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Mortensen ve en Camus una reflexión del choque entre Oriente y Occidente

Mortensen ve en Camus una reflexión del choque entre Oriente y Occidente

EFE

Barcelona —

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El actor norteamericano Viggo Mortensen, que interpreta el papel de un maestro rural en la Argelia preindependiente de 1954 en una adaptación de un cuento de Albert Camus, ve en el escritor “una reflexión profunda del choque actual entre Oriente y Occidente, entre el mundo católico y el musulmán”.

Viggo Mortensen interpreta el personaje de Daru, un solitario colono que habla francés y algo de darija -árabe dialectal magrebí- y se ocupa de repartir granos y letras y sumas y restas entre los niños de los alrededores, en las montañas del Atlas, hasta que un día le traen a un prisionero argelino al que tiene que vigilar y llevar a la policía colonial francesa.

El actor elogia la adaptación hecha por el director David Oelhoffen, en su segundo largometraje, del relato de Camus “El huésped” (“L'Hôte”): “Me pareció que la adaptación del cuento era muy buena y también su expansión”, ha dicho a Efe Mortensen, que se sintió atraído además por la oportunidad del filme “en un mundo actual, lleno de conflictos políticos, culturales, entre un mundo mayormente cristiano y otro musulmán”.

A Mortensen le atrae de Camus “su escritura, su manejo del idioma, una lengua muy cercana, que escribía de manera que se le entendía, pero además era un humanista, un valiente tratando temas sociológicos o sociopolíticos. Ojalá hubiera más gente como él, que no tiene miedo de meterse en el fango (...), de cambiar de opinión si hace falta e incluso de decir que no tiene respuesta”.

Confiesa que la lengua fue una dificultad en momentos del rodaje, pues además de aprender algunas frases en el árabe de la zona, tuvo que refrescar su francés y reeducarlo: “Aprendí el francés de Québec, ya que durante mi adolescencia vivía en el pueblo de mi madre, en la frontera con Canadá, y tuve que modificar ese deje y ese vocabulario”, comenta.

“Lejos de los hombres”, que se estrena esta semana en España, narra con todos los elementos de un “western” clásico un relato de amistad, honor y supervivencia.

Mortensen piensa que la película posee los elementos del “western”: “Los paisajes, el ritmo, los silencios, la cuestión de los pueblos originarios, el conflicto cultural, el imperialismo de una sociedad y cultura que intenta imponerse sobre otra preexistente”.

También “el uso de los recursos, la idea de propiedad, de límites, de fronteras, el momento civilizador descubriendo nuevos sitios, imponiendo normas y leyes sociales”.

Ve también paralelismos entre su personaje y el de Gary Cooper en “Sólo ante el peligro”, con “un tipo que ha tenido experiencias con la violencia, la corrupción política, que piensa que ha hecho su trabajo como justiciero, como policía y soldado, y que ya no quiere saber nada más de eso y quiere vivir su vida, pero se ve envuelto nuevamente en ese conflicto”.

El maestro, añade, quiere “vivir de manera sencilla y hacer el bien y eso lo hace enseñando a leer a niños árabes en las montañas Atlas, con una vida casi de monje, que no molesta a nadie ni quiere que lo molesten, pero descubre que no puedes huir de los problemas de la vida, las enfermedades, la muerte o los conflictos sociales”.

Una posible lectura que se puede extraer del filme, a su juicio, consiste en que “es posible hablar” desde la diferencia, que “se puede tratar de compartir de forma sincera, sin interés de lucro o de poder, compartir lo que uno es y uno piensa con los demás”.

Los personajes protagonistas van revelando poco a poco lo que son: “Al compartir, se abren a la posibilidad de entender”.

Desde su llegada ayer a Cataluña y viendo la televisión, Mortensen percibe que cada cual ofrece un cuento diferente, una versión diversa de los hechos. El peligro es no hablar y, más que eso, no escuchar al otro“.

Y añade: “Si se hace un esfuerzo, se pueden aprender muchas cosas con internet; pero la gente, por falta de voluntad, refuerza sus opiniones preexistentes sobre la política, el sexo, la religión, la moda, la comida. Van a lo que ya conocen y lo amplían, en lugar de ver cosas nuevas, nuevos sabores, nuevos olores, nuevos gustos”.

Revela Mortensen que, en cierto modo, él también es como Daru: “Disfruto mucho de la soledad, del silencio, me gusta el campo; y tengo amigos que no aguantan dejar de hablar por teléfono, escuchar la radio o ver la tele más de media hora y me llevo bien con ellos, pero no comparto ese modo de vida. De hecho, si no tengo un ratito a solas, sin hablar, sin mucho ruido, me pongo ansioso”.

El actor neoyorquino ha acabado una película independiente norteamericana, “Captain Fantastic”, en la que interpreta el papel de un padre de familia con seis hijos, de entre 7 y 18 años, que viven en el bosque alejados de la civilización, sin electricidad, sin internet, sin teléfono, sin televisión, pero con muchos libros, que estudian cada día, saben cazar y pescar, cultivan su huerto“.

Según Mortensen, “aunque el padre es fantástico, sin querer ha perjudicado a sus hijos con esa protección, pues no vio que no aprendían a interactuar con otras personas”.

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