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Pedro Ceinos, dos décadas tras el intrincado enigma de los caracteres chinos

EFE

Pekín —

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¿Son jeroglíficos los caracteres chinos, su forma nos da pistas sobre su significado? Esta incógnita, un dolor de cabeza tanto para estudiantes como para estudiosos del mandarín, es la gran obsesión de Pedro Ceinos, un español que lleva casi 30 años en China y 20 de ellos intentando responder a esta pregunta.

Ceinos (Madrid, 1960), que reside en China desde 1988 y buena parte del tiempo lo ha hecho en la “remota” capital provincial de Kunming, vive casi enclaustrado en su habitación examinando miles de caracteres, una tarea que inició en los 90 y ha retomado en los últimos cinco años.

El resultado son dos libros que se han publicado con 18 años de intervalo entre uno y otro: “Manual de Escritura de los Caracteres Chinos”, publicado en 1998, y “Caracteres chinos, un aprendizaje fácil basado en su etimología y evolución”, que la misma editorial (Miraguano) lleva ahora a las librerías españolas.

“Los caracteres chinos fue lo primero que me llamó la atención dentro de la esta lengua, por ello la empecé a estudiar, y cada vez me pareció más interesante destacar su aspecto pictográfico”, cuenta Ceinos en una entrevista con Efe en Pekín.

Este autodidacta, sin formación filológica especializada, pero leyendo todos los manuales que sobre los caracteres ha podido recopilar, Ceinos ha llegado a una conclusión bastante revolucionaria en la investigación del mandarín: la de que los caracteres se pueden aprender fácilmente porque todos sus trazos dan pistas sobre su significado.

Comúnmente se considera que la mayoría de los caracteres chinos tienen dos partes: un “radical”, generalmente en el lado izquierdo, que da información difusa sobre el significado, y otra sección, normalmente a la derecha, que o bien no tiene sentido concreto, o, en todo caso, puede sugerir la pronunciación del símbolo.

Ceinos, que ya en su primer libro hace 18 años intentó buscar significados ocultos a los caracteres chinos, asegura en su nueva obra que todas las partes del carácter informan del significado, algo que en sus palabras “podría cambiar para siempre la forma en que los occidentales estudian el chino”.

El primer libro lleva ya 12 ediciones y 16.000 ejemplares vendidos, “pero era la obra de un estudiante para otros estudiantes. En éste me he obligado a ir más allá y no quedarme en algunas reglas lógicas sino en ir avanzando hacia un conocimiento mayor de los caracteres”, explica.

Según Ceinos, los caracteres chinos perdieron parte de su relación con lo que significaban, volviéndose más enigmáticos, ya en la época clásica de China, hace más de un milenio, debido a que se intentó entonces dificultar su enseñanza para que sólo los dominaran las clases más altas y formadas.

“No había mucho interés en que el idioma fuera fácil de aprender, y en cierta forma se ha heredado este tipo de mentalidad”, explica este madrileño, quien también ha trabajado como guía turístico.

Su idea de buscar significado pictográfico a todas las partes de todos los caracteres no es compartida por todos los lingüistas chinos, pero el hecho de que su nuevo libro se haya presentado en el Instituto Confucio de Madrid, el centro oficial de enseñanza de mandarín, demuestra que las propias autoridades culturales chinas están abiertos a su iniciativa.

“El Confucio da bastante libertad académica para presentar libros, incluso aunque estuvieran en contra de las teorías más en boga”, subraya el madrileño, quien no cree que el chino vaya a ser, como algunos dicen, el idioma del futuro, pero sí piensa que dentro de unos años estará mucho más extendido en el extranjero.

“Igual que en los años 60 o 70 tener dominio del inglés era un as en la manga para hacer negocios, seguramente en el futuro conocer el chino va a ser determinante para una persona, por la importancia que está teniendo China”, apunta el escritor.

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