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Leguina y Buren sacan del olvido a Melchor Rodríguez, “el ángel rojo”

Leguina y Buren sacan del olvido a Melchor Rodríguez, "el ángel rojo"

EFE

Madrid —

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Fue chapista de los buenos, novillero de los malos, poeta fácil, obrero orgulloso, afanoso por leer, inquilino de muchas cárceles, pero sobre todo anarquista y solidario. La vida de Melchor Rodríguez, “el ángel rojo”, aparece ahora novelada de la mano de Joaquín Leguina y Rubén Buren.

En “Os salvaré la vida” (Espasa), que acaba salir a la luz, un intelectual socialista como Leguina, el primer presidente de la Comunidad de Madrid, y un intelectual anarquista, y sobre todo biznieto de Rodríguez, como Buren narran la vida de una figura clave para muchísimas personas en medio de las turbulencias del Madrid asediado en plena Guerra Civil.

En un encuentro con Efe, Leguina y Buren desgranan cómo fueron pergeñando este texto, galardonado con el Premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio 2017 y en cuyo sustrato se encuentran las vivencias de Amapola, la hija de Rodríguez y abuela del segundo de ellos, quien durante años las fue anotando y recopilando.

De aquellas vivencias ha salido esta novela con cierto regusto galdosiano en la que se cuenta la peripecia de un hombre que es nombrado responsable de las prisiones de Madrid en un momento crítico, diciembre de 1936, y se juega la vida para detener las “sacas” indiscriminadas y genocidas de presos que se estaban haciendo en las cárceles de la capital.

“Se puede morir por las ideas pero nunca matar por ellas”, era una frase de Rodríguez que él mismo se aplicó a fondo y llevó hasta las últimas consecuencias, pues, como dice Leguina a EFE, “esas eran sus ideas”, que se pueden considerar puramente “políticas”, anarquistas.

Sin embargo, y a diferencia de otros personajes de la Guerra Civil de sobra conocidos, la figura de Rodríguez ha estado muy oscurecida pese al papel que desempeñó, ya que incluso fue el último y fugaz alcalde del Madrid republicano, cargo que solo ejerció el 28 de marzo de 1939 y desde el que le cupo la tarea de entregar la ciudad a los vencedores.

En opinión de Buren, “Melchor Rodríguez no interesa porque a la izquierda le recuerda su propia represión, la que ejecutó dentro de la República, y a la derecha también le recuerda su propia represión”, la que llevó a cabo durante la contienda y, sobre todo, en la posguerra.

En este sentido, apunta Leguina, dicha represión “no fue la misma ni en cantidad ni en calidad”, dada la perfección y la continuidad en el tiempo con que el franquismo se empeñó en ejercerla.

Rodríguez no se libró de esa represión y fue encarcelado al término de la guerra pese a la gran cantidad de testimonios favorables a su persona de gente de derechas, e incluso del mismo aparato franquista, como el general Agustín Muñoz Grandes, quien fue el primer comandante de la División Azul y llegó a ocupar la Secretaría General del partido único del régimen franquista, FET y de las JONS.

Leguina comenta que “hoy Rodríguez sería profesor de universidad, porque era un tipo interesado en la cultura. Habría disfrutado de la igualdad de oportunidades que aporta este tiempo, habría accedido a una beca y, desde luego, no habría pasado la vida tan mala que pasó.”

Finalmente, el homenaje a la trayectoria de Melchor Rodríguez se ha materializado en una calle en Madrid, algo que venía ya de lejos como propuesta, y que en el actual Ayuntamiento de la capital fue de nuevo impulsada por el concejal de Ciudadanos Miguel Ángel Redondo.

Tras muchas vicisitudes, estará en Aravaca, tras haberse descartado varias otras opciones quizá más visibles, cuenta Rubén Buren.

Pese a la pereza que, en particular al Leguina novelista, le provoca hablar de la actualidad política, se impone mencionarla siquiera de pasada, en especial en lo tocante a la situación de la izquierda.

Y con cierta cachaza se pregunta: “¿Qué puedo pensar yo de una izquierda española que se ha hecho nacionalista, que ha pasado del internacionalismo proletario al nacionalismo separatista, que siempre ha estado vinculado a la burguesía?”.

Por Fernando Prieto Arellano

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