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Un expresivo Marcelo Rebelo de Sousa se instala en el Museo de Cera de Madrid

Un expresivo Marcelo Rebelo de Sousa se instala en el Museo de Cera de Madrid

EFE

Lisboa —

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Con su imborrable sonrisa y la expresividad que le caracteriza, el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, se ha sometido, con EFE como testigo, a la sesión fotográfica y de toma de medidas previa a la elaboración de su figura, que en breve se instalará en el Museo de Cera de Madrid.

De pie y con las manos un poco levantadas, como si estuviera gesticulando con ellas al hablar, ésa es la posición elegida por el propio Rebelo de Sousa, quien dejó claro al equipo artístico del Museo que no quiere que se le vea serio.

Es una posición “casi de Papa”, bromeó, mientras le fotografiaban y tomaban medidas con una cinta de su color favorito, el azul, el mismo que suele usar en sus corbatas, especialmente tirando a claro.

Con paciencia y sin dejar de mover las manos, “de pianista” -dijo-, Rebelo de Sousa (Lisboa, 1948) posó en los jardines del Palacio de Belém y respondió a las preguntas de quienes le van inmortalizar de la manera más fidedigna posible. Como ellos dicen en su web, la del Museo, no caben interpretaciones, el objetivo es la exactitud.

¿Cual es su altura?, le preguntaron y la respuesta fue: “1,78 era, ahora ya está bajando”. Y cuando comentaban el color de sus ojos, les aclaró que es “azul verdoso, una especie de coral”.

Mientras los artistas hacían su trabajo, el presidente aprovechaba para conversar con ellos y con EFE, y para ultimar detalles de su agenda con sus colaboradores.

Una agenda de vértigo, que parece increíble si no fuera porque se le conoce, ya antes de llegar a la presidencia, por su hiperactividad y su falta de sueño. De hecho, solo duerme entre tres horas y media o cuatro.

“Siempre he sido así”, el no dormir “fue una consecuencia de la Revolución (de 1974) y del periodismo”, según el presidente, -ex periodista, tertualiano y profesor universitario-, quien relató que en aquella época las noticias salían todas de madrugada.

Y ahora se ha convertido en “una patología crónica” que, sin embargo, no se nota en su físico ni en su energía, ni se notará en la figura que se exhibirá en la sala de jefes de Estado del Museo madrileño.

Su elaboración lleva tiempo, debido al complejo proceso que los expertos deben seguir para reproducir lo más fielmente posible al personaje, en este caso a un jefe de Estado especialmente expresivo.

Modelar la figura en barro es el primer paso, y solo se puede dar si se tienen las medidas y fotografías del original desde todos los ángulos posibles.

Una vez modelada la cabeza, se obtiene su negativo de silicona, y posteriormente el contramolde de escayola, que es el que se rellena de cera de abeja líquida a una temperatura de 70 u 80 grados.

Al enfriarse, la cera forma una capa sólida de 2 ó 3 centímetros, que se separa del molde. La misma técnica se utiliza para el cuerpo, aunque sólo las partes vistas, como manos o brazos en su caso.

Del color y tamaño de los ojos se encarga un especialista ocular y de los dientes un protésico dental.

Y en cuanto al cabello, una vez contrastado el color, con sus matices y grosor, se utiliza pelo natural para cabeza, barba y cejas. Hasta 500.000 cabellos se han llegado a introducir, uno a uno, con una aguja muy fina y, posteriormente, se cortan y peinan al estilo del personaje.

El toque final pasa por dar el tono de piel y reproducir hasta el mínimo detalle, como arrugas, manchas cutáneas o cicatrices, con pintura al óleo para las partes en cera y acrílica para el resto.

Ya sólo queda vestirlo y en el caso de Rebelo de Sousa y de la mayoría de los personajes de actualidad, son ellos mismos los que ceden la ropa y complementos con los que desean exhibirse en el Museo.

Traje oscuro, camisa blanca y, como no, corbata azul es la indumentaria que lucirá la figura del presidente de Portugal en el Museo de Cera, donde ya están las de sus antecesores Aníbal Cavaco Silva, Jorge Sampaio y Mário Soares.

Estará acompañada por la de otros tres ilustres portugueses, -el descubridor Vasco de Gama, el poeta Luís Vaz de Camoes y el futbolista Ronaldo-, y será vista por los miles de ciudadanos lusos que visitan el museo y que representan el 25 % de su público total.

De ahí que, según el equipo del Museo que se trasladó a Lisboa, la iniciativa de realizar esta nueva escultura representa un homenaje no solo a la figura del Jefe del Estado, sino también a toda la nación portuguesa.

En septiembre, Marcelo Rebelo de Sousa se convertirá en el último inquilino de los más de 470 que ya conviven en el Museo madrileño, inaugurado en 1972, con una figura de Cristóbal Colón.

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