¡Nasdrovia Córdoba!, identidad gastronómica andalusí rumbo a Polonia

Con un ¡Nasdrovia Córdoba! se han despedido de la ciudad una veintena de jóvenes estudiantes de cocina, de la Escuela de Gastronomía de Pila (Polonia), que han pasado tres semanas estudiando los ritos y costumbres que hacen única a la cocina andalusí, especialmente a la de Córdoba.

Y es que, de entrada, nada hay más alejado de la dieta mediterránea que la cocina polaca, una mezcla de gastronomías eslavas y alemanas, que incluye también toques judíos, armenios, turcos o franceses, pero que dista mucho del modo en que se vive en el sur de España el plato en la mesa, convertido en una seña de identidad más.

Los estudiantes aterrizaron en Córdoba el 9 de julio, acompañados de tres monitoras, que han disfrutado tanto o más que los jóvenes, con edades comprendidas entre los 17 y los 20 años, todos ellos aprendices de cocinero.

En su plan de estudios, diferentes materias relacionadas con el binomio gastronomía y turismo, como el proceso de producción de vino; la producción de queso de cabra; organización del banquete; producción de cerveza artesanal o exportación de productos bajo el paraguas de la marca Andalucía.

Todo ello, entre clase y clase de cocina tradicional española, impartidas por el chef Rafael Torres, de Bodegas Campos, y bajo la coordinación de Patricia Gallego, que explica a Efe que el programa de actividades “integral” ha permitido a los alumnos hacerse una idea del peso que tiene la gastronomía en “la identidad” de las ciudades.

“Están muy contentos de poder ver, por una parte, las tripas de la cocina, y poder elaborar salmorejo o tortilla de patata; y encantados también de poder hacer excursiones a otros lugares cercanos, como una bodega en Montilla. Ha sido una experiencia integral”, apunta Gallego.

El grupo ha estado acompañado en todo momento por la directora de Caracol Tours, Isabel Calvache, que ha introducido a los alumnos en el mundo de los productos gastronómicos cordobeses, y los ha guiado en sus visitadas a almazaras, secaderos de ibérico, bodegas, destilerías de anís o una quesería.

El queso ha sido, por ejemplo, el “sabor más intenso y favorito” de la estudiante Agata Burzynska, una joven de cuarto curso de hostelería que sueña con especializarse en pastelería y que ha quedado maravillada con el proceso y con el sabor del queso de la zona.

“Tenía un sabor asombroso. Era como muy natural y además hecho a mano”, apunta la joven estudiante, que dice que, a nivel gastronómico, lo más novedoso ha sido aprender a preparar el pescado y a elaborar “unos pasteles enormes”.

Una de las monitoras, Monika Roj, opina que lo verdaderamente importante es que, además de que adquieren conocimientos ligados a la gastronomía, también disfrutan del placer del viaje.

“Es algo poco habitual y nuevo para ellos, porque además les permite conocer y experimentar nuevos estilos de vida”, señala la profesora.

De hecho, ella y los alumnos no se han quedado en la cocina, sino que han podido visitar todos los monumentos de la ciudad y también de ciudades como Granada, Sevilla o Ronda, acompañados por el equipo de Bodegas Campos y por Calvache, a la que los alumnos han obsequiado con un gorro de chef y una foto firmada.

Tras la entrega de diplomas, que tuvo lugar ayer, el grupo ya ha viajado de vuelta a su país, no sin antes recibir la invitación, por parte de Rafael Torres, de que, en un futuro próximo, vuelvan a hacer las prácticas de cocina bajo su tutela en Bodegas Campos.