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Publican 210 fotos inéditas de la Guerra hechas por un conductor de ambulancia

Publican 210 fotos inéditas de la Guerra hechas por un conductor de ambulancia

EFE

Barcelona —

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El libro “Live Souls” (Almas Vivas) recoge 210 fotografías inéditas de la Guerra Civil española realizadas por Alec Wainman, fotógrafo aficionado y conductor de ambulancias durante el conflicto, que su hijo John Alexander encontró en Londres tras 40 años desaparecidas.

En una entrevista con John Alexander Wainman, escondido en el libro tras el seudónimo de Serge Alternés, ha explicado que su padre era “un fotógrafo aficionado y voluntario de la British Medical Union, que recorrió los territorios donde el conflicto era más intenso, especialmente en Cataluña, con la ambulancia que él mismo conducía”.

Después de un largo proceso de búsqueda, John Alexander Wainman reunió el corpus completo de las fotografías de su padre, un total de 1.650 instantáneas, todas en buen estado, ocultas en una maleta, “la maleta inglesa” por analogía a la “maleta mexicana”, desaparecida durante siete décadas y que contenía los negativos de entre 4.500 fotografías de Robert Capa, Gerda Taro y David Seymour (Chim) de la Guerra Civil española.

El hijo de aquel conductor anglocanadiense, que se refiere a “Live Souls” (Comanegra) como “un proyecto de vida”, relata las dificultades por las que ha pasado durante décadas para encontrar las fotos de su padre tras un largo proceso de investigación.

“Sabía que mi padre fue chófer de ambulancia durante la guerra como voluntario inglés, pero no me habló mucho de su vida y sabía que tenía un archivo de sus fotografías, que envió a Inglaterra para publicarlas en 1975, el año de la muerte de Franco”.

Sin embargo, continúa, la editorial que debía publicarlas quebró y su padre ya no consiguió recuperarlas, pero “un golpe de suerte me permitió hallarlas, porque el editor tenía demencia y mi padre ya había muerto, pero afortunadamente una directora literaria de aquel editor, Jeanne Griffiths, que había mantenido correspondencia con Alec, halló la colección en una maleta en la casa del editor en el Soho”.

Fue una “verdadera liberación” descubrir por fin unas fotos que “evidentemente tienen una importancia político-histórica, pero sobre todo tienen un valor humano, porque muestran el día a día de ciudadanos, voluntarios y combatientes, así como algunos espacios del país que hoy son irreconocibles”.

La presente edición incluye un prefacio del hispanista Paul Preston, quien apunta que aquellos voluntarios fueron a España a luchar o, como en el caso de Wainman, para servir como personal médico, y no sólo por los españoles; en grado menor, por ellos mismos, y sobre todo, por la supervivencia del mundo civilizado“.

Alec Wainman, que durante la II Guerra Mundial formó parte del servicio secreto inglés en Italia y de la delegación británica en la Austria ocupada por los aliados tras 1945, debido a su conocimiento de la lengua rusa, se marchó a Vancouver (Canadá), donde ejerció de profesor universitario de lengua.

En 1981 le diagnosticaron Alzheimer, que padeció hasta su muerte en 1989, pero “todavía tuvo tiempo de visitar España con su mujer, descubrir emocionado la España libre por la que había luchado al visitar Barcelona, Sevilla, Córdoba y Madrid”.

Las fotos de la Guerra Civil fueron tomadas con su cámara Letiz Leica y, según su hijo, “Alec Wainman consiguió sacarlas de España sin censura porque ocultaba los carretes entre el material médico”.

El punto álgido de la historia humana que retrata Wainman es el frente del Ebro, donde fotografió a muchos niños de la Quinta del Biberón, la que “para muchos, fue la primera batalla de la II Guerra Mundial”.

De ese modo, identificó a los hijos de Pepe Robles, el traductor de Dos Passos, que aparecen en Montserrat; el médico británico Reginald Saxton, un pionero en la medicina de guerra con las transfusiones de sangre; Wainman documenta las primeras semana en el caótico frente de Huesca, los hospitales de campaña de las brigadas internacionales en Grañén y Poleñino, los trenes hospital de la batalla del Ebro o la retaguardia en Barcelona, con una curiosa foto del pintor Joaquim Mir bebiendo en porrón en el jardín de su casa.

Hay también historias personales como la de Manuel Álvarez, un niño que fue salvado de morir ahogado en el Ebro por un voluntario canadiense: “Álvarez emigró a Canadá como mecánico para buscar a su salvador al que por fin localizó al final de su vida y del que sólo sabía que era 'el soldado alto', y al que sólo había oído 'Yo canadiense, yo canadiense'”.

John Alexander Wainman recoge la que parece ser una foto durante la evacuación del poeta John Cornford herido en el frente; y atribuye otra del 23 de septiembre de 1936 al beato Martín Martínez Pascual, el sacerdote de 25 años que se había visto forzado a la clandestinidad y que más tarde sería uno de los miles de sacerdotes asesinados por la milicia republicana anticlerical.

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