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Morente y Habichuela, flamenco en vena

Morente y Habichuela, flamenco en vena

EFE

Granada —

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Juan Habichuela Nieto y José Enrique “Kiki” Morente, descendientes de dos reconocidas sagas flamencas, llevan en vena el cante jondo que aprendieron en las calles del Albaicín como si fuera un juego de niños, una niñez a la que regresan hoy para rememorar este legado con un concierto en Granada.

Una casa con vistas a la Alhambra y el sabor flamenco del Albaicín y el Sacromonte granadinos acogen los ensayos de “Kiki” y Juan, dos amigos de la infancia que se tratan de hermanos, como si fuera ayer cuando jugaban por esas calles empedradas de Granada.

El flamenco de dos sagas reconocidas de este arte bulle en las venas de estos artistas, que aún miran de lejos la treintena pero que acumulan horas sobre tablaos y teatros, y también en cuevas añejas como la Venta El Gallo, en la que actúan esta noche para “brindar por los que no están”.

José Enrique “Kiki” Morente, hijo del fallecido Enrique Morente y de la bailaora Aurora Carbonell, se apoya en las cuerdas bien tocadas de Juan Habichuela Nieto, guitarrista de raza, con una pose que recuerda a la de su abuelo y apego a la música “que se siente”.

En declaraciones a Efe, estos dos jóvenes recalcan la alegría de hacer lo que más les gusta en “nuestra tierra, nuestro barrio” y aprovecharán la actuación de esta noche para “acordarnos de los nuestros en un sitio tan emblemático”, ha explicado “Kiki”.

Miran con respeto un tablao “histórico” al que se subieron también los suyos pero lo hacen con la sinceridad de tocar para sentir, para “que surjan cosas nuevas”, para disfrutar.

“Siempre es bello juntarse, ahí está la inspiración, el momento de preparación, juntarse para compartir ideas, letras, música”, ha explicado Juan, que espera que el duende le pille guitarra en mano “para disfrutar de cada música que se toque con el corazón”.

Ante la mirada atenta de la familia y el olé espontáneo y sincero que resuena cuando ensayan, recuerdan una infancia en la que jugaban y bebían del arte de dos sagas a las que representan con orgullo.

“El flamenco es nuestra vida, como el comer. Yo he jugado al fútbol en mi barrio, pero también he jugado con mi guitarra, con mi amigo, con el cajón y nuestros cantes”, ha explicado “Kiki”, que ve los apellidos “reversibles” porque “hay días que te pesa y días que te da fuerza, es una responsabilidad pero también un privilegio”.

Con el apellido a cuestas o como alas, los dos artistas afrontan el futuro desde la pureza, unos cimientos a los que se aferran para empezar a construir sus casas musicales.

“Son nuestros antepasados, sin ellos no estaríamos aquí. Tenemos siempre que brindarles lo que hacemos a ellos y no tomarlo como un sacrificio o un duelo, sino un gozo de poder expresarte y soñar con la música”, ha apuntado Juan Habichuela Nieto,

Con su guitarra en brazos, Juan describe el flamenco como un “método de expresión, de alegría o de pena, por eso se llama cante jondo” y aunque apuesta por cultivar otras músicas, “el flamenco tienes que dolerlo y disfrutarlo”.

Juan mira a “Kiki” y recuerda que en sus casas “se ha vivido del flamenco” sin necesidad de echar mano de temas comerciales.

“Su padre siempre decía que con lo que se vende el pescado es el flamenco, pero se venden emociones, sentimientos que pasan por nosotros mismos. Transmitirlo al público y que te lo haga saber con un aplauso o un olé te hace querer seguir aprendiendo”.

El guitarrista apuesta por enseñar en los colegios este arte para que los niños sepan que hay “una base de doce tiempos donde se juega en la alegría y la soleá, que un niño sepa que hay un lenguaje más que es el flamenco”, y lo dice pese a que cuando él lo era prefería “jugar con Batman que jugar a lo que era una nota”.

Planean un disco que “Kiki” espera para el próximo verano, “un disco juntos de cante y guitarra, de flamenco clásico”, el mismo que ofrecerán “con toda la verdad” en su actuación de hoy.

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