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Piedad Bonnett da voz al dolor, “el precio del recuerdo”, en “Los habitados”

Piedad Bonnett da voz al dolor, "el precio del recuerdo", en "Los habitados"

EFE

Madrid —

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Tras el suicidio de su hijo a los 28 años, la poeta y narradora colombiana Piedad Bonnett recibió una avalancha de cartas sobre el dolor, la enfermedad mental o el suicidio. Ahora ese dolor de los otros, que se suma a la reflexión sobre el suyo propio, ha quedado encerrado en “Los habitados”.

Un libro con el que ganó la XIX edición del Premio de Poesía Generación del 27, que acaba de ser publicado en España y América Latina por Visor, y en el que Piedad Bonnett (Amalfi, Antioquia, 1951) da voz a todos los que en algún momento se han sentido invadidos por el miedo, la angustia o el desasosiego.

“Después del suicidio de mi hijo empezaron a salir, lento, muy lento, unos poemas de tono íntimo, casi como cartas al ausente que forman parte de la segunda parte de 'Los habitados'. Para ese entonces, no sabía ni siquiera si iban a ir algún día en un libro”, explica Bonnett en una entrevista con Efe.

“Mientras tanto -continúa la autora- escribí mi libro testimonial 'Lo que no tiene nombre', cuya publicación hizo que recibiera todas estas cartas. Y pensé en tanta gente que ha sido encerrada, discriminada, malentendida. En tantos músicos, escritores, científicos, y también en tantos seres anónimos víctimas de ese sufrimiento, y me pregunté cómo podría nombrar poéticamente esa conciencia atroz de estar invadido por otro.

Divido en dos partes, “Los habitados”, es un libro en el que la escritora ha invertido cinco años en búsqueda, hallazgos, visitas a un manicomio estatal, hasta dar con voz exacta para poder expresar estas realidades y no caer “en la truculencia, el patetismo o la voz impostada”.

“Fue un proceso largo de búsqueda y hallazgos”, sostiene Bonnett que el pasado mes de octubre publicó toda su poesía reunida en un solo volumen.

Premio Nacional de Poesía y Casa de América, entre otros muchos galardones, Bonnett ha hecho del dolor una forma de resistencia y sabido sacar luz a la cicatriz, y ahora que se mete en estas páginas y escribe desde la mirada del otro, también lo hace. Da un respiro, toma aire y muestra esperanza en la última parte del libro, que se abre con el nacimiento de su nieta, aunque sin olvidar a su hijo y pide al dolor no la abandone.

“Para que no te mueras doblemente/pido al dolor que sea mi alimento, el aire de mi llama, de la lumbre/donde vengas a diario a consolarte de los fríos paisajes de la muerte”, escribe.

“Son poemas tristes pero no desesperanzados. Siempre hay un hálito de vida empujando. Pero el dolor es el precio de recordar. Y yo creo que preferimos sufrir que olvidar a los seres amados que perdimos”, recalca.

Bonnett, una de las voces colombianas más consagras, además de poeta y narradora es dramaturga y crítica, quiso mandar este poemario al premio de Poesía Generación del 27 y finalmente,lo ganó el pasado 11 de noviembre.

Así este poemario se ha convertido en algo muy especial para su autora. “Creo que en él mi voz cambia, sin dejar de parecerse a la de los libros anteriores. Un crítico acaba de escribir que es el último de una trilogía - 'Las Herencias', 'Explicaciones no pedidas' y 'Los habitados' y yo creo que acierta”, dice.

“Mi vida está dando esa curva en que se despide para siempre de la juventud, aun sintiendo, paradójicamente, que se es todavía joven. Y este libro marca muy bien ese momento, de conciencia tremenda, pero serena, de que la realidad nos hace muchas veces impotentes”, concluye.

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