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Praga reivindica en una muestra sus nexos con el vanguardista Henri Rousseau

Praga reivindica en una muestra sus nexos con el vanguardista Henri Rousseau

EFE

Praga —

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La Galería Nacional de Praga inauguró hoy una muestra sobre el pintor vanguardista francés Henri Rousseau, en la que se reivindica el impacto de este representante del arte “naíf” en los creadores checoslovacos.

Sesenta obras, en su mayoría pinturas, componen esta exposición en recuerdo de Rousseau y que se puede ver en el palacio Kinski de la capital checa hasta el 15 de enero bajo el título “El paraíso perdido del artista”.

Henri Julien Félix Rousseau (Laval, 1844 - París, 1910), nació en el seno de una familia de hojalateros de Bretaña (noroeste de Francia), trabajó en una oficina de impuestos de alimentos -de ahí el apodo de “El aduanero”- y se retiró a los 49 años para dedicarse plenamente a la pintura.

“Al principio el público se reía de él, pero poco a poco empezaron a valorarlo algunos artistas, literatos y coleccionistas, ya que en sus obras anticipó o resolvió problemas parecidos a como lo hicieron Paul Cézanne, Paul Gauguin, Pablo Picasso o Frida Kahlo”, explicó la comisaria de la muestra, Kristyna Brozova.

Afirmó, por ejemplo, que la artista mexicana se expresó de forma parecida a Rousseau, pero mostrando su propia realidad o que Picasso organizó un banquete en su honor en 1908.

Según la comisaria, el pintor bretón tuvo gran impacto en los representantes de la vanguardia checoslovaca, como Emil Filla, Frantisek Muzika, Adolf Hoffmeister, Marie Cermínová “Toyen”, Antonin Prochazka o Josef Sima, entre otros.

Tras su aceptación en esos círculos vanguardistas, Rousseau acabó convirtiéndose en un “arquetipo para la cultura popular checa”, afirmó Brozova.

Tuvo gran impacto en el grupo “Der blaue Reiter” (El jinete azul), abanderado por el ruso Vasili Kandinski, precursor de la abstracción en pintura.

Incluso se le atribuye el nacimiento del fauvismo junto a Henri Matisse, una corriente caracterizada por el uso de colores puros.

De las pinturas expuestas en Praga, 34 provienen del Museo de Orsay de París, donde este verano se clausuró una importante muestra monográfica sobre Rousseau.

El resto de las obras proceden del Centro Pompidou y del Museo Picasso de París, así como de colecciones privadas checas y de la propia Galería Nacional, en cuyo poder obra el “Moi même” (Yo mismo), un conocido autorretrato del artista francés que el Estado checoslovaco compró en 1923.

Además de la temática típica de jungla, a pesar de que el pintor nunca salió de su país, en la muestra hay también bodegones y fotografías, así como trabajos de autores checos a quienes Rousseau inspiró.

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