo que le queda por hacer es lo que más le preocupa y ha agregado que, como le ocurre a cualquier artista, “siempre se quiere ir más allá, superar la obra ya hecha”.

Con dos dedos adornados con grandes anillos en forma de conejo y de gato, con los que ha afirmado que hace vudú, el novelista no ha escondido que aún no se ha escrito una biografía sobre él y se ha preguntado si la habrá.

Ha dicho no estar en contra, porque le permitirá ver desde fuera cómo ha sido su vida, aunque “donde verdaderamente se expone el arista es con su trabajo, con su obra”.

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