Rubén Pozo cree que nadie que le siga “busca lo que tenía en la garganta Freddy Mercury”

La “suciedad” musical inherente a Rubén Pozo encuentra freno y “cintura” en su segundo disco de estudio en solitario, “En marcha”, ante la labor perfeccionista del productor Nigel Walker, aunque sin perder las señas de identidad que lo hicieron conocido, sobre todo como miembro del dúo Pereza.

“Nadie que me siga lo hace buscando lo mismo que tenía en la garganta Freddie Mercury”, afirma durante una charla con Efe este músico criado en Madrid, con motivo de la publicación esta semana de la continuación de “Lo que más” (2012).

Asegura que no ha cambiado de opinión, pero si entonces defendía los discos poco manoseados en el estudio para no caer en trabajos “descafeinados”, esta vez ha intentado “no hacer el mismo disco” por contraposición.

“He buscado un sonido más depurado frente a la urgencia y espontaneidad del álbum anterior”, explica sobre este “En marcha” (Octubre/Sony Music), en el que ha trabajado con el famoso productor Nigel Walker.

La diferencia de criterios ha suscitado muchos debates entre ambos músicos, “uno muy limpio y otro muy sucio, con grano”, lo que hace, en opinión del autor, que el disco no pierda personalidad, pero gane con el “espacio sónico” que es capaz de levantar su productor.

A Rubén Pozo (Barcelona, 1975), que en uno de los cortes nuevos se presenta como “El chatarrero”, no solo la voz, sino también las letras y los motivos poéticos, parecen nacerle del contacto con las barreduras.

“Cojo expresiones que hemos tirado a la basura por desfasadas, materiales no muy nobles que escuchas en el grupo de colegas o lees en un tweet”, dice sobre fenómenos virales nacidos al albur de internet o de la televisión como “Hola ke ase”, que se ha colado en el primer corte de su álbum, “Esta es mi canción”.

En esa “metacanción”, que es un manifiesto personal sobre la música, están también los “descampaos” de Moratalaz en los que se crió este barcelonés de nacimiento, buscando la coherencia ortográfica de la gracia periférica.

A pesar de sus más de 20 años de experiencia desde su integración en la banda Buenas Noches Rose, aún le cuesta definirse como “escritor”. “Hago canciones, lo de escribir canciones me suena pomposo”, dice, antes de ratificarse mejor como un “cancionista”.

En el listado de las nuevas composiciones, destaca “Tonto de tanto (r'n'r)”, uno de esos temas de rock and roll que le salen “sin querer” y que, desde su punto de vista, “deben ser urgentes, divertidos y un pelín cabroncetes”.

Cuando apareció su primer disco en solitario, tanto Pozo como José Miguel Conejo, alias Leiva, su ex compañero en Pereza, argumentaron que en conjunto tenían tal cantidad de canciones que habría sido imposible ponerlas en común acuerdo para lanzar un álbum de la banda.

Conforme pasa el tiempo y se consolidan sus carreras independientes, parece hacerse más evidente sin embargo que Pereza se terminó para no volver más.

“Nunca se sabe lo que puede pasar. Entre Leiva y yo, esta separación es estrictamente musical. Los cimientos de la amistad siguen ahí y para mí siempre será un supercolegón”, asegura.

A su excompañero no le reprocha no haberle invitado cuando actuó como telonero de los Rolling Stones en el concierto que Sus Satánicas Majestades ofrecieron el año pasado en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid, un gesto que la que entonces fuera su pareja sí afeó a Leiva en las redes sociales.

“Eso fue un calentón. ¿Por qué me tiene que invitar? Cada uno hace lo que quiere”, asegura el intérprete de “Ozono”, que, a la pregunta de si le habría gustado subir al escenario, como hicieron Carlos Tarque y Ariel Rot, evade la respuesta. “Me gustó mucho verle desde fuera”, apostilla.